La práctica Zen te prepara para un mejor 2021

Por Chocobuda

En su Iluminación, Shakyamuni Buda pudo entender más allá de las palabras, cómo funciona el universo. Descubrió las Cuatro Nobles Verdades, pero también otros conceptos vitales para la cosmovisión budista. Uno de ellos es la Ley de Causa y Efecto.

Esta ley nos dice que absolutamente todo está interconectado, que todo tiene una razón de ser y que todo lo que hacemos tiene un gran impacto en la vida. La Ley de Causa y Efecto, también llamada Ley del Karma, nos permite confirmar que todo lo que vivimos es necesario, pero, además, nos da un sentimiento de responsabilidad realista y crudo.

Entonces, todo lo que hacemos tiene consecuencias. Puede que nos gusten o puede que no, pero siempre recibimos lo que damos. Es una ley simple que se debería mantener simple, pero el gran problema que siento estos tiempos, es que hemos creado un medio ambiente propicio para que las consecuencias de nuestros actos se amplifiquen y regresen a nosotros con mucha más fuerza.

En el pasado, cuando en mundo era más pequeño y no teníamos telecomunicaciones, un acto dañino, como un asalto a mano armada, afectaba a una comunidad pequeña y autocontenida. Con seguridad el ánimo y la vida se movían, pero las consecuencias del acto solo afectaban esa parte del mundo.

Hoy en día un acto dañino es documentado y publicado en línea, afectando la vida de posiblemente millones de personas. No es que el mundo esté peor que nunca, es más que las conexiones que tenemos nos permiten propagar odio, miedo y tribalización con toda facilidad.

Las consecuencias de un asalto a mano armada ahora tocan a muchas más personas que antes, haciendo que trasciendan a la comunidad en la que deberían suceder. No solo es el acto del robo que se ha publicado, sino el estado de ánimo y la negatividad que va en aumento día con día.

Entonces, en el umbral de un año nuevo lunar, es necesario abrir la conciencia y el corazón a esto. Considero de extrema importancia mirar hacia adentro y preguntarnos si en verdad queremos que 2021 sea igual o peor que 2020.

Entre diciembre de 2020 y hasta el 12 de febrero de 2021, tenemos una ventana de oportunidad de oro para cambiar el curso de la energía del mundo.  Es posible vivir una vida llena de belleza y paz, aún en el ojo de la tormenta humana. Pero hay que trabajar por ello y entrenar la mente para soltar y navegar las aguas.

Y para eso tenemos el Buddhadharma y la práctica Zen. El Shakya-sama nos dejó como legado un conjunto de reglas y filosofías que tienen el poder de cambiar la historia humana. Y no, no por medio de la revolución, sino por medio de la introspección y la práctica activa de la compasión.

No debemos desperdiciar la oportunidad. Llevemos belleza a todos lados. Debemos comportarnos con compasión y benevolencia. Aunque tarde un poco, eso que demos, regresará a nosotros y de manera amplificada.

Más al respecto en el video, a partir del minuto 27:17.