Siete mil años ya, una eternidad, el tiempo transcurrido desde que, tras verse obligados a optar entre dios o el diablo, Daniel eligió a Luce.
Siete mil años de eterno retorno, encontrándose y perdiéndose.
Siete mil años de maldición.
Siete mil años… y ahora todo se decide en apenas nueve días.
Como entonces. Porque ese es el lapso que los ángeles necesitaron para caer del Cielo a la Tierra, y el plazo del que ahora disponen para detener a Lucifer antes de que el más relevante de los caídos, el ángel que tanto les odia, borre el pasado y les fuerce a regresar a la casilla de salida.