La primera vez (en una imprenta) de Migue Martí

Por Joragtor

Migue con su perra Loza, que siempre le acompaña en su estudio. Foto: Óscar Garrido

Migue Martí (Ontinyent, 1987) desarrolla la labor de diseñador gráfico desde hace más de 10 años, tras de cursar los estudios superiores de diseño gráfico en la EASD de València.

Desde entonces alterna colaboraciones con diferentes estudios, como Supply Brand Agency de Oporto, Regular Animal de Miami, Jotateam Studio, democràcia estudi o and us de Dubai, con su carrera como diseñador independiente. A su entusiasmo por el diseño se suma una nueva inquietud: la enseñanza, ejerciendo como profesor en diferentes instituciones públicas y privadas, como por ejemplo Domestika

En 2015 publica “Il·lustres Valencians Il·lustrats” (Ed. Drassana) junto a Judith Coronado, cuyas ilustraciones fueron premiadas en el Certamen de Creación Joven València Crea en categoría de diseño gráfico. Además, el proyecto fue galardonado con el Premio al Mejor Libro Ilustrado de la Generalitat Valenciana en el año 2016.

Su carrera profesional ha sido reconocida con diferentes premios, como los Laus, los premios València Crea y los premios ADCV, y publicaciones como los anuarios de la ADCV y el Select de Index Books. También ha participado en diferentes exposiciones como la 5th International Triennial Art of Istanbul, la exposición personal “Words” y el III Congreso de Tipografía de València, donde también ofreció una charla.

Migue Martí es uno de nuestros clientes habituales, y siempre encuentra un espacio entre sus encargos para desarrollar proyectos propios como la campaña #Tornem #Volvemos. Una campaña de apoyo al comercio local y las pequeñas empresas basada en un mensaje claro y una serie de carteles directos y sencillos con eslóganes como «Comprar productos locales», «Come en el bar de tu barrio» o «Consume cultura». Todo el material se puede descargar de manera gratuita desde este enlace para imprimirlo y colocarlo en los comercios. 

Le preguntamos cual fue su primera experiencia en una imprenta y nos contó dos anécdotas. La idea era elegir una de ellas, pero nos hemos quedado con las dos 😉

«La primera es que mi padre me pagaba 100 pesetas por cada catálogo de las fiestas que repartiera con mi bicicleta.  Me llamaba mucho la atención ir a la imprenta que estaba al lado de mi casa a por ellos. Recuerdo al impresor que me los entregaba con su bata azul, el olor a tinta de los catálogos y esos ruidos potentes de las máquinas. No tenía ni idea que volvería más adelante a visitar habitualmente las imprentas»- 

«Cuando estábamos acabando en la escuela de diseño yo y dos compañeros hicimos un calendario con la intención de ganar algo de dinero. Éste iba encuadernado con gusanillo sobre una percha metálica (tenía su gracia). Recuerdo ir a una imprenta antigua del centro de València para producirlo, la Imprenta Nácher. Allí rodeado de programas de fallas el impresor nos dijo que desde que hay diseñadores la imprenta se había vuelto mucho más complicado. Nos hizo mucha gracia! Salió muy bien por cierto!»