La propuesta para la mejora de la Casa de Campo en la República

Por Lasnuevemusas @semanario9musas
Como es sabido, la Segunda República entregó la Casa de Campo, inmenso espacio verde de la Corona española, al Ayuntamiento de Madrid.

El 20 de abril de 1931 se dio un Decreto por el que se cedía tanto la Casa de Campo como el Campo del Moro a los madrileños, permitiendo al Consistorio de la capital que hiciera cuantas transformaciones y mejoras estimase oportunas en estos parques, incluyendo la posibilidad de levantar construcciones.

El Gobierno Provisional de la República estimaba que la capital tenía derecho a disfrutar de unos espacios verdes necesarios dada la densidad de la ciudad. La cesión oficial se realizaría el 6 de mayo, aunque se abrió al público en la primera fiesta oficial del primero de mayo.

Pues bien, en nuestro trabajo pretendemos plantear las ideas que aportó la Comisión especial encargada por el Ayuntamiento de Madrid para el estudio y regulación del aprovechamiento y utilización de la Casa de Campo, y en la que participó Besteiro.

La Comisión estimaba que había que posibilitar rápidamente la utilización de la Casa de Campo por parte del pueblo madrileño, pero había que velar por su riqueza, seguramente temiendo que, si no se tomaban medidas, como las que se planteaban, podía dañarse de forma irreversible. No olvidemos que el parque pasaba de un uso muy restringido a poder ser visitado por miles de ciudadanos.

En primer lugar, la Casa de Campo debía disponer de una " guardería " suficiente para su conservación. Además, el parque debía contar con servicios de limpieza, como papeleras, cestos metálicos, y evacuatorios para los visitantes.

El parque tenía que tener numerosas fuentes de agua potable, utilizando las aguas del Lozoya. Había que revisar las fuentes existentes para comprobar su potabilidad y si reunían las oportunas condiciones higiénicas. Se proponía que las fuentes podrían ser de tipo mixto, es decir de grifo y surtidor. Sabemos que la mayoría de las fuentes de la Casa de Campo son de esta época.

Había que acondicionar los caminos para permitir el tránsito de los carruajes, evitando la formación de polvo.

La Casa de Campo debía disponer de una señalización adecuada con indicadores de los caminos para la regulación del tránsito. En este sentido, además, se proponía colocar planos del parque en las puertas de entrada y en sitios visibles.

El Ayuntamiento tenía que dictar unas Ordenanzas para regular el disfrute del espacio verde, y exponerlas públicamente. La Comisión proponía algunas cuestiones: la prohibición absoluta de encender fuego, de deteriorar el arbolado y material, etc.

Con autorización oportuna se podía permitir el establecimiento de restaurantes y quioscos.

La Comisión era consciente que la Casa de Campo generaría muchos gastos al Ayuntamiento. Por eso, pensó que se podían conceder permisos pagados para el tránsito de vehículos, como, al parecer, se había hecho en el monte del Pardo.

Los comisionados opinaban que Casa de Campo podía tener también una funcionalidad pedagógica. En ese sentido, se proponía que un día a la semana se cerrara el parque para que solamente pudiera ser visitado por grupos escolares.

La segunda parte de la propuesta versaba sobre el uso social de la Casa de Campo. En este sentido, se quería el establecimiento de campos de deporte, que se situarían en la zona del Hipódromo y tiro al pichón. Se destinarían para fútbol, tenis, y se construirían boleras y frontones. Los campos de polo podrían alquilarse en beneficio de la posesión.

El estanque grande debía conservarse como estaba, habida cuenta de su enorme extensión, lo pintoresco de sus orillas, la gran variedad de fauna, su fondo arenoso y porque no presentaba ningún peligro para la salud. En todo caso, se había realizado un estudio sobre el paludismo, aconsejándose que se tomasen en consideración una serie de medidas referidas a la limpieza de las orillas del estanque, la desecación de la zona pantanosa próxima a la charca del patinar y la rectificación del curso de los arroyos en la parte este del parque, transformándose ambas zonas, aprovechando los árboles existentes para crear dos alamedas. El estanque se utilizaría para el recreo de pequeñas embarcaciones.

En la llamada " Charca de patinar ", que tenía unos doscientos metros de longitud, podía convertirse en una piscina popular sin grandes dispendios. No se recomendaba el estanque para el baño por todo lo que se había expresado, además de su escaso fondo, falta de renovación de agua y conservación de su forma.

La Comisión proponía la creación de un parque natural y de aclimatación para mejora y embellecimiento de una zona de la Casa de Campo, además de por su finalidad educativa y cultural. Sería un espacio donde se plantaría vegetación, especialmente arbórea, citando al madroño, pero también al pinsapo andaluz por encontrarse en peligro de extinción, y siempre en armonía con la vegetación de la zona.

También habría que crear un parque zoológico de fauna autóctona, pero también exótica. En este sentido, se abogaba por establecer un acuario de especies marinas y de agua dulce.

Había que aprovechar elementos ya existentes, como colmenas, instalaciones para la extracción de la miel o las moreras para fomentar la enseñanza de actividades como la apicultura y la sericultura.

Como fuente hemos empleado el número 6962 de El Socialista, de 3 de junio de 1931.

Podemos consultar el trabajo de este autor, "La entrega de la Casa de Campo al pueblo de Madrid en 1931", en Nueva Tribuna (mayo de 2018). Nos parece interesante acercarse al capítulo de Victoria Soto Caba, "Jardines de la Ilustración y el Romanticismo en España", en el libro de Adrian Von Buttlar, Jardines del Clasicismo y el Romanticismo, Madrid, 1993, pp. 277 y ss. Por otro lado, contamos con el libro de Luis Miguel Aparisi Laporta, La Casa de Campo: Historia documental, Barcelona, 2003, y, más recientemente con el trabajo de Juan Luis Roldán Calzado, Historia de la Casa de Campo, Madrid, 2017.