La prueba del cajón anterior tras cirugía

Por Jagonzalez

La prueba del cajón anterior es una de las más clásicas y comúnmente utilizadas por los profesionales que abordan problemas traumatológicos. Es rápida y no reviste especial dificultad. Por otro lado, es útil en determinar la posibilidad de afectación del ligamento cruzado anterior, una de las lesiones más presentes en el mundo del deporte.

Recordamos que la prueba consiste en aplicar una tracción posteroanterior sobre la parte proximal de la tibia con el sujeto tumbado en decúbito supino, cadera flexiona y rodilla tambien en flexión de 90º.  El profesional se sienta ligeramente sobre el pie del paciente para estabilizar la pierna. Se valora la integridad del ligamento cruzado anterior (LCA) y oblicuo posterior, el complejo arqueado poplíteo y la capsula articular. La afección de una o varias de esas estructuras se traduce en un desplazamiento anormal y mayor que el lado sano, por lo que se aconseja la realización de la prueba en la rodilla contralateral. Hay otras pruebas que evalúan el LCA, como la de Lachman, Slocum o “pivot shift”. Sin embargo, nos referiomos al cajón anterior por su asequibilidad. Parece, no obstante, que la prueba de Lachman junto con una buena historia y exploración son superiores para sospechar acertadamente de una lesión del LCA.

Lo que nos motiva este comentario es la observación muy habitual de la presencia de laxitud, de una mayor movilidad posteroanterior en muchas de las rodillas que tratamos posteriormente a la cirugía. Para un fisioterapeuta novel o no habituado podría parecer que la intervención no ha sido exitosa en su afán de proporcionar estabilidad a la rodilla. Podemos ver un video en el que se realiza la prueba a un paciente operado.


Sin embargo, la experiencia nos indica que la rodilla ha recuperado clínicamente su estabilidad, al menos en esta fase del periodo postoperatorio. Cabe pensar que los elementos activos serán suficientes, junto con la corrección quirúrgica y una recuperación propioceptiva y funcional, para permitir al paciente recobrar su estabilidad.
Por tanto, ante un cajón anterior mayor que la rodilla sana tras ligamentoplastia del LCA, no pensemos en un fracaso o pérdida de expectativas. Atendamos a las sensaciones del paciente y a las posibilidades de actividad funcional real.