La psicopatía o personalidad psicópatica es un trastorno antisocial de la personalidad.
Los psicópatas no pueden empatizar ni sentir remordimiento, por eso interactúan con las demás personas como si fuesen cualquier otro objeto, las utilizan para conseguir sus objetivos, la satisfacción de sus propios intereses. No necesariamente tienen que causar algún mal. La falta de remordimientos radica en la cosificación que hace el psicópata del otro, es decir que el quitarle al otro los atributos de persona para valorarlo como cosa es uno de los pilares de la estructura psicopática. Los psicópatas tienden a crear códigos propios de comportamiento, porlo cual sólo sienten culpa al infringir sus propios reglamentos y no los códigos comunes.
La falta de remordimientos en el psicópata radica en la cosificación que hace del otro, al que despoja de sus atributos de persona.
Sin embargo, estas personas sí tienen nociones sobre la mayoría de los usos sociales, por lo que su comportamiento es adaptativo y pasa inadvertido para la mayoría de las personas. Además, los psicópatas tienen como característica el tener necesidades especiales y formas atípicas de satisfacerlas, que en general implican cierta ritualización. El acto psicopático hacia el otro se configura mediante la necesidad del psicópata y su código propio, que desde su punto de vista lo exime del displacer interno.
El problema de las necesidades de los psicópatas es que al no ser compartidas por el grupo, no pueden ser comprendidas ni generar empatía, por situarse fuera de las leyes de la costumbre y del bien común, aunque estas necesidades son sentidas con fuerza e impelen a la acción para el psicópata. Además los psicópatas tienen un marcado egocentrismo, una característica que pueden tener personas sanas pero que es intrínseca a este desorden. Esto implica que el psicópata trabaja siempre para sí mismo por lo que cuando da, es que está manipulando o esperando recuperar esa inversión en el futuro.
Psicópata
Otra nota común es la sobrevaloración de su persona, lo que los lleva a una cierta megalomanía y a una hipervaloración de su capacidad de conseguir ciertas cosas y la empatía utilitaria, que consiste en una habilidad para captar la necesidad del otro y utilizar esta información para su propio beneficio, lo que constituye una mirada en el interior del otro para saber sus debilidades y obrar sobre ellas para manipular.
Ciertos autores de la corriente psicoanalítica suponen que la razón por la cual una persona psicópata es una persona perversa es porque se trata de sujetos cuya personalidad depende en gran medida de mantener el principio de realidad, pero careciendo de superyo. Esto hace que la persona psicópata pueda cometer acciones criminales u otros actos cuestionables con total falta de escrúpulos, sin sentir culpa.
Una personalidad psicopática no se restringe al asesino en serie, tal y como sugiere el estereotipo más extendido en nuestra sociedad acerca del psicópata. Un psicópata puede ser una persona simpática y de expresiones sensatas que, sin embargo, no duda en cometer un delito cuando le conviene y, como se ha explicado, lo hace sin sentir remordimientos por ello. La mayor parte de los psicópatas no cometen delitos, pero no dudan en mentir, manipular, engañar y hacer daño para conseguir sus objetivos, sin sentir por ello remordimiento alguno.
Sin remordimientos
A efectos penales, hace mucho que se planteó el dilema sobre si una personalidad divergente de este tipo es imputable, especialmente cuando se trata de una estructura psicótica. Debido a que el concepto de enfermedad mental quedó en desuso (ya sea personas sádicas, violadoras, estafadores, o cualquier otra actividad reprobable que desarrolle el psicópata), se tiende a sostener que le corresponde punición, dado que la persona mantiene conciencia de sus actos y puede evitar cometerlos. También influye el derecho colectivo de la sociedad a protegerse de sus acciones. En España también se considera imputable a todos los efectos, sin que la psicopatía oficie de atenuante de delito ante el tribunal. Esto quiere decir que tienen responsabilidad y plena culpa.
Es importante saber que la psicopatía es incorregible, aunque se pueden utilizar fármacos antipsicóticos para reducir su impulsividad y rehabilitación conductual con una alta disciplina, pero las terapias de rehabilitación habituales no sólo son ineficaces, sino peligrosas. Dada su incapacidad para empatizar, y que la empatización hacia sus víctimas es el pilar principal de todo proceso de rehabilitación social por el que pasan los delincuentes, la rehabilitación de los psicópatas se está basando en el egoísmo del propio sujeto, fomentando una conducta que le reporte beneficios y evite penas.
Actualmente se ha desarrollado un escáner que lee la zona del cerebro que contiene nuestras intenciones, antes de realizarlas, y se baraja la posibilidad de usarla en un futuro para descubrir nuevos casos de psicopatías. Este escáner o tomografía por emisión de positrones (PET en sus siglas en inglés) permite leer la actividad del cerebro ante determinados estímulos. Los estímulos relacionados con las capacidades de empatía se encuentran ausentes en el lóbulo prefrontal del cerebro en el caso de los psicópatas, ya que, por lo que sabemos de neurología, el lóbulo prefrontal es la sede principal de los mecanismos que hacen a nuestros razonamientos morales, y en el caso del psicópata se halla inactivo ante un estímulo que sugiera empatía hacia terceras personas.
tomografía por emisión de positrones (pet)
Para Hellman y Blackman (1966) uno de los signos característicos a edades tempranas de rasgos psicopáticos y/o antisociales se pudieran reducir a una tríada caracterizada por enuresis,maltrato animal y piromanía. Sin embargo, en los manuales del DSM-IV se ha hecho énfasis en que los rasgos antisociales pueden desvanescerse con la edad, en especial en aquellos sujetos con psicopatía.Con el tiempo han aparecido sistemas de clasificación más complejos basados en descripciones, estudios o test de Robert Hare o Hervey Cleckley.
El trastorno psicopático produce una conducta anormalmente agresiva y gravemente irresponsable, que según el doctor Hervey Cleckley determinan una serie de características clínicas, descritas en su libro The Mask of Sanity: An Attempt to Clarify Some Issues About the So-Called Psychopathic Personality, que incluyen:
- Encanto superficial e inteligencia.
- Ausencia de delirios u otros signos de pensamiento no racional.
- Ausencia de nerviosismo o manifestaciones psiconeuróticas.
- Escasa fiabilidad.
- Falsedad o falta de sinceridad.
- Falta de remordimiento y vergüenza.
- Conducta antisocial sin un motivo que la justifique.
- Juicio deficiente y dificultad para aprender de la experiencia.
- Egocentrismo patológico e incapacidad para amar.
- Pobreza generalizada en las principales relaciones afectivas.
- Pérdida específica de intuición.
- Insensibilidad en las relaciones interpersonales generales.
- Conducta extravagante y desagradable bajo los efectos del alcohol y, a veces, sin él.
- Amenazas de suicidio raramente consumadas.
- Vida sexual impersonal, frívola y poco estable.
- Incapacidad para seguir cualquier plan de vida.
Ministro de Justicia del Gobierno Español, que indultó a un conductor irresponsable (kamikaze) cuya conducta irresponsable y antisocial causó la muerte de un joven.
Para el doctor Robert Hare, investigador sobre psicología criminal, los criterios que definen a la personalidad psicopática pueden evaluarse mediante una lista de veinte características denominadas Psychopathy Checklist (PCL). Estas descripciones tuvieron como base el trabajo de Cleckley para definir la psicopatía a través de una serie de síntomas interpersonales, afectivos y conductuales. Los síntomas que exhiben los psicópatas son, según Hare:
- Gran capacidad verbal y un encanto superficial.
- Autoestima exagerada.
- Constante necesidad de obtener estímulos y tendencia al aburrimiento.
- Tendencia a mentir de forma patológica.
- Comportamiento malicioso y manipulador.
- Falta de culpa o de cualquier tipo de remordimiento.
- Afectividad frívola, con una respuesta emocional superficial.
- Falta de empatía, crueldad e insensibilidad.
- Estilo de vida parasitario.
- Falta de control sobre la conducta.
- Vida sexual promiscua.
- Historial de problemas de conducta desde la niñez.
- Falta de metas realistas a largo plazo.
- Actitud impulsiva.
- Comportamiento irresponsable.
- Incapacidad patológica para aceptar responsabilidad sobre sus propios actos.
- Historial de muchos matrimonios de corta duración.
- Tendencia hacia la delincuencia juvenil.
- Revocación de la libertad condicional.
- Versatilidad para la acción criminal.
Robert Hare estima que el 1 por ciento de la población es psicópata. Otras estimaciones incluso llegarían al 6 por ciento.
A pesar de que los psicópatas no conciben al resto como personas sí establecen relaciones y vínculos, que suelen ser de tres tipos:
- Asociativos, que se producen cuando un psicópata entra en contacto con otro para obtener un objetivo común. Dado que ambos integrantes del vínculo son narcicistas y ególatras el apego sólo está justificado por el utilitarismo de tener un propósito común.
- Tangenciales, que ocurre cuando el psicópata encuentra una víctima ocasional en un encuentro puntual, donde utiliza sus tácticas coercitivas de forma temporal.
- Complementarios, que determinan una relación de doble vía, que habitualmente ocurre con un neurótico.
La seducción es la base que permite el acto psicopático y se produce mediante una transferencia bidireccional donde la propuesta del psicópata encuentra eco en las apetencias del otro, dado que una característica fundamental de la personalidad psicopática es la habilidad para captar las necesidades del otro. Este mecanismo se articula cuando el psicópata convence al otro de que él le es infinitamente necesario para suplir necesidades irracionales que éste no puede detallar.
En la seducción el psicópata necesita que el otro esté de acuerdo, para lo cual usa la persuasión y el encanto, por lo que es bidireccional; hay un consentimiento por parte de la otra persona, a diferencia de lo que ocurre en las relaciones tangenciales donde el psicópata actúa unidireccionalmente mediante la violencia, que constituye una agresión desde una posición de poder. Aquella bidireccionalidad podría ser debida a que la mayoría de psicópatas son conscientes de las consecuencias judiciales de sus actos, sin la existencia de las cuales podrían actuar con total libertad.
El tema de la psicopatía estuvo presente en la historia desde la Antigüedad, aunque la conceptualización es más reciente, pero ya en Babilonia aparece la preocupación por las personalidades anormales, que se separan conductualmente del resto pero que no cabían en las categorías de cuerdo o loco.
Pinel (1745-1826) precisó en 1801 que se trataría de una forma de manía sin déficit en las facultades cognitivas, pero con un grave daño en la capacidad afectiva, lo que constituye una de las características descriptivas del psicópata.
En 1835 J.C. Pritchard define la “locura moral”, una forma de perturbación mental en que no parece haber una lesión en funcionamiento intelectual y cuya patología se manifiesta en el ámbito de los sentimientos, el temperamento o los hábitos.
Este psiquiatra inglés explica que en casos de esta naturaleza los principios morales o activos de la mente están extrañamente pervertidos o dañados, no hay un poder de autogobierno y el individuo es incapaz de conducirse con decencia y propiedad en los diferentes aspectos de la vida.
El psiquiatra polaco Andrew M. Lobaczewski ha estudiado cómo los psicópatas influyen en el avance de la injusticia social y sobre cómo se abren paso hacia el poder, cuya culminación política es lo que ha venido a denominar patocracia. Lobaczewski es el inventor de la ponerología, el estudio interdisciplinario de las causas de períodos de injusticia social, donde el psicópata es un factor clave.
“La patocracia es una enfermedad de grandes movimientos sociales seguidos por sociedades enteras, así como naciones e imperios. Durante el transcurso de la historia de la humanidad, ha afectado a movimientos sociales, políticos y religiosos, al igual que a las ideologías que la acompañan… Y los ha convertido en caricaturas de ellos mismos… Esto ocurrió como resultado de… la participación de agentes patológicos en un proceso patodinámico similar. Esto explica porqué todas las patocracias del mundo son, o han sido, tan similares en sus propiedades esenciales.”
Andrew M. Lobaczewski en su libro Ponerología Política: Una Ciencia de La Naturaleza del Mal ajustada a Propósitos Políticos.Los psicópatas son menos receptivos a los rostros que expresan temor.
Los psicópatas muestran menos actividad en áreas del cerebro relacionadas con la evaluación de las emociones vinculadas a las expresiones faciales, señala el estudio publicado en el British Journal of Psychiatry. En particular, son menos receptivos a los rostros que expresaban temor, que las personas sanas. Según los expertos, esto puede explicar -al menos parcialmente- la conducta psicópata.
Murphy, Michael Craig y Marco Catani, del Instituto de Psiquiatría del King’s College de Londres, encontraron en agosto de 2009 que los psicópatas tienen conexiones defectuosas entre la parte del cerebro que lidia con las emociones y la que maneja los impulsos y la toma de decisiones. Según el experto Hugo Marietán, un psicópata no debe considerarse un enfermo, sino un ser anormal con una estructura mental diferente a la norma del resto de la Sociedad, e incapaz de adaptar su conducta.
FUENTE: http://es.wikipedia.org/wiki/Psicopatía