¿Quién no ha imaginado alguna vez que entre nosotros, simples humanos, conviven seres sobrenaturales? ¿Que dioses, vampiros, fantasmas, hadas, duendes, hombres lobo o brujas comparten nuestro día a día y forman parte de nuestra realidad aunque no seamos conscientes de ello? Sin duda es un sueño que más de uno habrá tenido y que se ha repetido a lo largo del devenir de los años, cautivando a narradores y audiencia por igual. De hecho, algunos de los escritos más tempranos de la literatura como los mitos y los cuentos ya nos presentaban a muchos de estos seres viviendo entre los mortales. Por ejemplo y aunque lejos de ser el primero, el mismísimo William Shakespeare trajo las hadas y otros seres mágicos al mundo contemporáneo de su tiempo en El sueño de una noche de verano. Y como él, muchos otros antes, durante y después han jugado con la fantasía hasta lo que hoy conocemos como un subgénero de la misma, la Fantasía urbana.
Según John Clute y John Grant, autores deEncyclopedia of Fantasy (1997), se define como fantasía urbana ”aquellos textos donde la fantasía y lo mundano interactúan, se cruzan y se entrecruzan a lo largo de una historia que se desarrolla en un entorno urbano”. Muchas de las obras de este subgénero están ambientadas en un entorno actual y contienen elementos sobrenaturales y acción; sin embargo, siempre que estén principalmente ambientas en una ciudad, las tramas bien pueden tener lugar en períodos históricos o futuristas. Una muestra de ello sería Ángel Mecánico, de Cassandra Clare, novela de fantasía urbana con toques steampunk ambientada en el Londres victoriano.
Las raíces de este subgénero se remontan a finales de los 80 y principios de los 90 del siglo pasado, cuando Charles de Lint publicó Dreams Underfoot, su primera colección de historias cortas acerca de una ciudad ficticia llamada Newford. A ésta le siguióBorderlands, primer volumen de una innovadora antología de “mundos compartidos” basada en el universo creado por el conocido autor de fantasía Terri Windling. Estas obras introdujeron a los lectores en la posibilidad de lo paranormal, de seres fantásticos, en entornos modernos. Emma Bull, Neil Gaiman o Mercedes Lackey fueron otros autores que contribuyeron a lo que ahora conocemos como “fantasía urbana tradicional”, que se encuentra directamente influenciada por el folclore, los cuentos de hadas o baladas medievales, por lo que suele estar estrechamente relacionada (e incluso puede llegar a confundirse) con la mythic fiction. Una buena muestra de todo esto es la novela American Gods, del ya mencionado Neil Gaiman, uno de los precursores del género que nos ocupa. El libro es una mezcla del folclore estadounidense y fantasía con toques de distintas mitologías como la nórdica o la egipcia; todo ello girando alrededor del misterioso y taciturno protagonista llamado Shadow (Sombra).
Quizá la utilización de estas creencias populares supuso el desencadenante natural hacia la fantasía urbana que más fuerza y popularidad ha cobrado en los últimos tiempos, una donde predominan antiguas leyendas como los vampiros y hombres lobo. Lo curioso es que esta misma tendencia hacia la fantasía urbana contemporánea, que comenzó más como una rama de la ficción de terror que de la fantasía propiamente dicha, se acabó mezclando con otros géneros como el romance y el misterio, generando entonces una corriente propia conocida como romántica paranormal. En ella se mantienen los preceptos de la fantasía urbana, pero la trama tiende a focalizarse en la historia de amor entre la pareja protagonista y la práctica totalidad de las veces concluye con el típico “fueron felices para siempre”. Son este tipo de novelas las que hoy en día gozan de un indudable tirón que no deja de cobrar fuerza, abarcando desde los ya mencionados vampiros y hombres lobo, hasta las hadas y los ángeles.
Cabe destacar que dentro de la misma vertiente romántica pueden diferenciarse dos clases, la adulta y la juvenil, que si bien comparten los aspectos más básicos, poseen diferencias palpables. La primera de ellas sería en cuanto al trato de la sexualidad. En ambas existe una fuerte atracción entre los protagonistas desde el momento en el que se encuentran, solo que en el caso de la adulta esta “urgencia” se ve siempre consumada de forma explícita, mientras que en la juvenil lo normal es que no llegue a término y de darse el caso nunca sería de manera evidente, solo sugerida como sucede en Temblor, de Maggie Stiefvater, por ejemplo. Continuando con las divergencias podemos destacar en el marco juvenil esa predilección por el narrador en primera persona, casi siempre de la mano de la chica protagonista, mientras que la adulta tiende a jugar cambiando los puntos de vista entre él y ella en tercera persona. Ni qué decir tiene que las características de los personajes responden habitualmente a un mismo patrón. Por un lado, tanto en la fantasía urbana adulta como en la juvenil, siempre suele utilizarse el personaje de chico malo duro pero con su lado dulce; y a su vez, en la vertiente de las féminas adultas encontramos mujeres fuertes, luchadoras, independientes e incluso cazadoras de seres oscuros que habitan en la ciudad… y jovencitas débiles de carácter en las novelas juveniles (por suerte existen cada vez más excepciones, como Rose, protagonista de Vampire Academy, de Richelle Mead). Terminemos esta breve enumeración resaltando otro ingrediente que diferencia al mercado juvenil, la inclusión de triángulos amorosos donde la joven se debate entre el amor de dos pretendientes: pongamos como ejemplo Crepúsculo, de Stephenie Meyer, donde la humana Bella alberga sentimientos por el vampiro Edward y el hombre lobo Jacob.
Sin duda y pese a que hay quienes no ven con buenos ojos este lado romántico de la fantasía urbana, no se puede negar que se encuentra en auge y goza de muy buena salud tanto en España como al otro lado del charco, donde genera millones de dólares. Basta un breve vistazo a las novedades más o menos recientes para comprobar su éxito. ¿Qué tal si nombramos algunas de las obras y autores más aclamados actualmente? Arrancamos la lista con Cazadores de sombras, de Cassandra Clare, saga que nos traslada a las calles de Nueva York, a un mundo oculto a nuestros ojos donde los nefilim (humanos con los que el ángel Raziel mezcló su sangre y que se llaman a sí mismos cazadores de sombras) protegen a los simples humanos de los demonios que viajan de una dimensión a otra destruyéndolo todo. Continuamos con la saga Ángeles caídos, de Lauren Kate, que habla de reencarnaciones, ángeles y demonios, y tiene su pistoletazo de salida en Oscuros, la primera parte, que se desarrolla en un reformatorio. Sin abandonar las criaturas celestiales tenemos también la trilogía Hush, Hush, de Becca Fitzpatrick, que nos sitúa en una pequeña ciudad en la que Nora deberá lidiar con su nuevo y oscuro (como ángel caído que es) compañero de instituto, Patch; además de con una serie de sucesos extraños que pondrán en peligro su cordura y su vida. Por su parte, Vampire Academy nos adentra en un mundo donde existen dos razas de vampiros, los moroi y los strigoi, además de los dhampir, hijos de un moroi y un humano y que protegen a los primeros de los ataques de los malvados strigoi. Y no hay vampiro sin hombre lobo: con estos como seres sobrenaturales protagonistas encontramos sagas como Los lobos de Mercy Falls (Maggie Stiefvater), donde los cánidos cambian de forma dependiendo de la estación del año; Nightshade (Andrea Cremer), que nos presenta manadas que son casi perros falderos de un grupo de poderosos brujos; o el libro independiente Rojo Feroz (Jackson Pearce), versión moderna de Caperucita Roja donde los hombres lobo cazan a jovencitas inocentes y son erradicados de la ciudad por un par de hermanas de armas tomar. En el caso de Rick Riordan y su sagaPercy Jackson disfrutamos de una fantasía urbana más tradicional ambientada en distintos lugares de Estados Unidos como Nueva York, Nashville o Las Vegas, y donde seres legendarios de la mitología griega todavía existen.
Si algo más caracteriza a la fantasía urbana es que no se trata de un subgénero que se encuentre tan solo en el ámbito literario, sino que el gusto del público hacia este tipo de historias ha propiciado que comenzaran a crearse series de televisión, películas e incluso mangas, animes o videojuegos. En el caso de las series la más destacable y “buque insignia” es sin lugar a dudas Buffy Cazavampiros, creada por Joss Whedon. Comenzó a emitirse en 1997, llegando a durar siete temporadas en antena. El argumento gira en torno a Buffy, una estudiante de secundaria que es escogida para ser La Cazadora, un linaje antiquísimo de jóvenes elegidas por el destino para luchar contra las fuerzas del mal, siempre encarnado en distintas caras (vampiros, demonios, criaturas basadas en mitos…). La historia se desarrolla en la ficticia ciudad de Sunnydale, cuyo instituto se encuentra situado justo encima de “La boca del infierno”. Ya en la actualidad podemos nombrar títulos comoThe Vampire Diaries (Crónicas vampíricas), serie basada en los libros de L. J. Smith donde se narra la historia de Elena, sus amigos y otros habitantes de una pequeña ciudad de Virginia. Elena será el lado principal de un triángulo amoroso formado por ella y dos hermanos vampiros, Stefan y Damon Salvatore. Otra serie televisiva destacable esSobrenatural, creada por Eric Kripke, en la que asistimos a la historia de los hermanos Winchester, cazadores que se enfrentan a todo tipo de seres paranormales, desde demonios hasta fantasmas, pasando por hombres lobo, cambiaformas, ghouls, banshees e incluso ángeles y arcángeles. Por último cabe mencionar un proyecto que se estrenará este verano en el canal MTV, Teen Wolf, ligeramente inspirado en la película homónima de los años ochenta protagonizada por Michael J. Fox. Tratará sobre un adolescente que una noche es mordido por un hombre lobo, por lo que acaba convirtiéndose en uno.
En el caso del manga y el anime algunos de los casos más conocidos pueden ser Angel Sanctuary(Kaori Yuki), X (Clamp) o un título más reciente comoBleach (Tite Kubo). A grandes rasgos, el primero gira alrededor de ángeles, demonios y la reencarnación de un ángel caído que está condenado a regresar siempre en la forma de un humano, muriendo cada vez de forma violenta y dolorosa para reencarnarse de nuevo y repetir el mismo desenlace una y otra vez. La segunda obra trata sobre el apocalíptico final al que se enfrenta el mundo que todos conocemos y la batalla entre los dos bandos que inclinarán la balanza: por un lado los que creen que la humanidad merece una segunda oportunidad y por otro los que piensan que ésta ya no debe dominar la Tierra. El tercer manga versa sobre el joven Ichigo Kurosaki, un adolescente que siempre tuvo la capacidad de ver espíritus y ahora se ve convertido en una suerte de shinigami (personificación japonesa del Dios de la muerte), lo que le llevará a luchar y eliminar a los hollows (espíritus malignos) que acechan el mundo humano.
En un tiempo donde la magia ya no tiene lugar y donde hadas, ogros, elfos, brujas, vampiros, hombres lobo y trolls han dejado de poblar los bosques, acecharnos en la fría noche o esperar bajo el puente a los incautos transeúntes para cobrar vida tan solo en las páginas de los libros, aún seguimos soñando, esperando que de algún modo pudieran ser reales y vivir entre nosotros. Quizá por eso la fantasía urbana, pese a tratarse de un subgénero relativamente joven, goza cada vez más de un mayor éxito, y es que ha reinventado lo fantástico y sobrenatural y lo ha traído a nuestras calles, logrando que los eternos monstruos puedan ser incluso héroes y los indefensos humanos se conviertan en poderosos guardianes.