La salud móvil (o #mSalud) madura a buen ritmo, ¿y nosotros?

Por Fransanlag @fransanlag

¡Hola! ¿Qué tal va todo? ¡Cuánto tiempo!

Tras algo más de medio año sin publicar nada en el blog (aunque en otras redes he seguido bastante activo) el cuerpo me pide empezar saludando como hacen unos amigos que hace mucho que no se ven.

No sé si esto será una vuelta a la palestra bloguera o qué va a pasar… simplemente me apetecía compartir algunos pensamientos con vosotros y lo voy a hacer.

Todo viene a colación de mi participación en el debate Doctors 2.0 & You del pasado martes (insertaré el vídeo al final de la entrada). Preparando el debate, tomé algunas notas que he decidido convertir en una entrada con el título “La salud móvil (o mSalud) madura a buen ritmo, ¿y nosotros?” y dice así.

No cabe duda, la salud móvil está avanzando a un ritmo imparable: aplicaciones, dispositivos de monitorización, tejidos inteligentes, cuantificación personal… son términos que cada vez nos resultan menos extraños.

¿Estamos los usuarios avanzando al mismo ritmo?

La respuesta no es simple e implica varios actores y escenarios. Analicemos a los dos principales implicados en el proceso del cuidado de la salud (personas y profesionales) y su relación con el creciente fenómeno de las aplicaciones móviles.

Respecto a los usuarios, ¿saben interpretar adecuadamente la información que les proporciona una aplicación? ¿Son capaces de reconocer una aplicación de calidad? ¿Saben proteger su información personal?

Estas mismas preguntas tienen su reflejo en los profesionales de la salud. ¿Sabemos aprovechar la información generada por las aplicaciones? ¿Somos capaces de recomendar aplicaciones de calidad? ¿Protegemos adecuadamente la información cuando usamos nuestros dispositivos?

En mi experiencia, la respuesta más frecuente a estas preguntas es no. Entonces, ¿de qué sirve que avance una herramienta si no es utilizada correctamente?

Cabría también preguntar a nuestras instituciones si están haciendo algo para resolver estas carencias. Sellos y certificaciones pueden ser una medida adecuada si están bien hechas. Pero, ¿qué pasa allí donde estas medidas no llegan? En un entorno con un crecimiento desbocado, en el que cada día surgen nuevas aplicaciones y dispositivos, está claro que nuestras instituciones no podrían llegar a todo aunque quisieran. ¿Qué hacer entonces? En mi opinión debemos enseñar a pescar en lugar de regalar pescados. ¿No sería mejor que las personas pudieran ser independientes a la hora de seleccionar, evaluar y usar la tecnología aplicada a la salud?

No hablo de convertirnos en expertos, hablo de hacer un mínimo de formación y concienciación. Al fin y al cabo, esto también es seguridad del paciente. ¿Cuánta formación habéis recibido de vuestras instituciones sobre estos temas? ¿Se hace una prevención proactiva de los problemas o se reacciona a los que van surgiendo?

También podemos hablar de oportunidades perdidas. Nuestros dispositivos son capaces de generar una cantidad enorme de información que podría ser muy útil en el cuidado de la salud. Por poner un ejemplo, una persona diabética puede llevar el control de sus glucemias, comidas, tratamiento y ejercicio e incluso automatizar su recogida con la ayuda de algún dispositivo. Pero luego suele escribir parcialmente esta información en papel cuando visita a los profesionales de la salud, que tienen que volver a digitalizarla a mano en sus sistemas… ¿tiene esto sentido hoy día? ¿No os parece una pérdida imperdonable de tiempo que se podría invertir en otras cosas más importantes? Con el gran desarrollo de estándares que hay, ¿por qué no se puede transmitir, procesar y guardar toda esta información directamente en el sistema de información de salud?

Es importante que la tecnología avance, pero no olvidemos que solo se trata de una herramienta que, mal utilizada, puede hacer más daño que bien. El principio y fin de todo esto son las personas. Sin ellas, la tecnología no tiene sentido. Por tanto es primordial la sensibilización en el buen uso más que en la pura evolución tecnológica.

¿Qué pensáis vosotros?

Como comenté al principio, comparto con vosotros el vídeo del debate “Doctors 2.0 & You”.