Es la pérdida de
la masa muscular debida a la edad, que lleva implícita la disminución de
la fuerza y la tolerancia al ejercicio. Hay también con esa pérdida
la posibilidad de potenciar una disminución del índice metabólico, aumentar la
resistencia a la insulina, perder masa ósea, reducir el fitness cardiocirculatorio,
disminuir la tolerancia a la glucosa y aumentar la masa grasa, entre otras.
Obviamente la edad y el sexo encuentran en la sarcopenia diferentes
problemáticas que generarán disímiles dificultades, en algunos casos tratables
y en otros apenas controlables. La sarcopenia es un mal muy difícil de
diagnosticar, y lamentablemente ha venido a ser observada como un problema en
etapas avanzadas de la vida, momento este en que las estrategias de prevención
ya no son tan efectivas. La pérdida de masa muscular comienza entre los 20 y 30
años en personas sedentarias. La presencia de sarcopenia en el anciano comporta
una disminución de la capacidad funcional, con el consecuente desarrollo de
discapacidad secundaria, que contribuye de manera decisiva en la génesis del
denominado síndrome de fragilidad. Su enfoque terapéutico es múltiple, aunque
se basa principalmente en su prevención, destacando por su mayor utilidad el
entrenamiento físico y las medidas nutricionales.