A continuación publico el contenido que comparto hoy en el marco de las "Jornades d'infermeria quirúrgica dels pirineus".
¿Cómo una única enfermera puede “representar” la imagen de la seguridad del paciente quirúrgico en todo un país?
Para tratar de afrontar este reto se podía intentar hacer acopio de las abundantes guías de práctica existentes a lo largo de la geografía estatal y de las publicaciones de tantas compañeras incluso las propias en la implantación de las mismas; pero consideramos más oportuno para una mesa de debate tratar de traer una visión realista de la situación para tratar de identificar los problemas y sus posibles causas a fin de, entre todos, pensar en líneas de abordaje para solucionarlos.
Para ello creamos una encuesta usando la herramienta online Google drive centrada en los dos grandes proyectos de seguridad del paciente quirúrgico en España: El Listado de verificación de seguridad quirúrgica (LVSQ) y el proyecto Infección Quirúrgica Zero (IQZ). Del primero inquirimos tanto la plasmación real del proyecto a la vista de las enfermeras que responden la encuesta como algunos detalles de cuan correcta es la aplicación del listado, las barreras que ellas identifican en su realización (sobre la base de las barreras identificadas en la bibliografía y permitiendo respuesta múltiple) y la forma en la que realizando el LVSQ. De IQZ indagamos tanto el conocimiento del proyecto en sí como el actual estado de aplicación en sus centros de cada uno de los elementos de bundle que comprende la iniciativa. Para terminar quisimos conocer su impresión sobre la implicación de las diferentes categorías profesionales en lo referente a las actividades de seguridad del paciente en el quirófano.
La encuesta (aún disponible aquí) se elaboró con la ayuda de un grupo de enfermer@s quirúrgicas de toda España y su test final se distribuyó desde inicios del mes de Julio usando como medios de distribución inicialmente el correo electrónico y el whatsapp y posteriormente Twitter. Quiero agradecer aquí a las compañeras que respondieron la encuesta y a las personas de todo el sector que colaboraron en su difusión.
En el momento de redactar esta ponencia se habían obtenido 96 respuestas. En los datos demográficos recibidos vale la pena señalar que se vislumbra un relevo paulatino en la enfermería quirúrgica pasando de una mayoría de profesionales que ha tenido todo su recorrido profesional como enfermera en quirófano a una situación en la que se incorporan más profesionales procedentes de otras áreas. En la distribución por CCAA reconocer un sesgo importante por la ausencia de respuestas de la comunidad de Madrid.
Una gran mayoría de las respuestas fueron de mujeres (74%), con un 84% de Diplomadas universitarias. Un 58% había realizado algún tipo de estudio de postgrado de las cuales por ahora sólo un 7% ha realizado el doctorado.
73% trabajan en instituciones públicas gestionadas de forma tradicional y un 63% en hospitales de tamaño medio con entre 5 y 9 especialidades quirúrgicas con programación semanal fija.
Respecto al LVSQ un 94% manifestó que en su centro existe, un 3% que sólo se aplica en algunas intervenciones o especialidades y un 3% no disponen de LVSQ en su centro. La distribución presentó diferencias significativas entre las CCAA de procedencia de las profesionales, la gestión de la institución (un 14% de las privadas manifestó NO tener LVSQ) y el tamaño de la misma.
Sólo un 61% manifestó disponer de un documento que detalla cómo ha de realizarse el LVSQ y un 63% dijo que en su centro NO se realiza el “Time out” o parada previa a la incisión; tan sólo un 4% declaró que el “Time out” se realiza estando presente todo el equipo. Respecto al “Time out” se encontraron diferencias significativas entre las CCAA.
Sólo un 40% de las personas que contestaron consideran que el LVSQ se realiza de forma operativa y útil encontrándose diferencias significativas entre las distintas CCAA.
Las principales barreras identificadas fueron el llamado “Efecto sodoku” (cubrir el listado una vez realizada la intervención) (señalado por un 46,9% de las respuestas) y la mala comunicación entre profesionales (también señalado por un 46,9% de las respuestas). Sólo un 1% de los profesionales considera la posible reacción de los pacientes como una barrera a la realización del LVSQ.
La relación con los pacientes al realizar el LVSQ se configura principalmente presentándose al mismo (un 81,3% dice hacerlo), explicándole que va a realizar una verificación (62,5% de las respuestas) y estableciendo contacto visual con él (61,5%).
Respecto al proyecto IQZ un 62% de los encuestados dijo conocerlo y un 21% dijo que lo conocía pero no en profundidad. No se encontraron diferencias en la respuesta ni relacionadas con factores demográficos ni dependientes de la CCAA o tipo de institución. Añadir que en otro estudio online recientemente realizado sobre un total de 256 enfermeras de todos los ámbitos de trabajo sólo un 26% dijo conocer el proyecto siendo la mayoría de quienes manifestaron conocerlo personas en puestos de gestión bien en las consejerías bien en los centros sanitarios, esto da una idea respecto a que este proyecto aún está en su periodo de difusión y es de esperar que el “contagio vertical” llegue a más profesionales.
Iremos repasando las 5 recomendaciones principales del bundle y comentando las respuestas obtenidas en la encuesta.
IQZ recomienda afinar la profilaxis antibiótica en virtud del tipo de intervención, peso y función renal del paciente así como realizar un recordatorio de la necesidad de redosificación.
Respecto a la profilaxis antibiótica se corrobora una gran variabilidad en la realización de la comprobación de dicha medida.
Sólo un 32% manifestó que se realiza un control de redosificación de la profilaxis antibiótica y un 43% dijo que se realiza sólo en algunos casos.
IQZ señala como mejor opción para la preparación del campo el uso de la Clorhexidina alcohólica al 2% señalando como puntos críticos la adecuada higiene del paciente, la aplicación mediante la técnica back and forth durante al menos 30" y dejar secar 2'.
El antiséptico habitual más mencionado resultó ser la Clorhexidina alcohólica con un 60% de las respuestas. De los puntos críticos el que más respuestas cosechó como "mejor realizado" fue la aplicación en bandas pero sin diferencia estadística significativa con el resto. El punto crítico que más respuestas cosechó como "peor realizado" de forma significativa fue el tiempo de secado de 2' con un 54% existiendo además diferencias significativas entre las distintas CCAA.
Un 16% de las personas que contestaron a la encuesta manifestaron haber presenciado algún incidente con ignición del antiséptico por no dejarlo secar adecuadamente.
Aunque el proyecto IQZ realiza como primera recomendación la no eliminación del vello y como segunda recomendación realizarlo con cortadora eléctrica hemos preferido centrarnos en esta segunda opción pues casi en ningún centro se está realizando la primera.
Apenas un 55% de las personas que respondieron dijeron que en sus centros se usa la cortadora eléctrica encontrándose diferencias significativas entre una CCAA y el resto.
Al preguntarle por su foco de observación al comprobar la retirada de vello la mayoría (63,5%) se manifestó que vigila principalmente la extensión de la misma, un 53,1% dijo vigilar la integridad cutánea y un 27,1% señaló que vigila la correcta higiene del paciente.
Respecto a la normotermia IQZ señala su prevención como opcional y enumera una serie de medidas que van desde la temperatura ambiental hasta el uso de diversos tipos de calentadores partiendo de la base de la existencia de un protocolo que permita a todos los profesionales actuar de forma uniforme al respecto.
Sólo un 31% de las encuestadas dijeron tener dicho protocolo. Respecto a la disponibilidad de los distintos equipos o medidas de normotermia la más señaladas como disponibles son los cobertores de calor (95,8%) y los calentadores de fluidos (89,6%).
Igualmente el mantenimiento de la normoglucemia es señalada en IQZ como opcional haciendo hincapié en la disponibilidad de equipos de control en el quirófano y de protocolos y procedimientos claros de identificación y actuación.
En nuestra encuesta un 41% de los informantes manifestaron disponer de un protocolo de control de la glucemia y un 78% dijo disponer de equipos para el control de la glucemia en el quirófano.
Las respuestas de la encuesta señalaron a la enfermería quirúrgica como la más implicada en las medidas de seguridad del paciente en quirófano seguida de la enfermería de anestesia, los anestesistas y los cirujanos estos últimos ya con diferencias significativas respecto a l@s primeros.
Tenemos pues un largo camino por delante para consolidar una auténtica cultura de seguridad en el quirófano y para homogeneizar las medidas que recomiendan los grandes proyectos de seguridad del paciente en nuestro ámbito de actuación y no podemos mantener un papel pasivo o ponernos de lado; sabemos cuáles son nuestras responsabilidades y que su cumplimiento no se limita a cada individuo que cuidamos sino que comprende a dotar a nuestros entornos de herramientas que garanticen todo lo posible que a los pacientes no les ocurra nada que no debería por el hecho de pasar por quirófano.
Os dejo también la presentación con los gráficos.