Un estudio realizado en la Universidad de Buffalo encontró que el tratamiento con semaglutida redujo en gran medida o incluso eliminó la necesidad de insulina en pacientes recién diagnosticados con diabetes tipo 1.
El estudio incluyó a 10 pacientes que fueron tratados con semaglutida durante un período de 12 meses. En tres meses, todos los pacientes pudieron eliminar sus dosis de insulina a la hora de las comidas. En seis meses, 7 de cada 10 pacientes pudieron eliminar también la insulina basal. Los niveles promedio de HbA1c de los pacientes cayeron a 5,9 a los seis meses y a 5,7 a los 12 meses.
La semaglutida actúa estimulando la secreción de insulina de las células beta y resultó prometedora para reducir la dependencia de la insulina y mejorar el control glucémico. Los efectos secundarios más comunes observados fueron náuseas, vómitos, supresión del apetito y pérdida de peso.
Estos efectos secundarios pueden resultar ventajosos para los pacientes con sobrepeso u obesidad, ya que el 50% de los pacientes con diabetes tipo 1 entran en esta categoría.
Los hallazgos sugieren que el tratamiento con semaglutida podría suponer un avance significativo en el tratamiento de la diabetes tipo 1. Se necesitan más estudios con muestras más grandes y períodos de seguimiento más prolongados para validar estos hallazgos. Si se confirma, este podría ser el cambio más significativo en el tratamiento de la diabetes tipo 1 desde el descubrimiento de la insulina en 1921.
El estudio fue publicado en el New England Journal of Medicine.