Hay dos épocas del año en las que la vida en Madrid es particularmente agradable:La Semana Santa y el mes de agosto.En estos dos cortos periodos de tiempo, la ciudad, se puede decir exagerando mucho, que se queda vacía; cientos de miles de sus habitantes y sus correspondientes coches salen casi de estampida, unos por tierra, en automóviles, trenes, y autobuses, otros en avión, pero todos a disfrutar de playas, montes y ríos nacionales o extranjeros.Los pocos que nos quedamos bien podemos decir aquello de: «De Madrid al cielo, y en el cielo, un agujerito para verlo». La frase se hizo popular a finales del siglo XVIII a raíz de las mejoras introducidas por Carlos III que embellecieron la ciudad y que significa que aunque uno muera, necesita el "agujerito" para seguir viendo y disfrutando de la Villa y Corte.Muchos años después, el castizo marqués de la Valdavia popularizó otro dicho que hizo fortuna:“Madrid, en agosto, con dinero y sin familia, Baden Baden... si no fuera por el frío que viene por las noches”; (Baden Baden es y era una ciudad balnearia de la Selva Negra, famosa por el auge vacacional que había conocido en el siglo XIX y labelle époque, hoy totalmente superado por los lugares de ocio que frecuenta la “jet society”)Pero Madrid es, por otra parte, un destino muy atractivo para el turismo, tanto interior como el que viene del extranjero, lo que se aprecia muy bien en Semana Santa.Además, el incipiente "clima de confianza" en la economía favorece que la ocupación hotelera estas fechas se prevea que alcance cifras record, muy por encima de las alcanzadas en los años de la mas dura crisis, contribuyendo así a la animación que durante esos días se respira en La Villa y Corte sin perjuicio de la tranquilidad tan apreciada por los que nos quedamos.Desde dentro de España, los ciudadanos que eligen la capital para pasar la Semana Santa proceden, sobre todo, de Cataluña, Andalucía y Galicia. En cuanto a los turistas extranjeros, son los americanos (estadounidenses y del sur) quienes ocupan el número uno, seguidos de ingleses, alemanes, italianos, franceses y japoneses..Un amplio y variado programa de 101 actividades (frente a las 63 del pasado año) van a celebrarse en la ciudad de Madrid durante esta Semana Santa del 2.014, entre conciertos sacros en las iglesias, procesiones, representaciones y música en todos los distritos, y hasta una “Tamborrada”que se realizaráen la Plaza Mayor a las 12:00h. el 20 de abril
El ambiente especial que se vive durante la Semana Santa madrileña no solo se aprecia asistiendo a estas procesiones sino también recorriendo las calles y plazas del Madrid viejo, de los Austrias, a través de un itinerario por sus múltiples iglesias y principales templos, visitando los “Monumentos” en los que queda expuesto el Santísimo y y que muchos fieles hacen largas colas para su adoración.Entre ellos, la Real Colegiata de San Isidro, (antigua Catedral de Madrid) donde se encuentran los pasos de Jesús del Gran Poder y la Esperanza Macarena; la iglesia de San Pedro El Real, en la que se podrán contemplar las imágenes de Jesús El Pobre y María del Dulce Nombre; la Basílica de San Miguel, que acoge al Santísimo Cristo de la Fe y del Perdón, a María Santísima Inmaculada Madre de la Iglesia y al Arcángel San Miguel; o la Iglesia Catedral Castrense, en la que se ubica el Cristo de los Alabarderos; así como la Basílica de san Francisco El Grande uno de los templos mas bellos de la Capital.
También se aprovecha para recorrer las tiendas de todo tipo, muchas de ellas de gran sabor antiguo, confiterías, restaurantes etc. y degustar las especialidades típicas de la cocina castellana así como los dulces estas fechas como las famosas “torrijas” (*).F.J.deC.Madrid, 13 de abril de 2.014
(*)Receta de las “torrijas”:
- 1 barra de pan del día anterior ( o pan especial de torrijas)
- Medio litro de leche
- Medio vaso de vino dulce o moscatel (unos 125 ml)
- 3 cucharadas de azúcar
- 2 huevos enteros y una clara
- Medio vaso de miel (unos 125 ml)
- Un cuarto de vaso con agua (unos 125 ml)
- Medio litro de aceite de oliva suave para freír
- Azúcar glas y canela en polvo
1º) Cortar la barra de pan en rebanadas de más o menos un dedo de grosor. El pan para torrijas debe ser del día antes2º)Calentar el vino y disolver las tres cucharadas de azúcar. 3º)Mezclar con la leche (que puede estar fría o tibia) en una fuente. Ve bañando las rebanadas de pan por ambas caras. Después de pasarlas por la leche déjalas sobre otra fuente para que suelten el exceso de líquido.4º) Calentar aceite suficiente. Batir bien los huevos y la clara y pasar cada torrijas por ambas caras por el huevo batido.5º) Cuando el aceite esté caliente se añaden las torrijas. Dejar que se doren por un lado antes de darles la vuelta y cuando las torrijas estén bien doradas por ambas caras sácarlas y escurrirlas sobre papel absorbente en una bandeja.6º) Espolvorear canela molida y azúcar glas al gusto7º) Darle el baño dulce a las torrijas con la miel disuelta con agua caliente y cuando la miel esté bien fluida bañar las torrijas por ambos lados.