Vamos a hacer un repaso de la separación entre el Sujeto y el Objeto. Sucede que cuando vemos el universo a través de los ojos de la diversidad, el tiempo y el espacio, se convierte en algo infinito, realmente incalculable e inimaginable. Hay infinitud de objetos que pueden ser experimentados, tanto como en el macrocosmos y el microcosmos. Mientras que vemos esta interminable diversidad de objetos, una división empieza a pasar, el sujeto o Consciencia empieza a ver los objetos como algo diferente a sí mismo ¿Cómo esto puede ser posible?
La respuesta está en el poder de la atención o focalización, a medida que la focalización surge del corazón hacia la manifestación esta crea la idea del otro. Como cuando una cámara captura la luz de un cuarto, la cámara carece de la capacidad de resaltar un objeto sobre otro, la luz de todos los objetos es capturada sin darle más importancia a un objeto sobre otro, toda la luz capturada es una singularidad ante la cámara, de pronto para el fotógrafo que quiere capturar algo en particular, un objeto resalta más que otros, pero esta ilusión se debe a su focalización en algo en particular que su mente reconoce y le da preferencia entre todo lo percibido.
Una vez que la consciencia se focaliza en un objeto algo asombroso pasa, la consciencia se engaña a sí misma, creyendo en la realidad del objeto, engañándose a sí misma es la única manera que la consciencia puede tener una experiencia del objeto, que fue colapsado de sí misma para ser experimentado; de no ser así, la consciencia vería el objeto como una extensión de su propia percepción y este sería inmediatamente reconocido como la consciencia misma y no existiría la necesidad de tener una experiencia objetiva. Escoger entre posibilidades, ver el objeto y crear la ilusión del otro, pasan simultáneamente.
Nosotros hacemos esto de una manera que sentimos que hay alteridad en nuestro ser. La idea de separación surge cuando esto pasa, y es el fundamento para la experiencia actual de nuestra propia creación. La creación no es un solo evento que tiene comienzo a través del tiempo y el espacio, la creación siempre está pasando, especialmente en los niveles más sutiles y fluidos de nuestro Ser.
Nosotros estamos colapsados en el presente de nuestra creación y la idea del tiempo es tejida por la mente a la medida de su experiencia, tanto a nivel personal como colectivo. Este colapso entre posibilidades es un acto consciente, escogemos lo que deseamos experimentar, explorando todo nuestro potencial creativo.
Nosotros indudablemente somos verdaderos maestros creadores, lo hemos estado haciendo eternamente, hay tiempos en los que nos metemos tanto en nuestra creación que no podemos encontrarnos a sí mismos, pensamos que hay un “yo” y el “otro”, así el origen de nuestro Ser se pierde de nuestra visión y el sentimiento de separación se asienta en nuestra psiquis.
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Zuluan Orion