Legendario modem de 56K
Eran mis primeros años usando Internet, eran, tiempos de modems de 56K, que para conectarlos (dejando sin teléfono a toda la familia) hacían unos ruidos extrañísimos. Y si conseguías entrar, que sensación más extraña navegar con Mosaic y esperar pacientemente a que "bajaran" las páginas a tu pantalla. Qué tiempos aquellos!!!! Se paseaba muy poca gente en Internet (nadie o casi nadie tenía conexión en casa), los navegadores permitían la navegación sin imágenes para no morir en el intento de ver algo y las páginas se escribían en rudimentario HTML.En aquel entonces las pocas personas que empezábamos en Internet no éramos ni frikis, estábamos ya en la categoría de locos y locas. Pasé varios años en una empresa de servicios informáticos y de Internet en el mundo de la salud para la industria farmacéutica y tras mi primer embarazo le pegué un golpe de timón al rumbo de mi vida profesional y entré en una farma a llevar el proyecto de Internet. Mirando en la distancia que me permiten 17 años en todo esto, creo que ha sido una verdadera carrera de fondo. Los inicios no fueron fáciles, "un bicho raro en la oficina dedicado y encima médico" que va a dedicarse a Internet, mira tú, van a pagar a alguien para que "se divierta en la Red". Se sucedieron años de predicar Internet internamente, de mostrar que el canal era útil y de "vaticinar" (sí, sí gururear) que aquella superRed, algún día sería importante.
Así, casi sin darme cuenta, año tras año evangelizaba a propios y extraños del uso y sobretodo de la aplicación de Internet y sus servicios al mundo de la salud. Recuerdo con cierta nostalgia la sorpresa que provocaba que una persona licenciada en medicina y cirugía hubiese decidido dedicarse a la tecnología y me sonreía cuando decía que mi perfil no era técnico, que sólo era una médico curiosa. Y en 2008 aterrizaron con fuerza los medios sociales, la Red ya permitía navegar velozmente y ver videos sin interrupciones, todo crecía exponencialmente y sin freno: las webs y los blogs, los vídeos en Youtube, los curriculums en Linkedin y poco después las fotos en Instagram.
Bienvenidos y bienvenidas a la era de la participación y de la conversación, la era del todo se dice y todo se repite y se multiplica en los diferentes medios sociales y poco o nada se comprueba. Empiezan años de frenética actividad 2.0, llegan frases que ahora parecen sacadas del túnel del tiempo: las pantallas acercan la piel, el 2.0 da mucho sueño, si no fuera por todos nadie sería nada y tantas otras que van pasando por mi memoria.. Y ahora, con 22 años en Internet a mis espaldas me doy cuenta de la larga carrera de fondo recorrida. Me he cruzado con muchas personas en todo este tiempo y, pocas de ellas siguen hoy en todo esto. Y sí, seguir en este frenético mundo digital en el que todo está explicado, todo está comentado, todo está discutido y todo está dicho no es tarea sencilla. Cierto que con el paso tiempo te desinflas, como cuando acaba el enamoramiento para dar paso al amor, y así, casi sin darte cuenta vas desenamorándote del frenesí 2.0 y encarar tu madurez digital, más sosegada, más selectiva y más tranquila.
Creo sinceramente que aquí estoy, más madura, más reflexiva y más sosegada. Muchos y muchas se quedaron por el camino, ya fuera por abandono "cuesta mucho cambiar la cultura corporativa en una gran y tradicional empresa como una farma", ya fuera por cansancio "esto del digital cansa mucho, 24x7 es morir en el intento" o bien por silencio administrativo "y encima se piensan que no hago nada". Así, concluyo que la salud digital es una gran y ardua carrera de fondo para la que no todo el mundo está preparado y además, gran parte del camino, ha sido en la más absoluta soledad.
Y os preguntáreis, entonces qué es lo que más cuesta del 2.0?
llegar es fácil, lo difícil es mantenerse