En muchas provincias españolas y especialmente en el interior de la meseta, muchos posibles beneficiarios residen en áreas rurales diseminadas y tienen a sus vecinos más próximos a bastantes kilómetros de distancia, lo que complica ofrecerles la asistencia debida ante cualquier emergencia si no pueden dar la alarma por sí mismos. Algo parecido sucede en algunos núcleos urbanos costeros con muchos veraneantes pero que en invierno la población se reduce.
La población mayor de 65 años supone un colectivo muy importante en la mayoría de las zonas rurales y con escasa densidad de población. Por este motivo muchos ayuntamientos han iniciado varios programas para mejorar la calidad de vida de los mayores. Las personas mayores se encuentran en muchas ocasiones solas y aisladas, lo que provoca que su estado anímico se deteriore, a pesar de estar bien atendidas desde el punto de vista médico.
En estos casos, la teleasistencia está en situación de poder paliar estas carencias observadas en los servicios prestados al colectivo de las personas mayores. El sistema consiste en un dispositivo de comunicación que a través de la línea telefónica de cada domicilio permite ofrecer una atención permanente, durante los 365 días del año. El usuario, ante cualquier emergencia como una caída o malestar, sólo debe pulsar un botón para comunicarse inmediatamente con los profesionales del centro de atención.
En caso de no poder dar una solución por teléfono se alerta a los servicios de emergencia. Por otra parte, los propios teleoperadores llaman periódicamente a las personas a su cargo para comprobar su estado, tanto físico como emocional.