Siempre me han gustado las personas que se paran de vez en cuando y piensan las cosas que hacen. Las que de vez en cuando se plantean si tratan como deben a sus seres queridos, las que se cuestionan periódicamente lo que está bien y lo que está mal, las que en definitiva son autocríticas con sus acciones y sus pensamientos.
Tras mis últimos acontecimientos vitales, ahora me toca a mí entrar en una de esas etapas. Tras casi cinco años de blog, con 755 entradas llenas de opiniones a favor y en contra, me habéis ayudado a pensar acerca de cómo soy y de por qué soy como soy. Más de 7000 comentarios hechos con el trabajo y el tiempo de centenares de personas, más de 100.000 visitas únicas a esta página, que entraron interesadas quién sabe si por mis opiniones acerca de la Medicina, quién sabe si por la extravagancia de los Pokémon.
Me llevo mucho de este blog. Comentaristas que se convirtieron en conocidos que más tarde se convirtieron en buenos amigos. Profesionales grises y desconocidos que se convirtieron en personas. Algún bonito romance. Oportunidades que pasaron y oportunidades que se aceptaron. Y también, por qué no decirlo, algún que otro dolor de cabeza; pero las malas experiencias fueron compensadas sobradamente por las buenas.
A veces paso frente a una vieja tienda de máquinas de escribir cerrada hace muchos años. Muchas veces pienso que esa tienda no supo renovarse a tiempo, no supo evolucionar. Esa tienda es para mí como una especie de símbolo. En la vida hay que cerrar etapas o, al menos, evolucionar.
En ese sentido, llegó mi hora. Llegó el momento de descansar de este blog. No prometo volver, simplemente porque no me voy muy lejos. En realidad, siempre he estado cerca.
Gracias por vuestro tiempo durante estos años.
Foto: Esa vieja tienda de máquinas de escribir.