La Tinença de Benifassà: paseo gastronómico y de turismo activo

Por Futblo @futurobloguero
Quizás la parte más difícil a la hora de preparar este artículo sobre la comarca de la Tinença de Benifassà ha sido decidir cuál de las fotos debía poner en la cabecera. En mi reciente viaje por esta maravillosa zona de Castellón, hice más de 500 y todas ellas tienen algo especial. Finalmente he optado por una del puente en el embalse de Ulldecona que refleja los colores de la naturaleza que encontraréis en esta zona.

Durante tres días he tenido ocasión de visitar la Tinença, una comarca formada por 7 municipios que en total no alcanzan los 200 habitantes, lo que os dará una idea de lo tranquilo que es este territorio. Protegido por las montañas, este precioso Parque Natural enclavado en de la Comunitat Valenciana, hace frontera con las vecinas tierras de Aragón y de Cataluña. Esta situación se nota también en su gastronomía que tiene gran influencia de ellas.
Pero antes de hablaros de su cocina, contundente, recia y sanota, propia de los rigores climáticos de la zona, permitidme que me detenga un rato en el paisaje y en la fauna y la flora que encontraréis si recorréis esta parte desconocida de nuestro territorio, tan cargada de historia y en donde es tan fácil desconectar de las preocupaciones cotidianas

La Tinença de Benifassà

La Tinença de Benifassà está situada en el gran macizo de los puertos de Beceite, cuyo territorio comparten las tres comunidades qaue os indicaba antes. Incluso hay una zona en lo alto de uno de los montes, llamada Tossal de los tres Reis, que indica esta confluencia de territorios. Entre hayedos, pinares y bosques de boj, con un suelo de hierba alta, y zonas plagadas de tomillo, manzanilla y orégano, la comarca es bella a rabiar. En esos montes, los corzos y jabalíes disfrutan del terreno, observados por buitres, halcones y otras rapaces que sobrevuelan desde la altura, buscando algún conejo que disputar a los zorros y otros pequeños mamíferos. Las flores llenan de belleza los suelos y aunque mi visita tuvo lugar a finales de junio, aún parece primavera. En otoño, es un gran territorio para los amantes de las setas, en especial del níscalo o robellón, tan apreciado gastronómicamente. Los colores del monte contrastan con las rocas cálcicas y los paseos son inolvidables. Si visitáis esta zona, no se os olvidará nunca y como yo, estaréis encantados de divulgar sus encantos. A lo largo de la historia, este territorio ha ido aislándose por las difíciles comunicaciones terrestres motivadas por su orografía, por los intereses comerciales de los operadores de teléfono móvil, a quienes no compensa mejorar su cobertura para tan pocos vecinos, y por la propia filosofía que viene del origen de estas tierras, el Monasterio de Santa María de Benifassà, que era el que tenía (de ahí la expresión tenencia o en valenciano Tinença) la titularidad de las tierras de la comarca. Este Monasterio de monjas de clausura con voto de silencio, que solamente salen cuando hay elecciones y tienen derecho a un día de paseo al año, aún conserva ciertos derechos sobre las tierras, en especial sobre uno de los patrimonios de la zona, la caza de la cabra montés, de cuyos trofeos obtiene su financiación mayoritariamente.

Las gentes y el trabajo en la Tinença

Prácticamente todos los habitantes fijos de la Tinença de Benifassà de una u otra manera se dedican al turismo. Unos regentan una casa rural o una hospedería, otros tienen un restaurante y otros organizan rutas en vehículo 4x4 o a caballo para recorrer la zona. Los hay que acompañan a los cazadores cuando es temporada y otros hacen lo mismo con los que vienen atraídos por las setas o los que quieren visitar las iglesias románicas. Los precios son realmente baratos, ya que el alojamiento está entre los 20 euros persona y noche en las casas rurales hasta los 70 euros de habitación doble con desayuno en los hoteles. Las comidas son muy abundantes y los precios son también muy razonables, en torno a 20 euros por comensal. Recuerdo que cuando anuncié en Twitter que salía hacia la Tinença, me advirtieron que aquí no iba a probar los arroces de la Comunitat Valenciana, sino otro tipo de comida, basada en las olletas o escudellas, los guisos de cabrito y las carnes a la brasa y os confirmo el gusto que para mí fue descubrirlos... Las personas a las que conocimos duratne el viaje resultaron tan cercanas y cariñosas que era imposible no tomarles cariño y confianza enseguida. El alcalde de los siete pueblos es Víctor Gargallo, un hombre cercano y amable, preocupado por cómo sacar adelante a sus vecinos y cómo conseguir medios para que esta desconocida comarca sea un destino turístico próspero. Su trabajo, no remunerado, se compagina con sus actividades turísticas. Durante las excursiones y recorridos en 4x4, nos acompañaron David Gil, que regenta con su mujer una casa rural y el restaurante La Taberna de Fredes (luego os lo enseño) y José Juan Giner, de la empresa Explora, que nos fueron ilustrando con sus conversaciones llenas de anécdotas y nos hicieron pasar un rato francamente agradable. También nos acompañó Nuria Bonet que preside la Asociación de Empresarios de Turismo de la Tinença cuya labor ha sido reconocida por la Cámara de Comercio de Castellón y que es copropietaria de la Hostatgería de San Jaume, en Coratxa (Corachar) hotel en el que nos alojamos. Por cierto, qué ricos estaban los desayunos. Con su afán por estar a la altura de los tiempos y la formación recibida en Redes Sociales y comunicación online están haciendo un gran trabajo para la promoción de su comarca, que arranca con este blogtrip que hoy os cuento.

¿Qué hacer en la Tinença?

Si os gusta la naturaleza este es vuestro destino ideal. Podéis caminar por senderos o recorrer en vehículos 4x4 sus pistas y caminos para acceder a lugares mágicos como el árbol de los doce brazos o pasear, hacer rutas en bici de montaña, practicar escalada, trail running, kayak, hacer rutas a caballo y un sinfín de actividades. En especial me gustó la zona del embalse de Ulldecona que resulta idónea para todas las actividades acuáticas así como para disfrutar de una buena comida en el Molí de LÁbad que tiene en el pantano una "sucursal". En mi opinión, la Tinença es un destino ideal para viajes de grupos de amigos o grupos familiares, en los que compartir aficiones, actividades y mesa y mantel. También es un buen destino para viajes de incentivos para empleados, reuniones de trabajo sin interrupciones combinadas con aventura y motivación de equipos. En cuanto a direcciones de interés, os recomiendo visitar los enlaces que os indico a continuación para poder organizaros un viaje a medida de vuestros gustos y necesidades:
Y ahora que conocéis la zona, y ya sin más preámbulos, os cuento la parte gastronómica de la visita a la Tinença de Benifassà, que os explico a través de un paseo gastronómico por los distintos restaurantes que pudimos visitar durante la estancia.

Paseo gastronómico por la Tinença de Benifassà

La Taberna de Fredes  Este restaurante es un pequeño negocio familiar cuya comida casera y sencilla se ve muy influida por la vecina cocina catalana que reinterpretan con estilo. Destacan los platos de caza y la olleta clásica de la Tinença así como los postres caseros.  En nuestra visita nos sorprendieron con una deliciosa esquixada de bacalao, una escalibada con anchoas, unas tostadas de paté de berenjena, y una curiosa ensaladilla de origen rumano, llamada ensalada de Biof. Como platos fuertes sirvieron rabo de toro y cabrito guisado. Después de tan copiosa cena, pudimos probar un surtido de postres como el pastel de cuajada o el flan de café y unas pastas de manteca caseras acompañadas de los porrones de aguardiente y moscatel


Y después el cremà, un café con ron quemado muy típico de la Tinença y que nos prepararon con mucho cariño. Por suerte nosotros no teníamos que conducir y tras la cena nos fuimos derechos a descansar al hotel en Coratxà. 

La Taberna de Fredes tiene horno de leña, por lo que son deliciosas las carnes a la brasa en especial el cordero. En octubre y noviembre tienen un menú basado en las setas. Reservas 977 729 152 o por correo electrónico. Lo Forn Ambientado con elegancia, este pequeño restaurante de la Pobla de Benifassà nos ofreció a mediodía, la clásica cocina de la zona. El menú arrancó con una clásica ensalada, continuó con una olleta de fideos con verduras y carne, seguido de un surtido de carnes y butifarra a la brasa. Para rematar un postre clásico, las almendras con miel de la zona y unos bizcochitos para acompañar el café.  Si queréis ir a comer, conviene reservar. En principio abre a mediodía pero da cenas bajo petición. A diario tienen menú diario con cinco platos para entrante, primeros y segundos a elegir. Reservas 977 729 175 Font de Sant Pere Este restaurante construido sobre un antiguo molino de agua, está remodelado y tiene un aspecto moderno y elegante tanto en su interior como en sus terrazas. Con una cocina muy equipada (tiene un impresionante horno Josper de brasas) el chef prepara todo tipo de platos tanto clásicos de la zona como los calçots en temporada o las carnes a la brasa, así como otros platos más elaborados.  En la parte superior hay un local chillout bien surtido de bebidas donde se puede disfrutar de cócteles y música hasta bien entrada la noche. Situado en el Ballestar, es uno de los pocos restaurantes de la zona que admite el pago con tarjeta.  En nuestra visita pudimos cenar un surtido de aperitivos en plan picada (chistorra, patatas con salsa, ensalada variada y mejillones al vapor) para continuar con el plato principal. Allí, unos optaron por el bacalao con muselina gratinada y otros por el confit de pato con guarnición de manzanas.  Como postre probamos una mini tarta de queso (excelente) o un tiramisú, para después rematar la última noche de nuestro viaje en el chill out mientras contemplábamos la cascada y  disfrutamos de una copita y charlábamos sobre lo divino y lo humano.
Molí L'Abad

Aunque os he hablado de este establecimiento por sus instalaciones en el pantano de Ulldecona, también merece la pena acercarse al Molí L'abad situado en la Pobla de Benifassà sobre un antiguo molino de harina y recorrer sus instalaciones. En el paseo veréis el precioso río Senia con sus truchas, antes de sentaros en la terraza a disfrutar de una cocina tradicional, también basada en las olletas, la carne a la brasa y la caza. Destaca el cordero al horno, los postres caseros y las truchas rellenas. En nuestra visita, que además era ya la última comida antes de regresar cada uno a su rutina habitual, nos ofrecieron un surtido de platos a compartir en plan picada para que pudiéramos probar de todo un poco. Comenzamos con un surtidito de trozos de cordero y de morcilla muy bien fritos, bien crujientes y sin nada de aceite. 


Después pasamos a unas deliciosas y finísimaschuletas de cordero, que sirvieron empanadas y acompañadas de una ensalada con frutas y jamón de pato. El menú se completó con un curioso plato de morcilla dulce de la Rioja con queso fresco y un paté de berenjena, un magret de pato con ciruelas y piñones, y unos helados de postre. Ni que decir tiene que una vez más salimos encantados con la cocina casera de los establecimientos de la Tinença.

Valoración y recomendaciones

La Tinença es un excelente lugar de escapada, para desconectar del mundo y sus preocupaciones y dejarse absorber por el paisaje, la bondad y cariño de sus habitantes y sentirse tranquilo, relajado, feliz.

No vais a extrañar la cocina de casa puesto que en la Tinença de Benifassa la cocina es casera por naturaleza, todo está bueno, todo es fácil y rico, todo es como debe ser.

Aunque solo pude alojarme en la Hostatgeria en Corachar, pude ver las casas rurales de Fredes y las del Molí L'Abad y también la de Casa Manolita en la Pobla y todas me parecieron estupendas tanto en decoración como en calidad-precio. Sitios acogedores y personas excelentes serán vuestros únicos vecinos.

Tanto si vais en familia como en grupo de amigos, id abiertos a pasear, a realizar excursiones, a charlar con los pocos habitantes que os encontraréis que os contarán sus historias y os harán buenas recomendaciones.

Olvidaros del teléfono móvil. En la mayoría del territorio se cuenta con una débil señal, dependiendo del operador y en muchas zonas se está totalmente aislado sin posibilidad de conectarse a las redes sociales salvo cuando se está en los hoteles y restaurantes que son pequeños oasis de cobertura. Eso que al principio nos resultó extraño por nuestra naturaleza urbana, fue poco a poco convirtiéndose en un lujo y un elemento más para la relajación y la desconexión.

Tenéis que descubrirlo por vosotros mismos, y como siempre... Sed felices,