La vacuna de la gripe se aplica sin evidencia científica de su utilidad

Por Miguel @MiguelJaraBlog

Tras lo sucedido con la gripe A la población empieza a desconfiar de los “beneficios para la salud” de la vacunación contra la gripe. A ello hay que sumar la decisión de la Agencia Española de Medicamentos de inmovilizar todos los lotes de vacunas antigripales estacionales fabricados por Novartis, debido a la presencia de partículas flotantes blancas en las jeringas precargadas de algunos lotes de vacunas.

La Biblioteca Cochrane que es la principal fuente de evidencia fiable acerca de los efectos de la atención sanitaria concluye, sin dudas, sobre la falta de eficacia de la vacuna contra la gripe pero aún así se presiona a la población y a los profesionales sanitarios para conseguir una vacunación masiva.

Quien se suma al coro de críticas a esta vacunación es la Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública (FADSP):

“Tal propuesta falta a la ciencia y a la ética porque, para empezar, no hay ensayos clínicos que permitan valorar científicamente la eficacia y efectividad de las vacunas contra la gripe. Ante la ausencia de ensayos clínicos, las reclamaciones de efectividad son siempre débiles. Por ejemplo, respecto a los beneficios de vacunar a los niños, todo son cábalas y conjeturas. Se difunden porcentajes de efectividad que convierten de facto a la vacuna antigripal en un milagro, hablan de que la vacuna disminuye el 88% las bajas del personal sanitario por gripe, pero la mayor parte de los casos de ‘gripe clínica’ no son casos de ‘gripe’, es decir, en torno al 80% de los casos de “gripe clínica” son causados por virus no gripales (y el 20% por el virus gripal, obviamente). Si la efectividad de la vacuna fuera del 100% sólo se evitaría el 20% de las ausencias (las ‘gripes clínicas’ causadas por virus de la gripe)”.

La eficacia es comparable a la adopción de medidas preventivas en la difusión de los virus: higiene de manos, evitar la difusión por la ventilación y en realidad, la efectividad de la vacuna es de menos del 5%, en los porcentajes que se difunden ¿hay error o propaganda de un negocio?, hablan de la disminución a la mitad de la mortalidad entre los vacunados. La vacunación contra la gripe en ancianos (mayores de 65 años) no ha demostrado ni eficacia ni efectividad, según una revisión Cochrane.

La vacunación de los profesionales sanitarios que trabajan con ancianos no disminuye ni las neumonías, ni las muertes, ni los casos de gripes de los pacientes, también analizado en una revisión Cochrane. En la revisión de 2010 queda claro que en adultos sanos ninguna vacuna antigripal evita las complicaciones (no disminuyen las neumonías, por ejemplo), ni evita las hospitalizaciones, ni las bajas laborales y tampoco disminuye la transmisión de la enfermedad.

En su nota la FADSP continúa:

“No hay pruebas ni ensayos clínicos al respecto y encima pueden haber efectos adversos de la vacuna antigripal (desde narcolepsia a neuritis y otros). No, no todas las vacunas son igualmente necesarias. Hay unas cuantas imprescindibles, como la de la polio, la triple vírica, la del tétanos, difteria y tos ferina, para evitar graves problemas de salud pública. Otras, por el contrario, solo sirven para satisfacer el afán de lucro y el negocio“.

El oscurantismo que rodea a las vacunas sólo consigue el descrédito de las políticas vacunales en general.