Las vacunaciones son cada vez más cuestionadas. No tanto por el “movimiento antivacunas” que, si existe, dispara poco y mal para la cantidad de munición que se le da. No, lo que aumenta es la crítica en los sectores que están a favor de las inmunizaciones. Os cuento el penúltimo escándalo relacionado con estos productos biológicos.
Quien con honestidad quiera encontrar verdades sobre algunas vacunas, no tiene excusa para leer un artículo científico publicado en la revista British Medical Journal (BMJ) -una de las “biblias de la denominada Medicina Basada en la Evidencia (MBE), la hegemónica-. Se titula, agarraros que vienen curvas: ¿Necesitamos un nuevo enfoque para hacer las recomendaciones sobre vacunas? Sus autores, tres especialistas en enfermedades infecciosas y salud pública concluyen:
La controversia acerca de la evidencia, la economía, la ética, el lobby y la toma de decisiones que rodea a un nueva vacuna para la enfermedad meningocócica del serogrupo B debe dar lugar a un cambio en el modo en que desarrollamos recomendaciones para nuevas vacunas“.
Bexsero es la primera vacuna para la enfermedad meningocócica del serogrupo B para uso masivo en la población. También es la primera vacuna que se comercializa en muchas regiones de varios países sin que estén disponibles los datos de eficacia clínica.
Vaya, que se ha introducido en los mercados sin que se conozca su eficacia. Existe pues incertidumbre sobre su capacidad para interrumpir la circulación de las bacterias y mantener la inmunidad de grupo.
Además, el perfil de seguridad es peor que el de las vacunas meningocócicas financiadas en la actualidad con fondos públicos para su aplicación en programas masivos.
Ya en junio de 2013 publicamos La vacuna Bexsero, sin datos de eficacia, está en los hospitales. Con generosidad las autoridades sanitarias permitieron que sin saber su eficacia se administrase en hospitales. Pero ya entonces observamos prácticas de lobby a las que aluden en BMJ para su extensión de comercialización.
El Comité Asesor de Vacunas de la Asociación Española de Pediatría, que como sabéis los habituales del blog tiene problemas de conflictos de intereses con los laboratorios fabricantes de vacunas, ha emitido una nota en la que, en tono de lamento, nos cuenta que la nueva vacuna contra la meningitis B, no llegará a las farmacias.
Con posterioridad, en diciembre del mismo año, la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) pidió a Novartis un estudio de postcomercialización de la vacuna Bexsero para cambiar su recomendación de uso hospitalario.
¿Se precisa una nueva manera de informar sobre las vacunas? Sí, sin ninguna duda. El abuso de la vacuna de la meningitis B en el Reino Unido se ha exportado a España y el resto del mundo.
Si se quiere continuar con la búsqueda de la verdad mentada al principio de este post, es necesario leer el trabajo que hizo el Grupo de Vacunas de Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (SESPAS). Se titula Informe sobre la vacunación frente a la enfermedad meningococócica por serogrupo B.
Es breve y claro. Para esta sociedad científica:
Bexsero es una vacuna ‘experimental“‘.
Sin embargo, desde su introducción en el mercado farmacéutico no ha parado de escalar posiciones entre las tendencias de búsqueda de Google (aunque este mes comienza a bajar ¿debemos esperar una campaña de lobby y promoción de esta vacuna?). Cuando esta inmunización logró mayor interés en internet fue precisamente en septiembre-octubre de 2014, cuando Novartis y “sus” pediatras hicieron campaña para que se incluya en los calendarios de vacunaciones.
Las vacunas comenzaron una carrera de éxito hace más de 200 años pero la codicia de la industria está poniendo en peligro esos réditos. Consideradas en un principio como bienes sociales, ahora son un claro objeto especulativo. Los precios de las vacunas se han multiplicado por 68 desde 2001. Lo escrito, cada vez se critican más las inmunizaciones y con razón ¿o no?