La sarta de incongruencias, desinformaciones, y sandeces que han envuelto ésta situación incluyen que ”se vacuna demasiado”, que se reserva la vacuna para uso hospitalario, que el laboratorio no tiene existencias o que se mantiene la autorización y el suministro en Navarra, Madrid, Ceuta y Melilla, entre otras (!).
Los profesionales, médicos pediatras y farmacéuticos se encuentran envueltos en la confusión y deben enfrentarse a diario con las preguntas de los pacientes sin disponer de información concreta. En este blog ya nos lo han contado.
La Asociación Española de Pediatría ha emitido un extenso informe en dos formas, una para los profesionales http://vacunasaep.org/profesionales/que-pasa-con-la-vacuna-de-la-varicela y otro para las familias http://vacunasaep.org/familias/que-pasa-con-la-vacuna-de-la-varicela firmado por el Comité de Vacunas, una entidad con una larga historia de suficiencia científica, cuya lectura es recomendable.
Todo el problema se engarza con dificultades, a nuestro entender, de índole política. Los esfuerzos del gobierno central de imponer un Calendario vacunal único para todo el estado, que pueda parecer razonable, tropieza con la realidad de que las competencias en materia de salud han sido transferidas a las comunidades autónomas. Lamentablemente estas iniciativas responden a un continuado intento de recentralización del estado como un puro ejercicio de poder, lo que cuenta con notable resistencia desde los gobiernos autónomos. El calendario bien puede ser único, pero la financiación de las distintas vacunas va a depender de la distribución de recursos económicos de cada comunidad. Cada una puede decidir en qué se gasta sus dineros. En cualquier caso, la medicina y las ideologías mezclan mal.
Otra materia es el precio de la vacuna, si se mantiene como un producto de venta libre. La dosis de vacuna cuesta 70 euros, precio autorizado por el ministerio, cuando en Andorra se puede conseguir por menos de 40. Alguien está haciendo un gran negocio a costa de la vacuna.
Mientras, quedan de lado todos los argumentos cientificos sobre la eficacia, los efectos secundarios o los que pueda determinar sobre el desarrollo en el futuro de la formas secundarias como el Herpes zóster del adulto.
Desde aquí estimulamos a todos a informarse adecuadamente y ofrecer a los pacientes tranquilidad ante una situació que, por ridícula, esperamos que sea transitoria.
X. Allué (Editor)