La administración de vacunas para la alergia constituye la herramienta más eficaz para el control de la enfermedad, según señalan los expertos reunidos en el XXVII Congreso de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC) que se celebra en Madrid. De hecho, la inmunoterapia o vacunación antialérgica consigue detener la progresión de la enfermedad y cuanto antes se aplique mayor es su eficacia contra los alérgenos. "Es fundamental que el alergólogo diagnostique precozmente la sustancia que provoca una reacción en el paciente con el fin de instaurar lo antes posible la vacuna y optimizar al máximo su eficacia terapéutica; no es lo mismo vacunar a un paciente con un asma de diez años de evolución que a otro con un diagnóstico inferior a un año" afirma la doctora Ana I. Tabar, jefe del Servicio de Alergología del Complejo Hospitalario de Pamplona.
La inmunoterapia es eficaz contra enfermedades alérgicas respiratorias como el asma, la rinitis, la polinosis… y la alergia a veneno de himenópteros –avispas y abejas-, y se está estudiando las posibles aplicaciones para la alergia a alimentos, una de las enfermedades alérgicas que más se han incrementado en los últimos años. De hecho, en España aproximadamente el 60% de los pacientes alérgicos puede beneficiarse de esta terapia.
Los expertos consideran que la inmunoterapia es el único método efectivo para detener la progresión natural de la enfermedad alérgica. De hecho, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda su uso en pacientes con asma y rinitis, destacando que su eficacia está determinada por una adecuada selección del paciente y de los alérgenos, por lo que su uso sólo debe ser guiado por un alergólogo. La inmunoterapia (vacunación antialérgica) consiste en la administración repetida y habitualmente gradual de una sustancia alergénica a un paciente sensibilizado a ella durante un periodo generalmente, de entre 3 y 5 años, con intención de lograr su tolerancia. La vacunación modifica las células del sistema inmune que regulan el fenómeno de la alergia, principalmente linfocitos T, e induce una tolerancia. La administración de la vacuna puede ser por vía subcutánea y sublingual en gotas o en comprimidos.
Diversos estudios muestran su eficacia para detener la enfermedad alérgica ya que los pacientes continúan sin síntomas hasta diez años después de terminar el tratamiento. "Si la vacuna se administra correctamente, está perfectamente identificado el agente causante de la alergia, establecidas las dosis necesarias, el tiempo adecuado y el paciente sigue adecuadamente el tratamiento prescrito por el alergólogo, podemos hablar de la desaparición completa de los síntomas" indica el doctor Pedro Guardia, coordinador del Comité de Inmunoterapia de la SEAIC.
La reacción del sistema inmune a la vacunación es precoz, y, según los últimos estudios, "a los cuatro meses de iniciar el tratamiento el paciente siente una notable mejoría y al año, se ha alcanzado el 80% de los objetivos del tratamiento", afirma la doctora Tabar. No obstante, uno de los principales problemas de la vacunación en alergia es la falta de cumplimiento del tratamiento, lo que se traduce en una notable pérdida de eficacia. Los alergólogos advierten de que a pesar de los indudables beneficios de la inmunoterapia para detener la enfermedad, como en todo tratamiento a largo plazo, al año sólo continúan seis de cada diez pacientes y a largo plazo, el 50% de los pacientes lo abandona.
-Futuro de la inmunoterapia
El futuro de la vacunación antialérgica estará determinado por una mayor precisión diagnóstica del origen de la sensibilización específica de un paciente, esto es, "identificar no sólo el agente alérgeno causante sino identificar las proteínas de ese agente que provocan la reacción" señala la doctora Tabar.
En este sentido, el doctor Pedro Guardia afirma que "la determinación exacta de la causa de la enfermedad alérgica permitirá identificar desarrollar tratamientos y vacunas que incidan específicamente en la sensibilización de cada paciente".
Los primeros pasos en esta línea ya se están dando y en el marco del Congreso de la SEAIC que mañana concluye en Madrid, se han presentado resultados sobre la fabricación de vacunas con proteínas obtenidas en el laboratorio por recombinación genética y la utilización de anticuerpos monoclonales dirigidos contra la IgE de los pacientes, los anticuerpos que se activan en toda reacción alérgica. En opinión del doctor Guardia, "las vacunas de alergia contra la IgE representa para los alergólogos un arma más dentro del arsenal terapéutico disponible para el manejo de enfermedades como el asma y la rinitis".