Dicen mis padres que antes, en el pueblo, cuando había tormenta y los rayos iluminaban de repente toda la calle, mis abuelos corrían a por la vela de los nublaos.
Con ella en la casa se pasaba la tormenta, los rayos, los truenos y todas sus amenazas. Mis abuelos ya no están, pero están mis padres, está la vela y las palabras.