La Verdad en las Máscaras de Majora’s Mask

Por Kheldar @KheldarArainai

En este entorno, The Legend of Zelda: Majora’s Mask es a la vez un clásico y un juego del que muchos fans están hartos de hablar y ver mencionado. Ya han pasado 14 años desde su salida al mercado, y todavía salen artículos nuevos sobre sus significados y mensajes ocultos. Para muchos, el juego ha sido profundamente sobre-analizado en artículos que califican de repelentes.

La moda en varios de esos artículos es el reconocer que Majora’s Mask es un juego más oscuro y mas maduro de lo que parece, pero a eso siempre se le da el giro hacia un tinte positivo. Dado que aceptan que la premisa del juego es que la vida es finita, esos artículos siempre lo usan como heraldo del mensaje de vivir al día.

Los análisis optimistas prevalecen, a pesar de que la fuente del juego aporta elementos bastante pesimistas. Toma como ejemplo la premisa central del juego de llevar máscaras. Bastantes lo toman como un mensaje sobre ser uno mismo y no esconder tu identidad, lo que es acertado, pero no podemos ignorar que el juego también propone que a veces es necesario llevar máscaras.

Típicamente en los artículos que detallan los temas en Majora’s Mask se centran en que éstas son algo negativo que suprime nuestra personalidad o nuestro auténtico yo. Ellos destacan personajes y situaciones como Skull Kid y su uso de la Máscara de Majora para esconder sus propias inseguridades, quien resulta consumido por el poder de la máscara.

Llevar máscaras tiene un cariz negativo que apunta que con el tiempo se suprime tu individualidad. Fíjate por ejemplo en Shiro el guardia, que se pone la Máscara de Piedra y se hace “tan insustancial como una piedra“. Se vuelve invisible, de tal forma que puede “confundirse con el entorno y moverse sin ser apreciado“.

Majora’s Mask advierte de este peligro de perderte a ti mismo entre fachadas, pero no contiene un mensaje explícitamente contra el hecho de llevar máscaras. Como rasgo de personalidad, ser tan soso como una piedra es una cosa mala, pero cuando se trata de mezclarse y funcionar en sociedad, encajar con las otras chinas es crucial.

Piensa en máscaras como la etiqueta social y la corrección. Nuestros auténticos rostros son lo que pensamos en verdad, pero soltar inapropiadamente nuestros pensamientos constantes es algo destructivo. Las máscaras pueden ser una forma muy necesaria de autocontrol en sociedad.

Algunas máscaras nos ayudan durante el día. Fíjate, por ejemplo, en la gente que se maquilla para ganar confianza. Aunque está bien pensar que no hay discriminación en esto, es ignorar que en realidad alguna gente necesita sus máscaras para sentirse a gusto en nuestro mundo de prejuicios.

A pocos días de su boda en Majora’s Mask, el personaje Kafei es maldecido con tener la apariencia de un niño; pierde el regalo de boda para su prometida Anju; y también pierde el valor para encarar a las personas que hay en su vida dadas estas circunstancias. Para ser capaz incluso de salir a la calle, esconde todas sus inseguridades tras la Máscara de Keaton. Llevar una máscara le da fuerza, aunque sea poca.

La Máscara de Bremen le da a Link un culto a la persona, la habilidad de dirigir, aunque únicamente a animales. Es como cualquier jefe o líder teniendo que poner un rostro firme para guiar a su gente, a pesar de lo que puedan estar afrontando personalmente. Estar desenmascarado todo el tiempo trae inestabilidad.

Considera también que en Majora’s Mask se observa la necesidad de llevar máscaras y encajar en un cierto molde para ser aceptado. Cuando se une al grupo de jóvenes (los Bombers) como un Deku, a Link se le niega la membresía. Cuando lo hace como persona le dan acceso completo. De forma similar, para ser bien recibido en el Bar Lácteo, Link debe llevar la Máscara de Romani; o para acceder al Cañon Ikana debe llevar la Capucha de Garo.

Las máscaras son necesarias para ser aceptados y satisfacer nuestras necesidades y metas. Ten en cuenta a los stalfos del cementerio de Ikana, que son hostiles y violentos hacia Link hasta que lleva el Casco del Capitán y es acogido como uno de ellos.

El mensaje de Majora’s Mask no es en definitiva que las máscaras sean intrínsecamente buenas o malas; es que son una mera herramienta para vivir que puede ser una fuerza positiva o negativa. Podemos vernos consumidos por nuestras máscaras y perdernos a nosotros mismos, eso es cierto, pero las máscaras en nuestras vidas también pueden darnos confianza y ayudarnos a funcionar.

El tema central del juego es asumir que enmascarar algunos aspectos de nosotros es necesario, pero aconseja precaución. Lleva máscaras para tu comodidad y la de los demás, pero conserva la capacidad para ponerlas y quitarlas. No las dejes puestas por defecto. Mantén el control.

Si hay alguna moral optimista en el fondo de Majora’s Mask es que, a pesar de todo, la gente a la que le interesas, aquellos que importan, ven a través de tus máscaras hasta el punto de que no les afectan. Ellos ven directamente lo que sientes, como pasa en el juego con la Máscara de la Verdad.

Hay varios ejemplos de esto. A pesar de que Skull Kid enmascara su fragilidad con la Máscara de Majora con consecuencias devastadoras, sus amigos (los Cuatro Gigantes, Taya, Tael e incluso Link no se olvidan de quién está tras la máscara. Les apena aquello en lo que se convierte (en un esclavo de su máscara) pero se preocupan por él a pesar de todo.

Aun maldito con una forma infantil y escondido tras la Máscara de Keaton, su prometida Anju sigue amando y aceptando a Kafei sin importar su apariencia, porque se enamoró de la persona tras la máscara. Desenmascararse con otra persona es ser íntimo, es algo especial.

Vivir la vida siempre desenmascarado te hace vulnerable y susceptible, Esconder tus emociones a tus compañeros del trabajo y después darles salida con un amigo o tu pareja es una forma de ponerse y quitarse máscaras. Es necesario. Link nunca habría llegado muy lejos sin la habilidad para llevar y cambiar de máscaras, ni tampoco nosotros.

Piensa en estas cuatro citas de los Niños Lunares. Sus preguntas no señalan a las máscaras como algo negativo o positivo, sino que cuestionan su capacidad para hacernos felices, para hacer felices a los demás, y también cómo el acto de mostrar nuestra verdadera identidad es un pilar para una amistad profunda y duradera.

“Tus amigos… ¿Qué clase de… gente son ellos? Me pregunto… Estas personas… ¿Piensan en ti… como un amigo?”

“Tu verdadero rostro… ¿Qué clase de… rostro es? Me pregunto… El rostro tras la máscara… ¿Es ese… tu verdadero rostro?”

“Lo correcto… ¿Qué es? Me pregunto… Si haces lo correcto… ¿Eso hace… felices… a todos?”

“¿Qué te hace feliz? Me pregunto… Lo que te hace feliz… ¿Hace… a otros felices, también?”

La vida adulta se basa en saber cuándo es necesario llevar una máscara, ya sea suprimir tu rabia por corrección, esconder tus inseguridades para aumentar tu confianza o comprometerte para recibir aceptación. De cualquier forma, también se basa en saber cuándo quitarse esas máscaras para estar a gusto siendo simplemente uno mismo. Encontrar este equilibrio es esencial para una vida exitosa y enriquecedora.


- Fuente original: http://www.zeldainformer.com/articles/the-truth-of-the-masks-in-majoras-mask

El autor original responde al nombre de Dathen Boccabella, y no dispongo de información sobre su persona. Es un colaborador (o colaboradora) en la plataforma Zelda Informer, a la que suelo prestar atención por textos como el que he traído a colación hoy, entre otros.

Quisiera hacer notar que, dado que no cuento con la versión en español del juego en estos momentos, no puedo sino ofrecer una traducción aproximada de los diálogos de los niños en la luna, en vez de la oficial en el juego. Lo mismo va por los nombres de las máscaras y los personajes. Me he fijado en las bases de datos online sobre el juego, pero si me he colado en alguna parte, por favor… Házmelo saber y corregiré los nombres o los diálogos lo antes posible.

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Majora’s Mask es uno de los videojuegos que han marcado mi vida. Otros, por ejemplo, serían Baten Kaitos y distintas sagas (como sería típico en un gamer consagrado). Cada uno ha dejado su huella de una manera concreta, pero siempre en forma de valores; tales como procurar mi autenticidad y de expresarme lo mejor posible a mí mismo (lo cual incluye hacerlo de una manera que no destroce a otras personas para mantener mi integridad, si no es necesario).

A veces, para ser tú mismo tienes que romper los moldes y las cadenas que otros quieren imponerte. A veces debes claudicar por el (para algunos estúpido) motivo de mantener la concordia y no desestabilizar al grupo.

Para algunas personas, las mismas del paréntesis anterior, nadie es imprescindible… Y solamente se quedan con quienes les aceptan al 100% y sin cortar o rebajar. Con quienes no se crean máscaras irreales. Con quienes saben respetar a la otra persona y a sus máscaras, y no intentan peer por encima del culo ni ser siempre como el aceite.

Yo mismo me quedo solamente con estas personas. Los de verdad, al menos para mí.

Dentro del tema que se nos presenta, están las preguntas de los Niños Lunares, a las que no se da respuesta en el juego y sobre las cuáles te invito a pensar hoy… Y siempre.