Si se hubiera tratado de cualquier otro bulo de los que circulan por internet, ni me habría molestado en pinchar en el enlace... pero dado que trata sobre alimentación, me veo en la obligación de investigar un poco el tema y contaros si verdaderamente hay motivo para alarmarse ante este "destape mundial".
¿Queréis saber lo que he averiguado?
Cada vez proliferan más en internet los bulos o "hoax" (en inglés) que se transmiten como verdaderos virus por la red con el fin casi siempre de causar alarma entre la población, desprestigiar algún producto o marca y, en mi opinión, reírse de lo crédulos que podemos llegar a ser. En concreto, los que se refieren a temas tan sensibles como la alimentación suelen tener una gran repercusión, ya que es algo que nos afecta directamente a todos y, en un mundo globalizado como el que habitamos, ya no basta con que los productos de nuestra zona sean de lo más saludables (se nos llena la boca con la "dieta mediterránea"...), porque lo más probable es que el alimento que estemos comprando en el supermercado del barrio se haya recolectado, fabricado y/o envasado a miles de kilómetros de aquí.
En este caso, no se trata de un bulo como tal, pues tiene una base de verdad, pero las "verdades a medias" manipuladas y adornadas con tintes sensacionalistas, son incluso peores que descaradas invenciones, quizás más fáciles de destapar. Precisamente este es uno de los casos que nos ocupa hoy; si empezamos a buscar en internet referencias al "contenido de arsénico del pollo", veremos que hay bastantes entradas con títulos muy similares al nuestro, pudiendo llevarnos esto a dar por válida la noticia basándonos en la cantidad de internautas que han escrito sobre el tema en términos similares... y, como dice el anuncio, esto sería un ¡error!
Una de las primeras cosas que me hacen sospechar cuando leo el artículo en cuestión, que iré desgranando poco a poco para vosotros (lo siento, pero me niego a poner el enlace, más que nada para no aumentar el tráfico hacia una página patrocinada por ¿asociaciones?¿empresas? como "Telegracia: el canal oficial de Jesucristo hombre" o "El 666 ¿Qué es?"...), es la falta de enlaces hacia los estudios y comunicados de la FDA a los que hace referencia. Nosotros, por el contrario, es a esas publicaciones a las que nos vamos a dirigir para intentar aclarar un poco el tema.
Empecemos por las fechas...
El artículo ha llegado a mí (y a muchos más, supongo, dada la ligereza con que compartimos estas "noticias") el 14 de febrero de 2014. Al pinchar en el enlace veo que el artículo está fechado el 2 de noviembre de 2013; eso sí, con una importante aclaración a continuación que reza: "noticia de impacto". Pero, acudiendo a la página oficial de la FDA (agencia de seguridad alimentaria norteamericana), observo que el informe sobre el tema al que parece ser que hace referencia esta "noticia de impacto", es de... ¡febrero de 2011! Aquí tienes los resultados finales del estudio en cuestión, por si os interesa "beber" de fuentes fidedignas...
Posteriormente, en junio y agosto de 2011 se hicieron otras publicaciones que resumían y explicaban las conclusiones del informe anterior y las consecuencias derivadas de él.
Finalmente encontramos otra publicación de septiembre de 2013 en la que simplemente se responde a una petición de dos organizaciones que solicitaban la retirada inmediata de los medicamentos veterinarios con arsénico. De los cuatro productos a los que hacían referencia, 3 ya no se comercializaban cuando se hizo la petición y el cuarto estaba en estudio, pero casi en desuso. Se remite a los solicitantes al estudio de 2011 del que hablamos antes y se les insta a que esperen los resultados de las investigaciones en marcha, algunas de ellas pedidas por los fabricantes de uno de estos medicamentos para conseguir de nuevo su entrada en el mercado.
¿Dónde está el origen del problema?
Todo comienza con la utilización desde los años 40 de medicamentos veterinarios que se añadían a la comida de animales como los pollos y que contenían arsénico orgánico (menos tóxico que el inorgánico). Estos compuestos con arsénico se utilizaban tanto para prevenir enfermedades parasitarias mortales para las aves, como la coccidiosis, como para facilitar la ganancia de peso de las mismas.
En los distintos estudios y revisiones que se hicieron sobre estos medicamentos de uso animal, se observó siempre que el arsénico era expulsado en las heces de los pollos en la misma forma en que se administró, como arsénico orgánico, y los métodos de análisis, que no eran tan sensibles como los actuales, no detectaban cantidad alguna de arsénico inorgánico (carcinógeno) en los tejidos del animal, por lo que se consideraban seguros.
En el 2010, cuando la FDA decide volver a repetir, por propia iniciativa, los estudios sobre la seguridad de estos medicamentos veterinarios, vio que, de los 4 compuestos que se empleaban en su composición, la carbarsona no se comercializaba desde 1996 y el ácido arsanílico desde 2005; de entre los dos restantes, roxarsona y nitarsona, el primero era con gran diferencia el más comúnmente utilizado, por lo que dedicó sus esfuerzos a su reevaluación.
¿Cómo se hizo el estudio?
Se compararon dos grupos de pollos: al primero se le administró roxarsona en la comida y al segundo o grupo control, no. Vieron que se expulsaba arsénico orgánico en las heces pero también, gracias a los mejores medios analíticos, mucho más sensibles, detectaron arsénico inorgánico (cancerígeno) en el hígado de los pollos que habían tomado el medicamento y no en el hígado de los del grupo control.
No se pudo analizar el contenido de arsénico inorgánico en los tejidos musculares del pollo (la "carne" del pollo que al final nos comemos) debido a que esa novedosa técnica sólo permite la medición en el tejido hepático, pero sí se comprobó que la cantidad total de arsénico (orgánico más inorgánico) existente en los músculos de los pollos tratados era aún menor que la pequeña cantidad de arsénico inorgánico encontrado en el hígado. Las tablas con los datos numéricos las puedes consultar aquí.
¿Qué hizo la FDA tras estos resultados?
La Unión Europea ya había prohibido el uso de este medicamento veterinario desde 1999 (por una vez, nos adelantamos a los americanos),sin embargo hay otros países donde, según la Evisa, (European Virtual Institute for Speciation Analysis) aún se utiliza como son:Canadá, México, Malasia, Indonesia, Filipinas, Vietnam, Chile, Argentina, Perú, Venezuela, Brasil, Australia, Pakistán y Jordania.
Analicemos ahora cómo lo cuenta la "noticia de impacto"
"Después de años de esconder el problema y esperar a que nadie se diera cuenta , la FDA ha admitido por fin que la carne de pollo que se vende en los EE.UU. contiene arsénico, un químico tóxico que causa cáncer y que es mortal en dosis elevadas".
"Pero la verdadera historia es de donde este arsénico proviene : se agrega a la alimentación de las gallinas a propósito !"
Pues sí, se agregaba al pienso de los animales "a propósito" porque se trataba de un medicamento veterinario autorizado para prevenir parasitosis y optimizar la ganancia de peso...
"Hasta este nuevo estudio, tanto la industria avícola y la FDA negaban que el arsénico que daban a los pollos terminaban en su carne. La excusa es que todos hemos sido alimentados durante sesenta años y que “el arsénico se excreta en las heces de pollo.” No hay base científica para hacer tal afirmación, es simplemente lo que la industria avícola quería que todos creen".
Muy al contrario, lo que la ciencia sí podía asegurar hasta entonces es que el arsénico se excretaba en las heces; con nuevos medios se ha podido detectar también en los tejidos. (Por cierto, penosa la traducción...)
He aquí otra obsesión de este tipo de publicaciones: lo malas que son las vacunas... Nunca está de más meter una cuñita...
"Lo asombroso de todo esto es que la FDA informa a los consumidores de que es seguro para comer cancerígeno arsénico pero es peligroso beber jugo de la baya del saúco ! La FDA ha realizado recientemente una incursión armada en un fabricante de jugo de la baya del saúco , acusándolos de ” crimen” de vender “drogas no aprobadas “
Ya que el "destape del pollo" parece que no da para más (mejor no ahondar dando datos ni estudios publicados, claro...), ¿qué tal si tiramos por los cerros de Úbeda y hablamos del jugo de la baya del sauco? ;)
Según hemos leído ya en los enlaces a la web de la FDA, los pollos americanos (también se usaba con los pavos y los cerdos, por cierto) ya no toman estos medicamentos con arsénico, por lo que la agencia americana indica a la población que es seguro consumirlos.
En cuanto a "una incursión armada" de unos funcionarios de seguridad alimentaria... me parece algo exagerado, y queda aún más dramático al añadir "drogas no aprobadas", cuando la traducción correcta de drug aquí sería medicamento. Cada día las autoridades sanitarias retiran, en cualquier país civilizado, suplementos alimenticios que no cumplen con la normativa, como debe ser, pero de ahí a "incursiones armadas"...
¿Concluimos?
El verdadero autor de la "noticia de impacto" (de ahí la deficiente redacción...)
Ya va siendo hora de cerrar este artículo, que me he alargado demasiado intentando explicaros cómo, con una base verdadera (aunque cronológicamente mal situada), se puede hacer un panfleto anti americano, anti FDA, anti vacunas, anti compañías farmacéuticas, anti industria avícola y pro jugo de la baya del saúco (no iba a ser todo negativo...). Vamos, que han sabido aprovechar mucho más que yo, que sólo he sido anti alarmistas desinformados. Además, su escrito ha tenido infinitamente más difusión ( gratuita) de la que tendrá este (ojalá me equivoque) porque siempre es más "divertido" compartir sensacionalismos que enlaces a estudios serios y a páginas oficiales ...Es cierto que se usan medicamentos con arsénico orgánico y que una pequeña cantidad puede pasar a los tejidos del animal en su forma cancerígena, arsénico inorgánico, por lo que muchos países, entre ellos los miembros de la Unión Europea, han prohibido su uso, lo cual me parece estupendo. En otros países se sigue utilizando y se sabe, no se esconde, y es a éstos a los que tenemos que vigilar. Confiemos en que nuestras autoridades en seguridad alimentaria controlen e impidan la entrada de estos productos a nuestros mercados.
¿Qué queda en nuestras manos? Ser consumidores responsables, que compran en establecimientos que reúnen las garantías necesarias, que leen las etiquetas y se informan, y que cuando reciben en su correo, facebook, whatsapp, etc mensajes sensacionalistas, tanto del tipo del que hemos analizado hoy como aquellos, aún más dañinos, que prometen la curación de graves enfermedades, no pulsan "reenviar" ni "compartir", sino lo que merecen:
Otro día hablaremos de bulos sobre alimentos que se han hecho muy famosos en internet y que muchos aún creen a pies juntillas ¿te apuntas?