La vertiente social de la “17 CI+ Metil-isotiazolinona”

Por Pedsocial @Pedsocial

Los tóxicos forman parte de la vida moderna de forma difícil de evitar. A muchos de ellos accedemos de forma voluntaria y, a menudo, social. Por ejemplo el alcohol etílico en las bebidas, la nicotina en el tabaco o los canabinoides en la marihuana. A esos los tenemos identificados y hasta ilegalizados o, en algún sentido, controlados.

Otros, en cambio, forman parte de nuestra vida social de forma inadvertida. Por ejemplo los jabones, detergentes, champús, cremas de belleza, lociones de baño o de cuerpo… y hasta los lavavajillas o jabones líquidos para el lavado a mano.

Una buena parte de ellos contienen MIT, 17 CI+ Metil-isotiazolinona, como agente biocida y preservativo de colonización bacteriana o fúngica. Pues, hombre, gracias por mantener nuestros cosméticos libres de contaminaciones. Pero eso es a costa de provocar numerosos casos de sensibilizaciones y dermatitis de contacto en niños y adultos. Cuando, además, se asocia con 11 Etilendiamina, un agente promotor de los efectos blanqueantes de la lejía, se potencia el efecto irritante. Se puede encontrar información abundante en la red.

Lo que ocurre es que se trata de agentes que cuentan con la aprobación de todas las agencias de supervisión de la industria y los departamentos de salud de países y comunidades autónomas. O sea que están aquí para quedarse.

No se trata de crear una alarma innecesaria a las familias o a sus pediatras. Simplemente recordar que un acto tan habitual y social como lavarse el pelo o ponerle una crema en el culo a un bebé, puede estar en el origen de una patología cutánea importante, duradera y difícilmente controlable. Que va a motivar tratamientos con agentes potencialmente también indeseables para los niños como los esteroides por vía tópica, y crear desazón y preocupaciones a familias y los que se cuidan de su salud.

De manera que hay que mantener la cautela, identificar los componentes de todos los productos que entran en contacto con los niños y reclamar a las autoridades que extremen sus medidas de control tóxico-sanitario. Y no dar por bueno nada por muy bonito que sea el envase ni mucha publicidad que le acompañe.

X. Allué (editor)

NOTA: Deliberadamente no hemos ofrecido los nombres comerciales y las marcas de productos comunes y bien conocidos que contienen MIT. Tampoco queremos iniciar ninguna campaña anti nadie ni generar acciones legales de ningún tipo. Nuestra función es informar. Y advertir que los derechos de los niños a su salud e integridad física están por encima de cualquier otra cosa.