La vida alrededor de las fuentes hidrotermales

Publicado el 17 agosto 2015 por Miguel Angel Verde Valadez @arcangel_hjc
Las primeras fuentes hidrotermales fueron descubiertas en 1977, durante una expedición del submarino americano Alvin, en la dorsal oceánica del Pacífico Oriental, cerca de las islas Galápagos, a más de 2500 metros de profundidad. Bajo la mirada incrédula de los científicos, en un lugar donde pensaban encontrar un paisaje desértico, apareció una fauna desconocida y lujuriante que se iba desarrollando en la oscuridad más completa, en derredor de chimeneas verticales que escupían un fluido tóxico de más de 350 °C. Fue un gran choque para el mundo científico y aquel descubrimiento iba a trastornar la oceanografía moderna.

Las fuentes de vida 

Hasta aquel día de febrero de 1977, los científicos se imaginaban el mundo abisal como un gran desierto poblado de unos peces de formas extrañas e intrigantes, verdaderos fantasmas de otro tiempo. Desde entonces, la exploración de los océanos ha mostrado que comunidades animales de una gran riqueza se desarrollan cerca de las fuentes hidrotermales y de las fuentes frías: proliferan gusanos, moluscos bivalvos, gasterópodos y gambas. 
La vida sin sol 
Sin embargo, las condiciones ambientales que reinan allá son extremas: oscuridad total, presión que puede alcanzar varias centenas de atmósferas, presencia de hidrógeno sulfurado y de metales pesados, verdaderos venenos para las especies que viven sobre la Tierra. ¿Cómo se ha desarrollado aquella comunidad de formas y tamaños tan diversos? Se descubrió por primera vez una vida independiente de la energía solar. Las diferentes especies están aglutinadas alrededor de las chimeneas, lo que da fe de su entera dependencia a los flujos de los fluidos, de los que parecen sacar su energía. Cada especie ocupa un lugar que depende, entre otras cosas, de su capacidad de resistencia a la agresividad del entorno. 

La quimiosíntesis 

Así que aquellas comunidades han aprendido a vivir sin energía solar, y luego, sin la fotosíntesis que permite que sea posible la vida en la Tierra. En este caso, es la energía producida por reacciones químicas, la quimiosíntesis, la que genera la vida. Bacterias, muy abundantes en aquellos medios, van oxidando los compuestos disueltos en los fluidos para transformarlos en materia orgánica. Algunos animales, como el gusano Riftia pachyptila, hasta son alimentados por las bacterias que albergan. Este gusano, desprovisto de boca y de tubo digestivo, se contenta con respirar. Son algunas bacterias, alojadas en su órgano macizo llamado trofosomo, las que transforman los sulfuros colectados gracias a sus branquias de color rojo vivo en materia orgánica asimilable. 

La vida alrededor de los rezumaderos fríos 


Las comunidades animales de los rezumaderos fríos presentan numerosas semejanzas con las de las fuentes hidrotermales. También aquellas salidas de fluidos atraen numerosos microorganismos que cubren el suelo al nivel de las resurgencias. Sirven a su vez de alimento para toda una fauna que constituye una verdadera cadena alimenticia compuesta de gusanos, corales blandos, cangrejos y peces. 

Las bacterias de los entornos extremos 

En aquellos ambientes extremos se han desarrollado microorganismos bien adaptados a aquellas condiciones atípicas, especialmente bacterias capaces de producir moléculas innovadoras. En algunas condiciones de cultivo, en respuesta a condiciones de estrés o desequilibrio nutricional, aquellas bacterias sintetizan biopolímeros como polisacáridos, compuestos de largas cadenas de azúcares, o poliésteres, es decir plásticos biodegradables. Las aplicaciones cubren los sectores de la salud al medio ambiente, pasando por la cosmética, la química, la acuicultura y el sector alimentario. Están en perfecta adecuación con el respeto del medio ambiente.