La vida es bien…¿o no?

Por Saval

En general mis decisiones vitales se basan en el principio de estupidez. Es decir, sea o no correcta (eso es algo que a priori no se puede saber) yo siempre pensaré que me he equivocado hasta que se demuestre lo contrario.

Así pasa, sobre todo, con las decisiones nimias como por ejemplo cambiar de aspecto el blog. Le pongo un nombre con un hastag que luego no utilizo en Twitter, quitó cualquier referencia a la psicología que es de lo que como a día de hoy y le doy un toque pesimista con el subtítulo cuando la gente suele querer leer que la vida es una maravillosa experiencia a cada segundo de su banal existencia. No contento con esa retahíla de gilipolleces me pongo a escribir sobre cosas complejas. Sobre el aborto, los perdedores, las mujeres sumisas que no saben que lo son y la tiranía de los optimistas.

La vida es bien ¿seguro? En realidad creo que no. La vida es, por encima de todas las cosas, tremendamente injusta. Pero no lo digo yo, lo dice la curva Gatsby y cualquier análisis que se haga sobre desigualdad, movilidad social o igualdad de oportunidades. Otra cosa es saber que no queda otra. Que mañana saldrá el sol pase lo que pase hoy. Y que hay que seguir, siempre, hay que seguir. Alegrarse los viernes, joderse los lunes.

La vida es contextual. En el contexto favorable una persona con algún tipo de deficiencia que le provoca saludarse a si mismo puede ser presidente. En el contexto erróneo, igual la niña con el don para averiguar la cura del cáncer está siendo prostituida en Tailandia. Su único contacto con la elite será…sí, eso que estás pensando.

Sabiendo entonces que la vida depende de los contextos, ¿de verdad podemos creer en “justicias”? Sean estas humanas, naturales o celestiales. Y siendo injusto…¿podemos afirmar que es bien?

Otra cosa es, en cada contexto ¿qué podemos hacer? Y en eso, es posible, que haya algo de bien. En intentar hacer lo mejor posible en nuestra parcela. En mejorar lo propio y lo de alrededor.