Hace años uno de mis mejores amigos tenía escrito en Messenger (el tiempo pasa inexorable) “vivir es elegir y elegir, jerarquizar”. Muy bien, pensaba yo. Con 16 años la gente solía poner retahílas de faltas de ortografía contando lo chupiguay que pasaba el fin de semana. Llegó Facebook y aquella exposición pública de la privacidad de mierda de cada cual se convirtió en rutina habitual. En Messenger al menos tenías poca gente aunque ya había imbéciles que presumían de tener muchos contactos. La alienación ha muerto, ha sido reemplazada por la idiotización. No hace falta masa borreguil ( que siempre puede ser peligrosa si cambia su orientación) sino idiotas individuales.
Retomemos la frase. La vida es elegir. Evidente. Elegir es jerarquizar. Evidente. Añado que elegir es, en realidad, joderse. Suena muy maduro, muy positivo, muy trending topic, muy foto hortera de Instagram: “tomo mis propias decisiones”. Pero tomar decisiones es una putada. ¿Prefieres comer tarta de chocolate o tener abdominales? Pues las dos. ¿Pareja o follar libremente? Pues las dos. ¿Ganar dinero o no trabajar? Pues las dos. Y así con todo. Nadie quiere elegir. Elegir es joderse le faltaba poner a mi amigo.
Todas las cosas entretenidas son malas. El alcohol, el azúcar, la droga, el sexo sin celofán, la grasa, la siesta, la tele, los videojuegos, insultar políticos… Decir todas es una exageración pero es que a mi me gusta exagerar y seguro que eso también es malo. Se supone que renuncias a ellas porque eliges unos fines positivos. Vivir sano para vivir cien años o doscientos.
“Doctor, si dejo de fumar, de beber, de follar y de comer…¿viviré muchos años?”
“Muchos no lo sé, pero se le va a hacer de largo…”
Joderse se llama en el neolenguaje optimista del siglo XXI “esforzarse” o “comprometerse”. Y es que comprometerse o esforzarse suenan mucho mejor. Y hoy parece que todo el mundo se dedica a renombrar las cosas para que suenen bien. Pongas la palabra que le pongas, mi amigo tenía razón. Tienes que elegir. La vida es elegir. Jódete.