Quizás ha llegado el momento de darse cuenta de que la vida hace con nosotros lo que le da la gana. Por muchos filtros que le pongamos (el cielo más azul, la niebla menos niebla, la hierba de un tono más verde, la lorza más pequeña y el tono de piel morenito y con pecas), por muchos filtros que le pongamos pues la vida tiene los suyos propios: que si por aquí una pandemia, por este otro lado un fundido a negro, y nos estropea la foto que llevamos tanto tiempo ansiando hacernos.
Pues ya es hora, repito, de que nos demos cuenta de que no hay foto que arregle esto. Que tenemos que dejar la cámara a un lado, prescindir del postureo y mirar la vida sin filtros. No hacer planes a largo plazo, estar contentos si las cosas van bien y preocupados si van mal, pero tener la capacidad de readaptarnos constantemente a las circunstancias. Nadie habla de tener miedo, sino de tener siempre cuidado, mucho cuidado. Que celebrar la vida no implique el riesgo de contagiarnos. Y que no abrazarnos o tomar cervezas juntos no signifique no llamarnos. Estamos juntos en esto, aunque cada uno le quiera poner un filtro diferente (excusas de dinero, trabajo, familia). No os engañéis, no funcionan.
La vida, de esto se da uno cuenta con los años, tiene sus propios filtros y no están al alcance de nadie. Hoy te regalo un atardecer, mañana lo envuelvo en niebla y lo mismo me da si te vas de vacaciones o tienes un viaje. Al día siguiente te deja caer una tormenta y cuando piensas que no puede ser peor, entonces empiezas a ver el sol radiante entre las nubes y no hay predicción meteorológica que valga: hace lo que le da la gana.
Asi que hoy es buen momento para dejar los filtros a un lado y ver las cosas como son para luego poder hacer algo con ellas. No es hora de esconderse, sino de APROVECHAR con mayúsculas que tenemos un día más para hacer las cosas mejor. Porque no os engañéis, sea cual sea vuestro partido, vuestro trabajo, vuestra ciudad de residencia: las estábamos haciendo mal.
Y ya sin posibilidad de escondernos en ninguna excusa, porque la pandemia no nos deja, es hora de enfrentarnos a ella de frente, con ganas de creernos que está en nuestras manos hacer algo. Quizás entonces, sin postureos ni fotos ni filtros, seamos por fin mas NOSOTROS y menos los otros, los que tienen la culpa de todo y no hacen nada para cambiarlo. No hay excusas que valgan: la vida, al fin y al cabo, era esto.