La vida sin lácteos ni cereales

Por Aliciapaz
María (nombre ficticio) tardó 30 años en descubrir la causa de sus dolores crónicos de barriga. Los médicos en el país siempre lo atribuyeron al estrés, pero fue en Estados Unidos donde le dieron un diagnóstico diferente y certero: intolerancia al gluten.
No es que la intolerancia a ciertos alimentos sea un problema de pocos, el inconveniente es que hay pocas pruebas certeras para diagnosticar este tipo de trastornos en Ecuador. Galo Rivera, médico internista del Hospital Eugenio Espejo, denomina a estas enfermedades como de “mala absorción de alimentos” y no hay forma de prevenirlas porque son genéticas y hereditarias.
La más frecuente es la intolerancia a la lactosa, que está dada por la deficiencia de la lactasa, la enzima que ayuda a procesar la leche y sus derivados. Aunque se presenta en adultos mayores, generalmente se diagnostica en los primeros días de nacimiento, cuando empiezan a consumir leche materna.
Milton Jijón, genetista, explica que una serie de deposiciones en períodos cortos es la señal de que algo anda mal con los recién nacidos. Si este síntoma persiste lo mejor es buscar leche sin lactosa. La leche de soya es una de las alternativas.
Rivera dice que la literatura médica indica que la incidencia de la intolerancia a la lactosa es de uno en cada 100 personas. Las personas que desarrollan la intolerancia en la edad adulta no llegan fácilmente a un diagnóstico certero y empiezan a tener mala calidad de vida. A más de las diarreas, también padecen de gases y disconfort abdominal (sensación de dolor en la barriga) y muchas veces les diagnostican colon o intestino irritable.
Raúl Jara, generó intolerancia a la lactosa en la edad adulta y a más de consumir leche de soya, cuando va a un restaurante pregunta si la sopa del día o el pastel del postre tiene leche. Ante la perplejidad de los que le atienden, siempre tiene que explicar que no puede consumir leche por cuestiones de salud.
Los especialistas también hablan de la intolerancia al gluten o la celiaquía, también de origen genético. Las personas que generan este desorden están condenadas a eliminar de su dieta el trigo, la avena, el centeno y la cebada. Cereales muy consumidos en el país.
Cuando María, intolerante al gluten, habla de su enfermedad agradece que haya Internet, pues todo lo que sabe sobre la celiaquía lo ha aprendido navegando. Lo que más le ha sorprendido es saber que incluso hay cosméticos prohibidos para los celiacos porque tiene gluten.
En países como Argentina o España hay una comunidad de enfermos que comparten sus inquietudes y hasta productos sustitutos de los cereales prohibidos. En Ecuador esto es aún incipiente. Hay una página web llamada Celiacos del Ecuador que quiere aglutinar a los pacientes y conseguir que los supermercados tengan productos con etiquetas que indiquen si los productos son libres de gluten.
No hay una estadística fiable de la incidencia de esta enfermedad en el país. El médico internista del Eugenio Espejo dice que debe haber un enfermo por cada 1 000 personas en el mundo. La gente de Celiacos del Ecuador, en cambio, indica en su portal que hay un celiaco por cada 266 habitantes.
María, que oculta su nombre porque sigue en tratamiento en Ecuador y no quiere ser discriminada por quejarse de la atención médica, dice que no la toman en serio cuando les dice que tiene intolerancia al gluten. Siempre cuenta la vez que estuvo ingresada en una clínica y pidió una crema de espárragos pero aclaró que no la espesaran con harina sino con maicena. Lo que le llegó fue un caldo verde con unos espárragos flotando.
No es una alergia
No hay que confundir intolerancia con alergia.
La alergia a los alimentos es una respuesta inmune exagerada del organismo.
Los médicos consultados explican que la alergia es un fenómeno vasoactivo, es decir, que aumenta la presión, se hincha el cuerpo, se producen desmayos, y aparecen ronchas en la piel.
Pueden ser transitorias, moderadas o letales como el shock anafiláctico (desmayo o síncope, hipotensión arterial, palidez, frialdad de la piel, taquicardia, shock, parada cardíaca).
Existen 3 tipos de alergias: de las vías respiratorias, del tubo digestivo y la anafilaxis, que afecta todo el cuerpo.
La intolerancia a los alimentos, en cambio, es enzimática y por lo general se produce a los alimentos que contienen disacáridos o sustratos, solo digeribles con enzimas.
Fuente: elcomercio.com