Churchill Gardens
El tiempo no pasa en balde
Moisei Ginzburg, una víctima más del estalinismo
Narkomfim, construido en 1928, es uno de los casos más clamorosos de obra adelantada a su tiempo (característica que junto al stalinismo, provocó que no obtuviera continuidad durante la siguiente década) y sólo su degradado semblante pasto de patologías hace entrever la verdadera edad del edificio. Con su bloque de servicios colectivos, su distribución y ubicación de transiciones verticales y horizontales, anticipa gran parte de los rasgos definitorios del modelo socialista. Desgraciadamente, las duras condiciones de la posguerra hacen bajar la calidad de las viviendas (que no se recuperaría en muchos casos) y aparecer la prefabricación. El Jrushchovka (palabra derivada de Nikita Jrushchov, primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de la Unión Soviética del 1953 al 1964) o monoblock comparte éxito con el commieblock, éste, a diferencia del primero, creciendo en altura. Los monoblocks, gracias a no elevarse más allá de las cuatro plantas, hacían “prescindible” el ascensor. Ambas tipologías, y teniendo en cuenta el gran sacrificio que suponía la primitiva tecnología de prefabricación en materia de confort, provocó un exponencial crecimiento del número de apartamentos. Sólo en Moscú se entregan entre 1958 y 1971 un total de 1.800.000 nuevas viviendas. Nuevos modelos de organización residencial socialista nacen al unísono, como el microdistrito, ejemplificado (más bien disecado) en la fantasmal Prípiat, principal víctima del desastre de Chernobyl.Prípiat
La calidad constructiva deficiente es protagonista de episodios trágicos, como el de Ronan Point, 22 alturas que se vinieron abajo como un castillo de naipes a causa de una explosión de gas, ocurrida en el este de Londres en 1968. Datos sobre hechos de similares características en territorio soviético no existen, por razones obvias. En cualquier caso la calidad de los elementos prefabricados fue mejorando, como apunta Sergio Fernández “El progresivo perfeccionamiento de las técnicas de prefabricación, aplicadas a construcciones elevadas sobre grandes polígonos, representó ya a finales de los años sesenta una fuente de ahorro que permitirá incrementar el gasto en la obtención de una mayor calidad y variedad. Así, atendiendo a la polémica suscitada por la indiferenciación y la falta de confort de los bloques por módulos, finalmente llegan algunas soluciones estéticas. Se consigue diversificar los tipos edificatorios y sus combinaciones sobre el plano; se emplean colores, murales decorativos para suavizar las medianeras y, a fin de dar identidad a los barrios, se juega con las particularidades regionales y las tradiciones históricas”
Ronan Point en Londres
Pero más allá del resultado práctico de las soluciones, resulta fascinante la idea, el esfuerzo intelectual por dotar de un sentido estrictamente socialista a la planificación urbanística, cómo traducir a las tres dimensiones de un habitáculo toda la corriente del movimiento moderno, con sus pelos y señales. Los profundos esfuerzos (si bien nunca del todo satisfactorios) de crear la ciudad de perfecto calado igualitario.