La zanahoria es una planta conocida en todo el mundo y con excelentes propiedades nutricionales. Muchas personas, sin embargo, ignoran que esta especie —conocida con el nombre binomial de Daucus carota— también posee usos como planta medicinal. La zanahoria es una hortaliza de color anaranjado de raíz que crece de forma favorable en campos, huertas y jardines. La planta de zanahoria suele florecer a partir del mes de mayo, aunque su fruto madura a fines de verano.
En la composición química de la zanahoria se cuentan proporciones significativas de diferentes azúcares (especialmente glucosa y sacarosa), fibra, alcaloides, esencias, vitaminas (A, B1, B2 y C, sobre todo) y betacarotenos. Actualmente se sabe que la zanahoria posee propiedades de diurético, cicatrizante, astringente, vitamínico, junto a otros beneficios adicionales. Por ejemplo, la zanahoria contribuye a mejorar la visión (especialmente por la noche), ayuda a tratar la amigdalitis en niños pequeños y posee numerosas aplicaciones en cosmética (la piel tratada con zanahoria presenta una mayor tonicidad). Al mismo tiempo, la zanahoria ayuda a darle la piel un excelente color bronceado.
Una forma bastante práctica de absorber las propiedades de la zanahoria de manera concentrada es en forma de jugo exprimido. Con uno o dos vasos al día es suficiente para obtener el completo aporte de esta hortaliza. Con la zanahoria también podemos preparar una decocción. Se debe hervir medio kilo de zanahorias en un litro de agua por media hora. Triturar y completar el puré con agua hasta completar 1 litro. Este alimento es muy bueno para combatir la diarrea (se puede utilizar como mono-comida por 2 ó 3 días). En farmacias y tiendas naturales también se pueden conseguir perlas que concentran las propiedades de la zanahoria en forma sintetizada. Cada una suele tener alrededor de 300 mg (se deben tomar 5 ó 6 perlas diarias).