La Gran Vía, denominada por sus autores como" Revista Lírico-Cómica, Fantástico-Callejera", en un alarde de imaginación en cuanto a definición se refiere, algo que me fascina, ya que los subtítulos que adornaban las partituras de nuestra zarzuela, darían casi para escribir un libro. Realmente se trata de lo que en su época se denominaban Revistas de Actualidad, siempre de corte satírico, político y tratando temas muy candentes en el momento de su creación, se compusieron cientos, pero pocas pasaron al repertorio, precisamente por lo localista de su ubicación espacio-tiempo. Actualmente La Gran Vía se considera una zarzuela, entiendo que por criterios musicales, ya que realmente necesita de cantantes líricos para interpretar correctamente sus números mas conocidos, y en mi modesta opinión es una clara precursora de las posteriores revistas musicales, de corte mas frívolo y orquestación menos clásica. La música es de inspiración vienesa, con mucho acento español, y adolece de un libro algo pasado de moda, que resulta muy lejano al público actual, dado que habla de temas de rabiosa actualidad en el Madrid de 1886, fecha de su estreno. Es un fresco del Madrid de la época con sus tipos y problemas políticos. Ópera De Madrid le ha dado un vuelco al libro lo actualiza, y describe el Madrid del Siglo XXI manteniendo intacta su música, gran acierto, que va en total consonancia con la esencia satírica de la obra, y sobre todo popular. Esta moderna Gran Vía habla de los problema de los ciudadanos de hoy en día como la original hablaba de los de su época.
La propuesta escénica, muy sencilla, tan solo un edificio que simboliza La Gran Vía, y donde transcurren todas las acciones, apoyándose en las luces dependiendo del lugar en el que se desarrollan las diferentes escenas. Susana Gómez ofrece una versión muy fresca, llena de vida y de total rompimiento con el original en cuanto al texto se refiere. Una adaptación que no tiene ni un pero, perfectamente hilada, absolutamente actual y que no chirría en lo mas mínimo. Está dirigida con gran dinamismo y se pasa en un suspiro, cada número es una sorpresa, y yo conocedor del original, estaba deseando ver como iban desarrollando cada uno de los cantables de la partitura. Especialmente bien resuelta la Mazurca de Los Marineritos, número habitualmente plúmbeo, y que aquí sorprende y divierte en igual medida. Gómez demuestra un gran conocimiento del género y ofrece una Gran Vía que tiene el espíritu con el que fue concebida, sátira descarnada, protesta política y rabiosa actualidad. Opino que este es el camino a seguir para que nuestro género lírico avance. Cualquiera de los espectadores que asistan a esta Gran Vía, reconocerán a la perfección el Madrid que nos ha tocado en suerte, con sus luces y sobre todo con sus sombras. Todo ello reflejado con gran coherencia y muchísima retranca. A fin de cuentas eso es La Gran Vía. Un diez para Susana Gómez, por su arriesgado empeño, y cuidadísima propuesta.
Vayamos ahora con Agua Azucarillos y Aguardiente. Denominado como "Pasillo Veraniego En Un Acto", otra muestra del ingenio de los autores a la hora de definir sus obras. Se trata de una sainete costumbrista al mas puro estilo madrileño de inspirado libreto de Ramos Carrión y una de las obras cumbre de Federico Chueca. Los Azucarillos son una obra netamente hecha para actores-cantantes con menos exigencias vocales para los solistas a no ser en la celebérrima pelea final entre La Pepa y La Manuela, que es una de las piezas mas célebres de Género Chico que existen. La obra es uno de los mas claros exponentes del género, tanto por su música como por su temática. Se escribió para hacer las delicias del pueblo llano, ahí estriba la grandeza de la zarzuela, sin duda uno de los mas democráticos géneros que existen, que refleja y apasiona a personas de todo tipo y condición.
El elenco igual de cuidado que en La Gran Vía. Joana Thomé da vida a Garibaldi, todo un lujo dado las características vocales de Thomé arriba señaladas. Ofrece gran musicalidad, y las da todas, en un papelito un tanto traidor en lo musical, que requiere de mucha atención para el interprete, yo le he cantado bastante, y como no se esté muy al quite, se pasan las entradas sin que uno se entere. Jose Antonio Carril da vida a Don Aquilino, casero de las desventuradas protagonistas de la historia y usurero en su tiempo libre, está correcto y dota del cinismo necesario a este personaje, bastante desagradecido y que Carril aprovecha al máximo. Marta Moreno da vida a Doña Simona, madre de la cursi Atanasia, empeñada en que la llamen Asia. Moreno dota de gran carácter a esta mujer de armas tomar, resultando muy cómica, y contundente en sus frases, Moreno hace gala de sus ya comentados en otra crítica sonoros mutis, lapidarios y graciosísimos, pero nunca facilones. Marta Moreno es una grande del género, y en este programa doble lo demuestra con su proverbial solvencia. Conoce su oficio como pocas, se deja dirigir y entra en el código perfectamente dependiendo de la propuesta que el director sirva. A fin de cuentas esa ductilidad, es la que hace interesante a un artista, algo que Marta tiene a raudales.César Narbona da vida a Serafín el novio de Atanasia, Narbona posee una bonita voz de tenor con tintes baritonales, que ofreció un Cuarteto espléndido en lo vocal y una cuidada composición actoral, alejada del estereotipo habitual de un cursi medio idiota. Este Serafinito es un pollo-pera de la época, mas pillo que tonto y con un poquito de mala leche. Cumple con creces en su cometido. Ruth Gonzalez da vida a Atanasia, cursi redomada, un poco calenturienta y con mucha gracia. Su físico la hace perfecta para este papel. Está realmente deliciosa, no se nos olvide que abre telón, con un monólogo en el que el personaje está muy vendido, el tratamiento de este monólogo en el que recita una de sus melífluas poesías está muy conseguido, teniendo un recorrido muy interesante, que no desvelaré pero, que tiene mucha gracia y sorprende por lo audaz del mismo. Vocalmente sobradísima para un papel de estas carcaterísticas, después de verla cantando a Gilda en Rigoletto, esto si que es un " Pasillo Veraniego" para ella, en el Cuarteto se va al sobreagudo sin el mas mínimo problema. Enrique Sánchez Ramos da vida a Vicente, amante de La Manuela. Está espléndido, una vez mas alejado del habitual prototipo de chulángano de tres al cuarto, la visión es la de un tipo algo macarra, pero nada vulgar, que trapichea en el juego y que tiene afán de conciliación, con su compinche Lorenzo, interpretado por Enrique Ruiz Del Portal, amante de La Pepa, que anteriormente tuvo amores con Vicente y que está que trina con el con la que era su amiga La Manuela y que ahora se entiende con su anterior pareja. Del Portal está soberbio, aporta gran calado a este personaje, siendo su recorrido muy interesante, su escena con Vicente es soberbia, dirigida en tono teatral, nada zarzuelero y en un ejercicio de contención encomiable. Del Portal ofrece un tipo temible pero que tiene su corazoncito, chulea a su Pepa, la quiere, pero deja bien claro quien lleva los pantalones en casa. Enrique posee un gran peso escénico, artista en continua busca, poco acomodaticio y que siempre realiza creaciones interesantes y fuera de lo habitual, busca, juega y encuentra. Su seguridad sobre el escenario es pasmosa, y su conocimiento del género abrumador, sin duda un diez para Enrique Ruiz Del Portal que ofrece una gran creación. Elvia Sánchez da vida a Manuela, de nuevo correctísima en lo vocal, y un poco mas insegura en lo actoral, teniendo en cuenta que yo vi la segunda función, se trata sin duda de una cuestión de rodaje, tres funciones mas, y la cosa estará resuelta. Para finalizar Paloma Friedhoff como Pepa " La Seria " impoluta vocalmente ofrece momentos muy interesantes, tanto en el Cuarteto como en en la pelea final. En lo actoral está correctísima, ofreciendo mucho carácter y la seriedad de la que hace gala su personaje.Mención aparte merecen el Coro De Niñeras y el Coro de Barquilleros, cantados de forma impresionante por los componentes de la compañía. Es un lujazo tener esas voces para ejecutar dos de los coros mas bonitos de Género Chico que existen. Los dos coros están muy bien resueltos escénicamente y son una auténtica delicia para el oído.
La propuesta escénica, se rige por unos parámetros mas clásicos en su acabado formal, perfectamente justificado, en una atinada escena, que se desarrolla durante la ejecución del Preludio, donde los actores se visten cara al público para remarcar el cambio de época, al que se va a asistir. Estos azucarillos están ambientados entre los Años Cuarenta y Cincuenta, época en la que los tipos madrileños no eran los mismos que en 1897, Susana Gómez, cuida en extremo este detalle, realizando una labor de dirección mas encaminada al naturalismo que al sainete, algo que funciona a la perfección, ya que ver a unos señores ataviados con ropas del S. XX y hablando como personajes del S. XIX hubiese chirriado bastante. Encontré la propuesta muy acertada, dirigida de forma muy meticulosa, y con una linea muy clara. Susana Gómez, vuelve a demostrar, como en La Gran Vía, su conocimiento del género, y el recorrido necesario para que nuestra zarzuela evolucione.
Hablaré ahora de la orquesta y dirección musical. La orquesta mas reducida que en las otras producciones, sigue siendo estupenda, con un sonido compacto y muy homogéneo. No se necesita mas que la que se tiene, las da todas y cumple a la perfección. Mariano Rivas ofreció una cuidada versión en la parte vocal, muy matizada, y anduvo un poco desafortunado en los tiempos, sobre todo en los Azucarillos, para mi gusto llevados con demasiada lentitud en la totalidad de sus números, algo que le resta un poco de chispa a la por otra parte burbujeante partitura de Chueca. Rivas estuvo mas fino en La Gran Vía, matizando mucho mas los tiempos y dándole un aire mas adecuado a cada número. Sin duda se trata de una lectura muy personal de Mariano Rivas, que puede gustar o no, ya se sabe que ante gustos, no hay nada escrito. Pero si es cierto que se nota que ha trabajado la partitura, otra cosa es la visión que cada director ofrezca de ella.
En resumen, una propuesta mas que recomendable, tanto por su impecable acabado formal, como por lo novedoso de su planteamiento. Este programa doble es un mas que digno ejemplo de la zarzuela del Siglo XXI, hacia este punto se debe dirigir el género para que perdure, se mantenga vivo, y no pase a ser una pieza de museo. ¿ Renovar ? por supuesto, pero con criterio, algo que en esta producción es mas que evidente. Cuando las cosas se hacen bien, no hay discusión. Con estos dos títulos Ópera De Madrid, se despide, snif, snif, espero que esto solo sea el principio de esta interesante andadura que pienso que ha enriquecido enormemente la oferta cultural de Madrid. Están todo el mes junio. Avisados estáis, y como siempre.... Viva La Zarzuela!!!!!!
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