En el taller de Picasso: 16 de Junio de 1940 De pie, de izquierda a derecha: J. Lacan, Cécile Eluard, P. Reverdy, Louise Leiris, Picasso, Zanie de Campan, Valentine Hugo, Simone de Beauvoir, Brassaï.
“Sentada ella sola en el café, jugando a una especie de ruleta rusa. Tras quitarse los guantes negros, Dora colocó la mano izquierda sobre la mesa y comenzó a clavar una navaja entre los dedos extendidos. De vez en cuando le fallaba la puntería, se pinchaba un dedo y empezaba a sangrar en abundancia.” John Richardson
“Jacques Lacan conoce a Pablo Ruiz Picasso a mediados de los años 30 en París. El malagueño ya era toda una celebridad. El francés iba en camino de serlo.
Joven psiquiatra, bajo influencia de Gaetian de Clerembault, Henri Claude y Henri Ey, había hecho una brillante carrera en el Hospital Saint-Anne (y otros centros sanitarios) de la capital francesa hasta encontrar un caso clínico que como anillo al dedo calzó a la perfección en sus teorías sobre la paranoia, estudiadas sobre el terreno, en los clásicos y en los escritos técnicos de Freud, que conocía casi a la perfección, tanto como la filosofía de Spinoza.
La presentación de su tesis de grado, “De la psicosis paranoica en sus relaciones con la personalidad”, en 1932, es simultánea con el comienzo de su análisis didáctico con Rudolph Loewenstein, que duró seis años, agitados por la presencia de sus nuevos amigos, surrealistas, freaks, marginales al establishment de la psiquiatría dinámica a la que Lacan adhería y que gradualmente iba abandonando a causa de su estudio del corpus freudiano, y también de su vida sentimental…..…………………………………………………………………..
La tesis de Lacan no tuvo ningún eco en el ambiente académico, ni una sola reseña. Sigmund Freud mismo recibió una copia que la leyenda dice que jamás leyó y que despachó en enero de 1933 a París de manera escueta: “Gracias por el envío de su tesis”.
El eco que no tuvo en ese ambiente, sin embargo, fue opuesto al alborozo de los círculos literarios, especialmente del surrealista, y de Salvador Dalí, que veía cómo su método paranoico-crítico era retomado por otros discursos. En pocas palabras, Lacan impugnaba una causa única, orgánica, para la psicosis: reivindicaba determinaciones múltiples.
La locura corresponde a una existencia, a una historia personal que afectada, provoca una deformación del yo. Es decir, existe un antes y un después del desencadenamiento, y una cura o atenuación del delirio no sería imposible… …………..…………………………….…………………………….
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Dora consigue desplazar a Marie-Thérese por un tiempo de la atención de Picasso. Pasan inolvidables veranos en Antibes junto a Man Ray, Ady, Eluard, Nush, Lee Miller, Rolland Penrose, Breton y Jacqueline Lamba, desnudos, en hamacas, de cara al sol, entre tragos y pipas de opio.
Pero un verano es un verano, o dos. En 1943, el pintor conoce a Françoise Gilot y esta vez sí, Dora es abandonada. El colapso nervioso casi la destruye sino es por la pronta presencia de Lacan que la interna un par de semanas en Saint-Anne, evitando los electroshocks, y pasándola a análisis de inmediato.
“Después de Picasso, sólo dios”, decía la fotógrafa aplastada por el peso de la fama y el prestigio del andaluz. Dora Maar, en rigor, Henriette Theodora Markovich, entró en una fase mística y se encerró en su apartamento, donde murió en 1997, veinticinco años después que Picasso.
Escribe Richardson:
“En cuanto a la manía mística que le entró a Dora después de su separación, Picasso nos dijo que siempre había tenido una vena mística y oculta (…) La fanática recuperación del catolicismo como consecuencia de su crisis de 1947 había sido la salvación para Dora. Jacques Lacan se hizo cargo de su caso a instancias de Picasso, y al parecer utilizó ese fanatismo a modo de puente para retornar a la cordura. A efectos prácticos, Dora estaba ya completamente curada”.
Sobre la locura, la cordura y la cura habrá diversas interpretaciones, pero pocas podrán sobreponerse a la eficacia terapéutica –este es un caso– de un psicoanálisis que no cede ante una proposición que quizá se identifica rápidamente como un capricho cuando no es más que otra manera de armarse para un duelo y recuperar la potencia del deseo, cualquiera sea. El de Lacan, Picasso o Dora Maar.-”
Pablo E. Chacón
http://www.revistaenie.clarin.com/ideas/Cuando-Lacan-conocio-a-Picasso_0_685731671.html
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Este estupendo artículo, hace referencia a la especial relación que unió a Lacan con Picasso y Dora Maar. Lacan aceptó que el síntoma de Dora hablara a través de una secuencia que ordenaba su demanda de amor y eso solo podía hacerse desde el psicoanálisis.-
A partir de su innegable valor como fotógrafa fuí descubriendo en Dora los detalles de una vida larga y obsesiva.
Algunos datos:
- Dora Maar (Henriette Theodora Markovitch) vive una infancia claustrofóbica como única hija de un matrimonio desavenido en un país y una cultura que no le pertenece (Argentina). Aprende acerca de la ambivalencia que puede teñir una relación de pareja viendo a su madre callar su rencor ante el autoritarismo de su padre.
- Desarrolla desde muy joven una tendencia hacia lo místico (que no religioso) y lo esotérico, alimentada posteriormente por sus escarceos con los surrealistas y su relación con Georges Bataille, quién habla de los prostíbulos como autenticas “iglesias” y la introduce en el erotismo sado masoquista.
- Su vida con Picasso está marcada por experiencias límites: coprofagia, borramiento de la identidad, obsesión y poder.
- Gracias a Cartier Bresson y Brassai comienza una brillante carrera como fotógrafa que abandonará apenas conozca a Picasso. Picasso se erige en su “dios” , terrible sustituto paterno.
- Incapaz de superar la ruptura con el pintor es ingresada luego de proclamarse “reina del Tibet” y de varios episodios de paranoia y luego es tratada por Lacan para encauzar un delirio místico .
- Finalmente, encuentra en la religiosidad una forma de delirio sistematizado que
Dora no pudo resolver nunca su relación con Picasso, nunca pudo recuperar todo lo que había depositado en él: su capacidad de disfrutar a través de la creatividad, la intención de superar sus obsesiones. Nunca pudo volver de ese viaje a la oscuridad.
Podemos acercarnos a ella encontrando similitudes entre su historia y la de Camille Claudel y su tormentosa y desgraciada relación con Rodin, indagando en la relación entre la creatividad, la imagen y la psicosis, buscando la clínica de las relaciones con los objetos primarios de amor para finalmente concluir que la relación con Picasso terminó siendo su trampa y su tumba……al decir de Alicia Dujovne Ortiz : eterna “prisionera de la mirada”
Para saber más:
-Dujovne Ortiz, Alicia: “Prisonnère du regard“.Ed Grasset.2003
- Lord. James : “Picasso & Dora. Una memoria personal”. Ed.Alba. 2007
-Caws, Mary Ann: Dora Maar : “With and without Picasso“. Ed Thames&Hudson.2000.
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