Langostinos al horno con te de ceilan y jengibre

Por Carmenrosa @MicocinaCR

Ha llegado casi sin darnos cuenta, los anuncios televisivos desde hace días inundan nuestros hogares “aconsejándonos” qué regalar, qué comprar, qué cocinar…animando a los juegos de azar y al consumo, sin dejar atrás el manido tópico de que no hay que olvidar que éstas fechas son sinónimo de fiestas y que es obligatorio estar más cerca aún de los amigos, de los compañeros y por supuesto de la familia, sin olvidar el verdadero espíritu religioso de la Navidad, donde la comida es una excusa para estar reunidos o reencontrarse con los demás.
Fechas éstas llenas de rituales que forman parte de la tradición, ritos que mantenemos, que hemos ido aprendiendo, heredando incluso y que nuestros hijos irán manteniendo en el futuro, probablemente con nuevos cambios que la sociedad se encarga de ir introduciendo.
A pesar de que la crisis está haciendo estragos en los hogares y que la Navidad se puede presentar muy cuesta arriba, la sociedad invita a que se consuma en éstas fechas aún más; las ciudades se engalanan de luz, se adornan sus calles y los escaparates de los comercios desempolvan los adornos navideños, las calles lucen sus mejores galas; pero entre tanta belleza, tanta opulencia y apariencia, tanto derroche……existe la pobreza, que si observamos con detenimiento, se pueden ver más intensamente gracias a la luz de la Navidad.
Y aunque a veces no se quiera caer en convencionalismos, es casi inevitable hacerlo; aunque se intente celebrar cenas y comidas lejos de festines y derroches, no podemos escapar de contar en nuestras mesas de aquellos “alimentos” que se supone casi obligatorio y que no pueden faltar en estos días.
La Navidad implica “desembolsos” económicos, sobre todo en comida, se busca que las mesas festivas cuenten con platos sofisticados, sorprendentes, creados con ingredientes y recetas poco usuales el resto del año y que generalmente son de precios desorbitados o demasiado altos para la economía familiar.
Mi cocina, apuesta una vez más por los ingredientes y las recetas habituales, sin complicaciones, asequibles, los alimentos de temporada y de la zona….aunque dejando si es posible dejar volar la imaginación.
En ésta ocasión, les propongo unos langostinos (que se pueden encontrar en cualquier gran superficie a un módico precio, congelados) y que puede resultar un plato exótico y sugerente para cualquier día del año.
La idea de éste plato, está basada en una receta del famoso cocinero “Chicote”…que la presenta como menú navideño, pero hecho con Carabineros; yo lo he cambiado por langostinos….y no por ello ha quedado menos exquisito.
¿Se atreven a probarlo, aunque aún no sea Navidad?


Ingredientes:
Langostinos (la cantidad que deseen..), sal (he usado sal rosa del Himalaya), una cucharada de te de Ceylan (te negro), dos cucharadas soperas de salsa de soja, dos cucharadas soperas de aceite de oliva virgen extra (malagueño a ser posible, en ésta ocasión he usado de Ardales), una cucharada pequeña de jengibre en polvo, cuatro cucharada soperas de agua, cuatro cucharadas sopera de vino blanco.
Los pasos a seguir:
Partir los langostinos por la mitad, sacándoles la tripa. Mezclar el té, la sal y el jengibre.Colocar los langostinos en una bandeja especial para hornear y sazonarlos con la mezcla (te, jengibre y sal).Añadir el aceite, la soja, el vino y el agua.Meter la bandeja en el horno previamente calentado a 180º C. dejándolo unos diez minutos aproximadamente.Emplatar los langostinos echándole la salsita por encima.Lo realmente sorprendente de éste plato, además del sabor oriental que aportan algunos de los ingredientes, es el caldo.   Una “sopa” estupenda, que hará la delicia de los comensales, por lo que aconsejo la acompañen de una buena hogaza de pan……
Navidad significa nacimiento... deseando que otro año más vuelvan a nacer las ilusiones y esperanzas!!!