Fue en aquellos años, cuando descubrí éste ingrediente que ya usaban los griegos los griegos por ejemplo para aromatizar el pan hace más de 4.000 años antes de nuestra Era. Es una planta originaria del Este de Asia, donde ha sido usada durante milenios, sobre todo la cultura china, como la hindú no sólo para aderezar las comidas, sino también como medicina; tanto los griegos, como los romanos también la utilizaron con éste mismo propósito, llegando su fama medicinal a Europa.
Muy utilizado en la gastronomía de India, Japón, China, Indonesia…llegando incluso hoy en día a ser un producto básico igualmente en la cocina caribeña.Su nombre, proviene del sánscrito “sinabera”, que viene a significar: “formado como un cuerno”.
El jengibre aunque lo parezca por su aspecto y por su forma (recuerda una mano con dedos rugosos e irregulares), no es una raíz; es un rizoma o tallo subterráneo.
Su piel, envuelve una pulpa jugosa que cuando se ralla tiene un olor fuerte, muy aromático y refrescante que recuerda al limón. Su sabor muy característico es agrio y con un toque picante, por lo que hay que utilizarlo con cuidado, por lo que aconsejo ir probando hasta lograr el sabor deseado.
A medida que se va cocinando va perdiendo un poco de su sabor picante, pero nunca su aroma.
Fue en el año 1983, cuando probé en Tokyo por primera vez una bebida gaseosa, que con el tiempo supe que era el jengibre su base: “Ginger Ale”; que al igual que ciertas cervezas orientales emplean el aceite de esencia de jengibre para su fabricación.
Hoy en día, gracias al mayor conocimiento y difusión de productos internacionales es un ingrediente básico en nuestras cocinas, ya sea fresco o en polvo….. y que no suele faltar en Mi cocina.
En ésta ocasión con jengibre fresco, he preparado ésta receta con sabores de China, pero hecha en vez de en wok o en sartén, en el horno…..¿se animan a probarlo?
¿Como lo hice?
Para una persona:
Seis langostinos, media cebolla blanca dulce mediana (incluida la parte verde), una zanahoria pequeña, un trozo de jengibre fresco, una cucharada sopera de salsa de soja, una cucharada soperas de miel, otra de vino blanco (usé un fino Montilla-Moriles), una cucharada de aceite de oliva y sal.
Los pasos a seguir:
Precalentar el horno a 180º C.
Cortar la cebolla en juliana (trozos alargados).Pelar el jengibre y rallarlo (cortando con un cuchillo afilado en trozos finos y alargados).Pelar la zanahoria e igualmente cortar en trozos alargados, al igual que la cebolla y el jengibre.Quitar las cabezas y la piel a los langostinos, dejándoles la piel de la cola.
Con un cuchillo, hacer un corte a lo largo del langostino, en la parte posterior del cuerpo. Y desechar el cordón oscuro que aparecerá.
Cortar papel de aluminio (si es fino, como ocurre con algunas marcas blancas, doblarlo por la mitad), lo suficientemente grande como para posteriormente, poniendo los ingredientes en el centro poder cerrarlo de forma que quede hermético.
Colocar en el centro del papel los langostinos, añadiendo el jengibre, la cebolla, zanahoria, levantar los bordes del papel procurando que éstos queden altos a fin de añadir los liquidos y que éstos no se desparramen.
Agregar la miel, la soja, el vino, el aceite y salar al gusto, cuidando de no echar demasiado teniendo en cuenta que la soja aporta sabor salado….
Doblar el papel de aluminio de forma que quede totalmente cerrado.
Meterlo en el horno y dejar hacer durante diez minutos aproximadamente.
Sacarlo del horno, depositarlo encima del plato donde se vaya a servir y abrirlo con sumo cuidado a fin de que no llegue a quemar el vapor que saldrá del paquete, retirar el papel de aluminio.
Servir con arroz blanco o ¿por qué no? Con un arroz frito....con los "tesoros" que deseen....
¡¡ Buen provecho !!