2010 ofrece una gran versión del Lapierre Morgon sin sulfitos. Una versión con la que Matthieu se siente muy cómodo, muy en su casa. Una versión con pulpa, con "chicha", con entidad y cuerpo pero, al mismo tiempo, sedosa y ligera. Taninos pequeños y redondos. Pasa como un suspiro y es, cómo no, uno de esos vinos que sirven como pocos para comer casi todo. 13% para tomar sobre los 15-16ºC. No hace falta decantar ahora mismo. Por decirlo en pocas palabras: único. Auténtico. Natural. Pimienta roja en el árbol. Brezo. Ligero. Madroño maduro. Cereza. Brisa. Fermentación. Frescura. Atrevimiento. Lo tomamos con unos spaghetti al dente aderezados con la salsa que véis a continuación. Un suculento "aglio, olio, peperoncino" del que, una vez impregnado de sabores el aceite, retiro todo. Entonces frío en décimas de segundo unas hojas grandes de albahaca casera, que queden "crec-crec". Apago el fuego y en ese rescoldo, sofrío muy ligeramente dados de tomate maduro (los corto a octavos). Y después dejo que se confiten un poco. Vuelvo a poner en la paella los ajos, las guindillas y la albahaca frita. En la mesa, una vez servida la pasta, se añade un poco de albahaca fresca sobre este aderezo. Ese contraste de trigo, tomate maduro, ajo, aceite, guindilla y los dos tipos de albahaca es delicioso. Y el trago del Lapierre Morgon 2010 (sin SO2!: sobre los 14€) te pone en contacto directo con el panteón grecorromano que, en verano, comerá cosas de este estilo, ¿no?
2010 ofrece una gran versión del Lapierre Morgon sin sulfitos. Una versión con la que Matthieu se siente muy cómodo, muy en su casa. Una versión con pulpa, con "chicha", con entidad y cuerpo pero, al mismo tiempo, sedosa y ligera. Taninos pequeños y redondos. Pasa como un suspiro y es, cómo no, uno de esos vinos que sirven como pocos para comer casi todo. 13% para tomar sobre los 15-16ºC. No hace falta decantar ahora mismo. Por decirlo en pocas palabras: único. Auténtico. Natural. Pimienta roja en el árbol. Brezo. Ligero. Madroño maduro. Cereza. Brisa. Fermentación. Frescura. Atrevimiento. Lo tomamos con unos spaghetti al dente aderezados con la salsa que véis a continuación. Un suculento "aglio, olio, peperoncino" del que, una vez impregnado de sabores el aceite, retiro todo. Entonces frío en décimas de segundo unas hojas grandes de albahaca casera, que queden "crec-crec". Apago el fuego y en ese rescoldo, sofrío muy ligeramente dados de tomate maduro (los corto a octavos). Y después dejo que se confiten un poco. Vuelvo a poner en la paella los ajos, las guindillas y la albahaca frita. En la mesa, una vez servida la pasta, se añade un poco de albahaca fresca sobre este aderezo. Ese contraste de trigo, tomate maduro, ajo, aceite, guindilla y los dos tipos de albahaca es delicioso. Y el trago del Lapierre Morgon 2010 (sin SO2!: sobre los 14€) te pone en contacto directo con el panteón grecorromano que, en verano, comerá cosas de este estilo, ¿no?