Con motivo de la aparición de una nueva novela
En muchos de los encuentros en colegios a los que asisto hay una pregunta recurrente: “¿cuánto tardaste en escribir esta novela?” A esa suelo saber contestar, recuerdo los dos años de alguna y los ocho meses de otra. Sé que Falsa naturaleza muerta me llevó cuatro meses, muy poco tiempo para lo que soy yo. Sin contar la primera corrección, ni la segunda, ni la tercera a la que después la he sometido. Pero la primera semilla nace siempre mucho antes y de esa casi nadie se acuerda. En este caso, y si me atengo al contenido de la carpeta naranja, fue por lo menos en el 2003. Han pasado nueve años. Vivía en otra casa, mi madre no había muerto, tenía un trabajo que creía estable… Tantas cosas diferentes, tantas cosas nuevas. Y el libro, pese a todo, gracias a todo, iba construyéndose paso a paso.
Tras corregirlo, y corregirlo, y corregirlo una vez más, mandé la novela a un premio que no ganó. Y luego pasó un año largo hasta que recibí un sí alentador y luminoso de la editorial. Hasta ese momento, inseguridades, dudas, deseos, esperas, esperas, ilusión y decepción, todo a un tiempo.
Y ahora estoy en ese punto en el que, después de nueve años de perseverancia, de paciencia, de alegría y de renuncia, ando a un paso de tener el libro entre mis manos, ese libro que observaré con extrañeza, al que no sé si reconoceré del todo, un libro que volveré a leer para emocionarme a veces y enfadarme en otros casos, y que luego colocaré en mi estantería blanca, junto a sus hermanos. Una novedad que para mí ya es una vieja conocida porque convivo con ella desde hace nueve años. Un libro que, desde el instante en el que lo tenga, dejará de ser mío para ser de sus lectores. Y ojalá sean muchos. Y ojalá lo disfruten. Yo estoy ya metida de lleno en otro proyecto… Viene de atrás, y todavía anda en pañales. Veremos si logra abrirse camino, primero en mi mesa de trabajo, luego en la del editor, y al fin en las de los demás. ¿Cuántos años pasarán esta vez?
Falsa naturaleza muerta, de Marinella Terzi, Edelvives
El día de su cumpleaños Ingrid recibe de sus padres un regalo muy especial, el diario de su bisabuela, una mujer avanzada para su época que tuvo la suerte de casarse con un pintor de éxito. Pero ¿fue una suerte? Ingrid no lo sabe a ciencia cierta porque las cosas no son nunca tan sencillas como parecen. Y menos claro lo tiene tras ver Falsa naturaleza muerta, un cuadro de su bisabuelo. El óleo, sin duda alguna, esconde un secreto, ¿podrá descubrirlo? Jacobo, cómo no, le ayudará a desvelarlo.