El doctor K. A. Mccallum, en estudios con mujeres menopáusicas y hombres en tratamiento de cáncer de la próstata, observó que al beber rápidamente una taza de té o café caliente se producían oleadas de calor, definidas como una sensación de calor que subía por la parte superior del cuerpo, acompañada por un calor generalizado, enrojecimiento del cuello y el rostro, y algunas veces con transpiración copiosa y palpitaciones.
En efecto, el mayor número de calores se producían dentro de los primeros diez minutos después de beber el té o el café y duraban un minuto y medio aproximadamente. Recomiendo leer el articulo (la cerveza aumenta el estrogeno en las mujeres con menopausia)
Un trago de whisky de 40 grados producía casi el mismo número de oleadas de calor.
Tanto las bebidas calientes como el alcohol producían muchas más oleadas de calor que el estar cerca de un calentador.