Las causas de la depresión

Por Centro Psiconet

La Real Academia Española define la depresión como un “síndrome caracterizado por una tristeza profunda y por la inhibición de las funciones psíquicas, a veces con trastornos  neurovegetativos”.

Tras muchos años creyendo que esta afección mental significaba un simple desarreglo bioquímico en el cerebro, estudios actuales con fuerte respaldo empírico han demostrado que para que una persona se deprima, debe experimentar cambios percibidos como desagradables, como la pérdida de un ser querido, problemas económicos,  familiares o cualquier otro acontecimiento que implique una privación para la persona de algo que es importante para ella. Dicha pérdida es definida por el ámbito de la Psicología como “pérdida de reforzadores”.

Cuando las personas sufrimos una experiencia negativa pasamos por un periodo de tristeza temporal,  que si no se afronta de forma eficaz puede desembocar en cambios emocionales, cognitivos y conductuales.

Estos cambios se producen por un descenso en la segregación de neurotransmisores , unas sustancias que participan en el funcionamiento del Sistema Nervioso Central, y ayudan a regular el estado emocional. Aunque estas variaciones bioquímicas en nuestro cerebro no puedan considerarse la causa de la depresión, si tienen una importancia destacada en el desarrollo del proceso, ya que su reducción afecta a la regulación de funciones cerebrales como podrían ser los ciclos de estado – vigilia o los estados de ánimo.

Origen de la depresión

La pérdida de reforzadores que mencionábamos anteriormente, conlleva un desequilibrio en la balanza de lo negativo y lo positivo. En ocasiones, nos puede parecer desmesurada la reacción de una persona deprimida respecto a una pérdida determinada, sin embargo, debemos tener en cuenta que lo que importa realmente no es la pérdida en cuestión, sino la relevancia subjetiva que tenía para la persona.

Por otra parte, la “ruptura de cadenas conductuales” es otra forma particular de pérdida de reforzadores. Esto suele venir vinculado a cambios ambientales, por ejemplo, una mudanza de casa o un cambio de trabajo puede parecer una mejora en la calidad de vida de la persona, sin embargo, la ruptura con la rutina habitual puede provocar depresión.

La depresión también puede surgir como resultado de un aumento en la cantidad o calidad de la aversión a la que la persona se ve sometida, es decir, el aumento en los eventos negativos que se perciben tiende a desequilibrar la balanza respecto a lo positivo,  contaminando y restando valor a esto último.

Por último, la pérdida de reforzadores simbólicos también presenta una causa determinante en la aparición de la depresión. Esto se da en situaciones en las que la persona vive determinadas experiencias en las que pierde la fe en los valores filosóficos o morales por los que regía su vida.

Sin embargo, si todo el mundo sufre pérdidas a lo largo de su vida, ¿por qué únicamente un 10 % de la población termina deprimiéndose clínicamente? La respuesta recibe el nombre de vulnerabilidad psicológica hacia la depresión.

Vulnerabilidad

Diversas investigaciones han determinado un conjunto de variables que predisponen a que alguien sufra depresión.

La primera de ellas es el estilo de vida. Las personas que realizan más actividades agradables en cuanto a variedad y cantidad, corren un menor riesgo de sufrir depresión que las que por el contrario, sustentan su felicidad en pocas áreas, ya que si alguna se pierde supone un mayor desequilibrio emocional. Por otro lado, la actitud vinculada a esos estilos de vida es muy diferente en ambos casos: aquellos con vidas llenas suelen ver el mundo con buenos ojos, optimismo y alegría, mientras que aquellas cuyas vidas están más vacías tienden a adoptar una postura más hostil.

El segundo factor a tener en cuenta es el estilo cognitivo, la forma de pensar de cada uno. Desde pequeños aprendemos unos esquemas por los cuales organizamos nuestra vida, pero si estas bases son erróneas se favorecerá la aparición de la depresión. Entre estas creencias destacaremos las siguientes:

  • La creencia de que uno no es lo suficientemente valioso o está por debajo de los demás. Las personas con baja autoestima están continuamente al borde de la depresión, ya que suelen centrarse más en sus errores, por pequeños que sean, que en los aciertos. Esta actitud ante la vida suele venir arrastrada desde la más tierna infancia como consecuencia a nuestro entorno social: unos padres con actitudes desmoralizantes, un colegio demasiado estricto basado en el castigo, etc.
  • La creencia en la filosofía de culpa. Esto se refiere a la creencia en la necesidad de recibir un castigo severo cuando se comete algún error, en lugar de examinarlo objetivamente y aprender de él.
  • La creencia de que el mundo debería ser un lugar maravilloso en el que vivir. Mucha gente cree que el mundo debería ser un lugar idílico, pero tarde o temprano esa concepción desaparece debido a los contratiempos del día a día que todos sufrimos en cualquier momento, haciéndoles sentir engañados y desgraciados.

Las deficiencias en el área social supondría el tercer factor desencadenante de una depresión, las cuales podrían deberse a déficits de habilidades sociales. Estas habilidades representan el conjunto de conductas necesarias para relacionarnos de forma eficaz con los demás, y se aprenden a lo largo de nuestra educación. Si este aprendizaje es incorrecto puede desembocar en una serie de problemas psicológicos, como podría ser la depresión. Por otra parte, este factor no solo abarca las incapacidades del sujeto, sino también la ausencia de un soporte social adecuado que no haga sentir arropada a la persona en momentos difíciles.

Como último factor mencionaremos la capacidad para resolver problemas. Normalmente, ante un cambio negativo en nuestra vida, las personas somos capaces de evaluar lo que sucede,  escoger la mejor opción ante las circunstancias  y adaptarnos a la nueva situación. Sin embargo, hay individuos que no saben llevar a cabo el procedimiento específico, lo cual ocasiona problemas psicológicos que podrían dar lugar a una depresión.

Todo esto no implica que si alguien sufra uno o varios factores vaya a padecer depresión, sino que, a raíz de una pérdida de reforzadores, las posibilidades de sufrirla se incrementan. En este post te damos las claves para ayudarte a superar la depresión de manera gradual.