Se la quitamos de casi todo el contorno del embozo cuando vimos que se había desgarrado por algunos puntos, lo que no impidió que continuáramos utilizando la sábana tal cual.
Hasta que, pasados unos meses, comenzó a rasgarse la tela por otra zona... Tuvimos entonces que admitir que el fin de este juego de cama había llegado...,
..., pero no del resto de sus componentes, que todavía tenían que dar mucho juego. Tirando suavemente con la mano, conseguimos desprender la tira bordada que sí estaba intacta.
Con la tijera, cortamos el último trozo aprovechable.
¡Y fijaos qué producción de bordados y puntillas hemos conseguido!
Nos han servido para adornar el armario de la ropa blanca.
Aunque la falta de luz natural hace que la foto desmerezca un poco, sí que os podéis hacer una idea de lo coqueto que ha quedado.
Y con el resto de la tela hemos sacado un buen número de paños para la limpieza de nuestros hogares, sobre todo de cristales, espejos, mamparas de ducha...
Estas Navidades hemos dado buena cuenta de alguno de ellos a la hora de secar la cristalería que hemos puesto en la mesa de Nochebuena y Año Nuevo. Pues no hay nada como estas telas, cien veces usadas y lavadas, para limpiar a la perfección sin empañar ni dejar ningún residuo, mientras dan lustre al cristal.
Reciclar, recuperar y reutilizar... ¿Alguien da más?