Seguro que más de uno piensa igual que nosotras... Qué agradable es reunirse en familia, pero qué tostón tener que preparar esa cena de Noche Buena o la comida de Navidad... Y más si sois como estas dos que escriben, que odian la cocina sobre todas las cosas. Nos angustia, dada nuestra escasa maestría en las labores culinarias, el pensar qué hacer para contentar a los comensales.... En estas fechas tan señaladas donde el plato base es el pavo (frase emblemática ésta de nuestro querido amigo Jaime), hay quien se decanta por el besugo. Por cierto, hace tiempo que no vemos un besugo por estos lares... De mar, se entiende, porque besugos hay muchos en nuestra especie. Qué insulto tan bonito y en desuso, oiga. Ahora imperan otros de mucho peor gusto, sentido éste muy a propósito del tema de hoy. ¡Uy, uy, uy, cómo divagamos! A lo que vamos, que como el cocinar no es lo nuestro, nos hemos decantado por decorar con libros de recetas, como los que nos hemos encontrado en casa de la madre de una de nosotras, tan vintage ellos... ¡Qué bien decoran! Y eso sí que va con nosotras...
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