Las consecuencias que aún perduran del desastre de Chernóbil

Publicado el 27 abril 2023 por Miguel Angel Verde Valadez @arcangel_hjc
En 1986 una explosión en la central nuclear de Chernóbil propagó una nube radioactiva en gran parte de lo que fue la Unión Soviética y que ahora son los territorios de Belarús, Ucrania y la Federación de Rusia. Casi 8.4 millones de personas en los tres países fueron expuestas a la radiación.
El gobierno soviético reconoció la necesidad de la ayuda internacional sólo en 1990. Ese mismo año la Asamblea General adoptó la Resolución 45/190, llamando a "la cooperación internacional para abordar y mitigar las consecuencias de la planta nuclear de Chernóbil". Ese fue el comienzo de la participación de las Naciones Unidas en la recuperación de Chernóbil. El grupo de trabajo interinstitucional fue creado para coordinar la cooperación de Chernóbil. En 1991, la ONU creó el Fondo Fiduciario para Chernóbil, en la actualidad bajo la dirección de la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA). Desde 1986, el sistema de las Naciones Unidas y las principales ONG han puesto en marcha más de 230 diferentes estudios y proyectos de asistencia en los ámbitos de salud, seguridad nuclear, rehabilitación, medio ambiente, obtención de alimentos limpios e información.
En 2002 las Naciones Unidas anunció un cambio en la estrategia de Chernóbil, con un nuevo enfoque en el desarrollo a largo plazo. El PNUD y sus oficinas regionales en los tres países afectados tomaron la delantera en la aplicación de la nueva estrategia. Todavía hay mucho trabajo que hacer en la región afectada. Para prestar apoyo a los programas internacionales, nacionales y públicos dirigidos al desarrollo sostenible de estos territorios, en 2009 la ONU presentó la Red Internacional de Investigación e Información sobre Chernóbil. Las consecuencias de Chernóbil seguirán en el futuro. El trabajo de la comunidad internacional no ha terminado todavía.
El 8 de diciembre de 2016, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó una resolución que designaba el 26 de abril como el Día Internacional de Recordación del Desastre de Chernóbil. En su resolución, la Asamblea General reconoció que, incluso 30 años después, "las consecuencias a largo plazo persisten y las comunidades y los territorios afectados todavía tienen demandas en relación a este problema" e invitó a "todos los Estados Miembros, los organismos competentes del sistema de las Naciones Unidas y otras organizaciones internacionales, así como a la sociedad civil, a que celebren el día".

Acontecimientos recientes

La finalización de la colocación del nuevo confinamiento seguro sobre el antiguo refugio fue un hito importante logrado en 2019, con más de 4 500 millones de euros proporcionados por más de 45 naciones donantes a través de fondos administrados por el Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo (BERD). El nuevo confinamiento seguro fue entregado al Gobierno de Ucrania el 10 de julio de 2019. El alcance del proyecto en términos de cooperación internacional es uno de los más grandes jamás vistos en el campo de la seguridad nuclear.
Dado que las agencias de las Naciones Unidas han cambiado su perspectiva de la asistencia humanitaria a la prevención, recuperación, remediación y desarrollo de la capacidad, se adoptó un enfoque integrado del desarrollo sostenible para abordar las necesidades de las regiones y comunidades afectadas. Las agencias, fondos y programas han continuado trabajando en estrecha colaboración con los gobiernos de Belarús, la Federación de Rusia y Ucrania para proporcionar asistencia para el desarrollo a las comunidades afectadas por Chernóbil.

La serieTodo se conjugó para que ocurriera lo que aconteció aquella fatídica noche. Todo estaba dado para que hubiera un accidente de la magnitud de la famosa Chernobyl, que llega a la TV de la mano de HBO para dramatizar este acontecimiento, algo novedoso al respecto.
Craig Mazin parte de esta historia para producir una miniserie de cinco capítulos, arrancando desde el hecho en sí, para después ir desarrollando las historias de los protagonistas que actuaron en la contención del desastre nuclear más grande de la historia. Mazin, productor y escritor, ha guionado varias comedias como Scary Movie 3- No hay dos sin 3 (Scary Movie 3, David Zucker, 2003), Superhéroes, la película (Superhero Movie, 2008) y ¿Qué Pasó Ayer? Parte III (The Hangover Part III, Todd Phillips, 2013). Quizás nos preguntemos cuándo la carrera de Mazin tuvo un giro tan radical como para escribir semejante miniserie como Chernobyl, porque la misma es simplemente espectacular, con una forma de dramatizar los hechos que realmente conmueve. Hay quienes la han criticado por no reflejar los hechos de manera fidedigna e interpretarlos de una manera muy occidental, sin situarse en la URSS de aquella época, con un Gorbachov que buscaba abrirse un poco hacia Occidente. Sí, lo cierto es que al principio existió un hermetismo por parte de Moscú, pero el contexto de la Guerra Fría y no darle información a su enemigo jugaron un papel crucial en esto. Sumado a que, en un principio, los líderes del Partido no podían concebir que la tecnología soviética tuviera fallos, salvo por los físicos nucleares que con solo ver tal explosión pudieron dar un parte de lo que estaba sucediendo.

Chernobyl muestra un estado estalinista, donde no se podía tener una opinión propia, sino que se debía actuar en pos de la causa del Partido Comunista. La perestroika y la glásnost propuesta por el líder de la URSS en aquellos años van en contra de ese estereotipo que Estados Unidos siempre ha expuesto en su batalla contra los comunistas y que luego desembocaría en el fin de la Guerra Fría y la consecuente caída de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas. Es momento entonces de decir que Chernobyl deja en claro la premisa que reza que un documental no es más que una visión subjetiva de un hecho de la realidad. Bueno, esta serie ni siquiera es un documental: es una ficción sobre los hechos acontecidos en Ucrania durante aquellos días ¿O acaso creyeron que Alfredo el Grande fue coronado inmediatamente luego de la muerte de su padre Ethelwulfo y su hermano Etelredo, tal como lo muestra Vikingos (Vikings, Michael Hirst, 2013) en pocos capítulos?

Jared Harris ya habia demostrado su nivel en otras oportunidades, pero su interpretación de Valeri Légasov es espectacular. Sí, perdón que lo diga así, pero es un actor que me parece magistral, especialmente luego de haberlo visto encarnar a Lane Pryce, ese enrevesado personaje de Mad Men (Matthew Weiner, 2007-2015) en una serie con un gran nivel de actuación. El rol le calza perfecto, tomando esas cosas del personaje de Mad Men que lo llevaban a ser un hombre introvertido, pero con un fuerte carácter. Stellan Skarsgard sigue en la misma línea, componiendo a otro personaje complicado, el vicepresidente del Consejo de Ministros soviético, Boris Scherbina. Es interesante el trabajo sobre este personaje, porque comienza con un carácter autoritario para ir moldeándose y rindiéndose ante la sabiduría de Légasov. Skarsgard le da un tono sobrio y pragmático, algo que cuaja perfectamente en el estereotipo clásico que tenemos de los soviéticos. Otra de las protagonistas es Emily Watson, quien se pone en la piel de Ulana Khomyuk, colega de Légasov en esta ficción. Dejar algo librado al azar o a la voluntad de alguien que no tiene ni la más mínima idea del tema es algo inaceptable en el mundo académico de los físicos nucleares, esto es algo que le juega en contra a Ulana, una mujer que nunca existió –ya hablamos de “ficción de la realidad”–, pero funciona perfecto como complemento de Légasov. Las expresiones de indignación de Watson ante los manejos de la contingencia que propone el Partido son soberbias. El resto del reparto está al mismo nivel, podemos citar a Paul Ritter, quien encarna a Anatoly Dyatlov, jefe del reactor número 4 (el que sufrió el accidente);, Sam Troughton y Robert Emms, a Akimov y Toptunov respectivamente, dos operadores que fueron cruciales aquella noche; a Jessie Buckley, que encarna a Lyudmilla Ignatenko, la esposa de uno de los bomberos que intentó mitigar el fuego sin ningún tipo de protección. Todos presentan un trabajo espléndido, todos traccionan para que Chernobyl sea una de las series más exitosas de la historia de HBO, por el momento superando en valoración a la mismísima Juego de Tronos (Game of Thrones, Benioff y Weiss, 2011-2019).

Como en todo producto de HBO, el trabajo de fotografía es algo muy cuidado y aporta muchísimo a construir una identidad de la cadena. Ya lo hemos visto en otras series y miniseries, como es el caso de Los Soprano (The Sopranos, David Chase, 1999-2007), Hermanos de Sangre (Band of Brothers, Tom Hanks, 2001) y la reciente Westworld (Nolan/Joy, 2016). Por su parte, el sonido estuvo a cargo de la chelista islandesa Hildur Guðnadóttir, quien ya ha trabajado junto a Denis Villeneuve en La Llegada (Arrival, 2016) y próximamente lo hará en la versión del Joker de Todd Phillips y Joaquin Phoenix. Así como su colega Ihre, en fotografìa, Guðnadóttir le imprime un estilo único al crear suspenso tras la explosión del reactor y todas las decisiones que deben tomar los funcionarios soviéticos al respecto.

Producir una ficción sobre uno de los accidentes más devastadores de la historia de la humanidad, habiendo esperado un tiempo prudencial (33 años), muestra respeto por las víctimas de este evento nuclear, pero lo cierto es que Chernobyl puede contribuir a generar cierta psicosis social hacia este tipo de energía. Como sucede en la aviación comercial, esto fue desencadenado por una serie de errores que desembocaron en el desastre que todos conocemos. Sí consideramos que su lema es “¿Cuál es el precio de las mentiras?”, creo conveniente formular otra pregunta para valorarla ¿Miente esta serie sobre cómo se actuó para enfrentar este problema? ¿Esto importa? ¿O no somos conscientes de que estamos viendo un show de televisión? Siéntense, relájense y disfruten.