Las esculturas ecológicas de Sayaka Ganz

Por Antonio Serra Junior @AntonioSerraJr

La ecología y la cultura de biosostenibilidad gana adeptos a pasos agigantados. Asistimos al empleo de materiales reciclados en productos que hace décadas hubiera sido del todo impensable. Obras de arte, diseños y complementos creados con materiales de desecho son el punto de mira de los mejores interioristas y los amantes del lujo actual.

Ya no es suficiente diseñar y crear, ahora es necesario hacerlo cuidando del medioambiente. El plástico, que se obtiene de derivados del petróleo, es un gran tóxico para nuestro planeta: contamina nuestros mares y ríos provocando la enfermedad y muerte de millones de aves y animales acuáticos (tortugas, cetáceos, etc.), siendo el agua el principal vertedero de los plásticos que utilizamos. 

Para reciclar plástico se emplea solo la décima cantidad de energía que para fabricar un nuevo plástico: con ello, ahorramos energía y materias primas nuevas, a la vez que protegemos la vida de nuestros mares y ríos.

Todo esto lo conoce muy bien la escultora nipona Sayaka Ganz: sus esculturas son creadas con materiales reciclados (en su taller, acumula decenas de contenedores de plásticos diversos, chatarra metálica, etc.) que constituyen la materia prima de sus creaciones. Obras en las que predomina el movimiento, la vida, la fuerza y la regeneración.


Caballos creados por Sayaka Ganz


Sayaka Ganz emplea lo destinado a destruir el medioambiente en crear magníficas piezas escultóricas. Aves, peces, caballos, perros cobran vida en su taller mostrándonos el interior de su anatomía reciclada. Frente a la destrucción, construcción. Frente a lo que “ya nadie quiere”, una obra de arte que todos desearíamos poseer. 

La artista japonesa rescata del olvido miles de utensilios de plástico cotidianos: los junta, organiza, compone y dota de alma a cada una de sus piezas: animales que eclosionan henchidos de vida como los excelentes caballos que les muestro en la foto superior. 


Perro creado con chatarra por Sayaka Ganz, en Isetan Shinjuku.  Fotografía de Eriko Hayashi

En la foto, una de sus esculturas en el escaparate de los almacenes Isetan Shinjuku de Tokio. Si para nosotros el perro es el mejor amigo del hombre, también Sayaka se está convirtiendo en  la mejor embajadora de la ecología a través del arte. El perro expuesto en el escaparate, además de denotar el buen gusto artístico de la marca Isetan, sirve para concienciar a la sociedad de la importancia de la cultura ecologista.

Hay mucho escrito sobre el papel civilizador del arte, y yo deseo hablar sobre el papel concienciador del arte. 

El arte no es arte si no logra transcender, y para ello, debe aportar algo nuevo a la sociedad en la que surge. Sayaka Ganz es una creadora genuina respetuosa con la vida y el planeta: sus esculturas nacen de su propia necesidad de mantener vivo lo inerte, de recuperar lo desechado y darle una nueva forma. Donde había basura ella crea belleza. Donde nada había, crea vida. Donde dominaba el caos nos devuelve armonía. Donde reinaba la indiferencia surge la admiración. 

El arte debe ser hijo de su tiempo y mostrar los valores actuales siendo capaz de suscitar emociones y sentimientos atemporales. Esto está presente en la obra de Sayaka Ganz: les recomiendo no perder de vista a esta extraordinaria artista.

Para aquellos que deseen tener la reproducción de una obra suya, la artista pone a su disposición fotos firmadas con sus obras, así como diferentes complementos y accesorios en su tienda online realizados con materiales orgánicos e impresos con sus esculturas.