Las figuras retóricas o literarias más importantes (II)

Publicado el 17 diciembre 2013 por Imosver

La semana pasada os explicábamos aquí qué son las figuras literarias o retóricas, y las primeras diez de las más importantes y más utilizadas. Vayamos hoy con las diez siguientes.

- Diástole.  Consiste en adelantar la posición de la sílaba tónica de una palabra, para así facilitar algunas rimas que, de otra forma, no se producirían.

- Diéresis o dialefa. Permite deshacer un diptongo dentro de un verso para así obtener dos sílabas métricas en lugar de una.

- Elipse. Consiste en omitir voluntariamente alguno de los elementos necesarios de la oración, como por ejemplo el verbo o el sujeto.

- Enumeración. Se da cuando tiene lugar una acumulación de palabras dentro de la misma oración, con el objetivo de redundar sobre una cosa y darle énfasis.

- Epanadiplosis. Se produce cuando una frase empieza y termina con la misma palabra. Por ejemplo, el famoso verso de Federico García Lorca, “Verde que te quiero verde…”.

- Epíteto. Consiste en la utilización de adjetivos que no aportan nada relevante al nombre que acompañan. Por ejemplo, blanca nieve, rojo fuego…

- Eufemismo. Tiene lugar cuando se intenta disimular un término vulgar, coloquial o desagradable a través de su sustitución por otro con el mismo significado y una connotación menos negativa. Es el que se daría al decir una mujer de color en lugar de una mujer negra.

- Exclamación retórica. Es una transmisión intensa de sentimientos de manera exclamativa y que no espera respuesta alguna por parte de la persona, ser u objeto a la que va dirigida.

- Hipérbaton. Se produce cuando alteramos el orden lógico de los diferentes elementos que componen una oración, desordenándolos, para adquirir un toque poético más místico. Lo vemos por ejemplo en el verso de Garcilaso de la Vega, “De verdes sauces hay una espesura”, en lugar de decir Hay una espesura de sauces verdes.

- Hibérbole. Consiste en una exageración, a veces excesiva, de la realidad que se quiere representar, con la finalidad de conseguir una mayor expresividad. La vemos por ejemplo en la oración Llueve a cántaros.