Lucrezia, la bellísima esposa del político florentino Bartolomeo Panciatichi, ha llegado hasta nosotros en un retrato ausente de fondo, en el que parece que Bronzino, el artista renacentista que lo pintara, sólo quisiera fijar nuestra mirada en la aristócrata florentina.
Y no es para menos… En su estilizado y elegante cuello blanco descansa un precioso collar de perlas, con un broche colgando y una larga cadena de oro con una pequeñísima placa de oro con esta inscripción grabada: “Sin fin amour Duré” en alusión al amor y la fidelidad.
Y en su mano izquierda esta dama renacentista luce un pequeño anillo de oro y rubíes que bien podría haber sido su sortija de pedida, y que es la pieza protagonista de nuestra colección de Joyas Históricas de hoy.
El suntuoso vestido de satén rosa y pesado terciopelo rojo, enmarca su belleza fría y serena. Bronzino realiza un sorprendente juego de luces y sombras con la tela a lo largo de toda su figura.
Lucrezia sujeta con la mano derecha un pequeño libro de oraciones apoyado en su rodilla. Parece que estuviera esperando el preciso instante en que Bronzino la dijera que ya había terminado de pintarla, para continuar leyendo con total naturalidad.
Esposa del humanista y político Bartolomeo Panciatichi desde 1528, Lucrecia Panciatichi fue inmortalizada junto a su esposo por el artista florentino Angelo di Cosimo, il Bronzino, (1503-1572), que siempre trabajó a la sombra de Miguel Ángel. En aquella época el arte de la ciudad de Florencia estaba dominada por dos grandes nombres: el de los Medici y el de Miguel Ángel.
Bartolomeo Panciatichi era hijo natural de Bartolomé el Viejo y perteneciente a una familia muy influyente de comerciantes de Pistoia. Propietarios de una gran empresa comercial en la ciudad francesa de Lyon, que en ese momento era un centro cultural y comercial debido a la estratégica situación de la que disfrutaba, al estar entre Francia, Italia, Suiza y Alemania.
Bartolomeo prefirió seguir la carrera política y humanística, abandonando el negocio familiar que dejó en manos de algunos familiares cercanos a muy temprana edad. En Lyon conocería a Lucrezia y a los pocos años toda la familia se trasladaría a Florencia. Allí llegaría a ocupar importantes cargos políticos y se convertiría en uno de los personajes más influyentes de su época.
Y su esposa, una dama que en este retrato descansa solemne, recatada, elegante, fiel y serena representa en su conjunto a las mujeres de la alta sociedad del Renacimiento.
Giorgio Vasari se refirió a esta obra con estas palabras: “… los retratos de él y su esposa, tan naturales que parecen realmente vivos, y no extraña sino el espíritu”
Los dos retratos del Bronzino pueden disfrutarse en la galería de los Uffizzi de Florencia.
BIBLIOGRAFIA
Imágenes: María Vintage Photography