Tener melanoma impacta más en mujeres que en hombres. Durante los 10 años siguientes al diagnóstico, a ellas les afecta especialmente en su calidad de vida relacionada con la salud. Así lo revela un estudio publicado en 'Archives of Dermatology'.
Comparadas con ellos, "las pacientes empiezan a elegir destinos para sus vacaciones menos soleados y se muestran más preocupadas por los efectos de la luz solar en su piel, la de sus parejas y sus hijos", exponen los autores en su artículo. Además, ellas utilizan con más frecuencia los filtros solares y tienden a buscar la sombra para evitar en la medida de lo posible la exposición al sol.
"Aunque el pronóstico es relativamente bueno para el 80% de los pacientes, no hay que olvidar que tienen mayor riesgo de desarrollar un nuevo episodio", puntualizan los investigadores, del Centro Médico de la Universidad de Erasmus (Rotterdam, Países Bajos). Como apunta Agustina Segurado, jefa de Dermatología del Hospital del Suereste de Madrid, apunta, "los pacientes diagnosticados con melanoma presentan de 10 a 25 veces más riesgo de manifestar un segundo tumor cutáneo que la población general".
Y ésta debe ser una de las razones de que, tal y como muestran anteriores trabajos, un tercio de los pacientes con este tipo de cáncer de piel sufra mayores niveles de angustia.
Haber superado esta enfermedad cambia la vida, no sólo en sus hábitos de protección, también en otros ámbitos. Por ejemplo, el 15% de los pacientes reflejó en la encuesta (462 participantes respondieron a cuestiones sobre la afectación física, psicológica y social del melanoma) que había experimentado dificultades para contratar una hipoteca.
Como explica la doctora Segurado, "tengo pacientes a los que les han subido la póliza después del melanoma y otros con historia de melanoma que han sido rechazados al pretender contratar algún seguro médico". En general, añade, "es cierto que el diagnóstico de melanoma implica una serie de cambios en las relaciones sociales, bajas laborales y repercusión económica, además de posibles alteraciones funcionales. En algunos casos, por ejemplo, cuando se diagnostica de forma tardía el tumor en una uña, es necesario amputar el dedo".
A tenor de los resultados de este estudio, teniendo en cuenta que ellas incorporan con más facilidad algunos hábitos de prevención, los responsables de la investigación sugieren que "los hombres necesitan más educación sobre las medidas de prevención trás el tratamiento".
Según la dermatóloga española, "las mujeres son más sensibles a las campañas de prevención, no sólo por el cáncer sino también por el envejecimiento de la piel que puede causar la exposición solar.
-Jóvenes con historial familiar
Al igual que los hombres no parecen ser tan conscientes como ellas, otro estudio, publicado en 'Journal Biomed Central Public Health', señala que muchos jóvenes con un familiar diagnosticado con melanoma desconocen que forman parte de un grupo de riesgo de esta enfermedad.
La profesora Sharon Manne, del centro para la prevención y el control del cáncer en Nueva Jersey (EEUU), entrevistó a 500 personas con historial familiar de esta enfermedad. Les preguntó sobre sus hábitos de exposición solar y sus medidas de protección. "Aunque la mayor parte de ellos sabía que el filtro solar les protege del cáncer de piel y del envejecimiento prematuro, muchos no sentían la necesidad de aplicarse cremas protectoras".
"Observamos mayor compromiso con las medidas de protección solar en aquellos que tenían más información sobre los filtros solares y los riesgos de la exposición, no necesariamente en aquellos con familiares afectados", reza el artículo.
A los 20 años (objetivo del estudio), "es difícil concienciarse de cualquier hábito que no esté ligado a la moda, aunque se tenga un familiar diagnosticado", corrobora la doctora Segurado. En la consulta, agrega, "cuando tratamos a un paciente con melanoma, recomendamos que vengan sus familiares, su hijos sobre todo, para examinarles, enseñarles a autoexplorarse y a cuidarse".
**Publicado en "El Mundo"