En España hay más de 22 millones de mujeres y, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), su esperanza de vida en nuestro país se sitúa en 82,9 años, una edad que se estima suba hasta los 85,1 años en 2020. Esta circunstancia, unida a los cambios socioculturales, ha provocado un cambio en la actitud de la mujer ante la menopausia, siendo ahora más protagonista que nunca de su bienestar y cada vez más participativa en las decisiones clínicas que afecten a su calidad de vida. Con motivo del Día Internacional de la Mujer, que se celebra hoy, la Asociación Española para el Estudio de la Menopausia (AEEM) ha querido incidir en la importancia de potenciar la educación médica y la atención sanitaria como garantía de la calidad de vida de las mujeres.
Con la llegada de la menopausia se dan una serie de trastornos que pueden afectar al bienestar de la mujer. Uno de los más comunes es la pérdida de masa ósea, que suele reducirse entre un 2 y un 3% cada año desde la aparición de la menopausia y hasta edades muy avanzadas, dependiendo de diversos factores como la absorción de calcio, niveles de vitamina D o la existencia de enfermedades concomitantes “Es la principal consecuencia de la osteoporosis, una enfermedad que sólo en España afecta a más de dos millones de mujeres”, comenta el doctor Rafael Sánchez Borrego, presidente de la AEEM.
La osteoporosis es una enfermedad de género, ya que afecta principalmente a las mujeres y cuya prevalencia se eleva a partir de los 50 años. “Así, alrededor del 9% de mujeres de entre los 50 y 59 años padece esta patología, mientras que este porcentaje se eleva hasta el 70% al hablar de féminas de entre 70 y 80 años”, comenta el doctor Plácido Llaneza, miembro de la Junta Directiva de la AEEM.
Como consecuencia de la pérdida de masa ósea se eleva el riesgo de fracturas. De hecho, se estima que hasta el 40% de las mujeres mayores de 50 años pueden llegar a desarrollar una fractura osteoporótica a lo largo de su vida, mientras que una de cada tres mayores de 80 años sufrirá una fractura de cadera, lo que eleva de forma considerable el índice de mortalidad, ya que el 24% de las personas que han padecido una fractura de cadera muere durante el año siguiente”, comenta el presidente de la AEEM.
La prevención debe empezar antes de quede comience el climaterio intentando mejorar la masa ósea con una buena alimentación y hábitos de vida saludables durante la infancia y la juventud. “En épocas de pérdidas aceleradas -embarazo o lactancia, por ejemplo-, debemos intentar conservar la masa ósea mejorando la alimentación, haciendo ejercicio y eliminando los hábitos tóxicos”, comenta el doctor Llaneza. A nivel de protección secundaria, muchos expertos se plantean el tratamiento de la osteopenia, que es el estadio previo a la osteoporosis y, por lo tanto, debería tratarse para evitar que ésta se llegue a desarrollar. “Algunos estudios han demostrado que el tratamiento médico resulta coste-efectivo cuando la paciente presenta a los diez años un riesgo de fractura mayor osteoporótica del 20% o de fractura de cadera del 3%”, comenta el doctor Llaneza.
-Futuro terapéutico
“Existe un gran abanico de fármacos capaces de inhibir la reabsorción ósea y de estimular la formación del hueso, aunque en cualquier caso deben ser prescritos por el médico de forma individualizada a cada mujer”, recalca el doctor Llaneza. Además de la vía oral, en la actualidad hay disponibles nuevos tratamientos como los inhibidores del RANKL, que se pueden administrar por vía subcutánea con largos intervalos entre las dosis, lo que facilita su empleo en los casos de intolerancia gástrica o mala absorción. “También se están desarrollando –añade este experto- nuevos Complejos Tisulares Selectivos Estrógenicos (Tissue Selective Estrogen Complexes, TECs, por sus siglas en inglés) que conjugan los nuevos Moduladores Selectivos de los Receptores de Estrógenos (SERMs) con una dosis baja de estrógenos conjugados y que tienen un efecto selectivo sobre los receptores de estrógenos de forma que protegen frente a la pérdida de masa ósea y frente al cáncer de mama. Además, han demostrado su eficacia frente a los sofocos y los síntomas vaginales”.
Pese a la alta efectividad de los actuales tratamientos farmacológicos, la adherencia de los pacientes continúa siendo baja. “Muchas pacientes abandonan el tratamiento por intolerancia, por los efectos secundarios o por tomar otra medicación”, reconoce el doctor Llaneza. En este sentido, las investigaciones que se están llevando a cabo en estos momentos se dirigen a encontrar no sólo nuevas dianas terapéuticas, sino también a la búsqueda de fármacos que resulten más cómodos de usar y con menos efectos secundarios.