A la hora de analizar su composición nutricional, rápidamente sale a la vista que es un alimento rico en grasas. De hecho, más del 60% de la nuez es grasa. Sin embargo, se trata de ácidos grasos sumamente saludables, ya que contiene omega 3 y omega 6 en proporciones óptimas. Esto convierte a las nueces en una gran ayuda para el sistema cardiovascular (diversos estudios lo avalan), y para conservar en buen estado las neuronas. Además, los ácidos grasos presentes en las nueces ayudan a disminuir el colesterol LDL (el conocido como “colesterol malo”).
Su contenido en vitaminas del grupo B las hace muy recomendables en momentos de fatiga física, estrés, convalecencia y como reconstituyente, siendo ideales para los estudiantes y personas que tienen un gran desgaste físico, (y mental), embarazadas y personas de la tercera edad.
En cuanto a minerales, son ricas en fósforo, potasio, magnesio, zinc, cobre y manganeso.
Un puñado de nueces al día (de seis a ocho) bastará para beneficiarse de sus propiedades. Solas, con frutas, yogur, quesos y hasta en ensaladas. Las nueces combinan bien con todo…
A pesar de que se pueden comprar peladas (si, ya sé que a veces es más cómodo), es recomendable comprarlas con su cáscara y pelarlas justo en el momento de ser consumidas.
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