Como les adelantaba en un comentario al post en el que me hago el test de la hiperactividad, en el último número de la revista Discovery DSalud, correspondiente a los meses de julio y agosto, que acaba de llegarme, publico un extenso reportaje sobre la campaña STOP DSM. Trata sobre los psiquiatras, psicólogos clínicos, médicos de familia, educadores, psicoanalistas y trabajadores sociales -entre otros profesionales- que han creado un movimiento bautizado como STOP DSM cuyo objetivo es denunciar que el Manual de diagnóstico y tratamiento de los trastornos mentales -el conocido DSM del que en el 2013 se publicará su quinta versión y que para los psiquiatras es “la biblia de los trastornos mentales”- pretende que cualquier malestar emocional o psicológico sea considerado a partir de su publicación una “enfermedad” que requiere medicación.
Josep Moya, uno de los psiquiatras impulsores de la campaña, califica el DSM de “peligroso” porque “se trata de un instrumento que tiende a convertir determinadas modalidades de malestar psíquico en supuestos trastornos mentales”. Hay que tener en cuenta que en cada nueva edición del DSM se incrementa el número de trastornos mentales. Un ejemplo es el llamado Trastorno Negativista de la Infancia que se define en términos educativos como el que corresponde a un niño que a menudo se encoleriza e incurre en pataletas, que a menudo discute con adultos, que a menudo desafía activamente a los adultos o rehúsa cumplir sus demandas, que a menudo molesta deliberadamente a otras personas, que a menudo acusa a otros de sus errores o mal comportamiento, etc. Todo lo descrito no son ‘síntomas’ sino comportamientos pero valdrá de nuevo para seguir medicalizando a la infancia, continuar drogando a los niños.
Para esta plataforma son especialmente preocupantes algunos de los “nuevos trastornos” que pretenden incluirse en el DSM-V. Entre ellos, el Síndrome de Riesgo de Psicosis, el Trastorno Mixto de Ansiedad Depresiva, el Trastorno Cognitivo Menor, el Trastorno de Atracones, el Trastorno Disfuncional del Carácter con Disforia, el Trastorno Coercitivo Parafílico, el Trastorno de Hipersexualidad y el de Adicciones conductuales. Y no se ría el lector que los impulsores de este manual van en serio (no me voy a cansar de recomendar y ne breve lo comnetaré en el blog el libro La timidez, de Christopher Lane para saber cómo se elabora el DSM). Como a usted le guste comer demasiado, haga el amor más de lo razonable, se sienta alguna vez ansioso y deprimido o simplemente manifieste algún comportamiento o emoción que no le parezca “normal” a su psiquiatra prepárese a ser diagnosticado como “enfermo mental” y a ser medicado.
Allen Frances -exjefe del Grupo de Tareas del DSM-IV- ofrece en su escrito Abriendo la Caja de Pandora: las 19 peores sugerencias del DSM-V algunas nociones sobre esas supuestas “enfermedades mentales”. Así, al Síndrome de Riesgo de Psicosis lo define como “la más preocupante de las sugerencias hechas para el DSM- V. La tasa de falsos positivos sería alarmante”. Sobre el Trastorno Mixto de Ansiedad Depresiva denuncia que habla de síntomas no específicos tan habituales entre la gente corriente que podría convertirse de inmediato en uno de los “trastornos mentales” más comunes. Del Trastorno Cognitivo Menor dice que está pensado para personas mayores de 50 años y es absurdo medicalizar las disminuciones cognitivas “que son de esperar a esas edades”; a su juicio su aprobación como “trastorno mental” daría lugar a tratamientos innecesarios y peligrosos.
En cuanto al Trastorno de Atracones comentaría que decenas de millones de personas en todo el mundo se dan atracones una vez por semana durante tres meses -que es como define el trastorno el borrador del DSM-V- y lo único que va a conseguirse si se considera eso un “trastorno mental” es estigmatizar a mucha gente y medicarla con productos “de probada ineficacia”. Por lo que se refiere al Trastorno Disfuncional del Carácter con Disforia –expresión con la que quiere considerarse mentalmente trastornado a toda persona que se expresa con exabruptos- lo que se pretende es sólo dar masivamente antipsicóticos a esas personas con los riesgos que eso implica para su salud.
Según Frances, con esta nueva definición lo que se busca en realidad es paliar el actual e injustificado número de personas a las que se les está diagnóstico de Trastorno Bipolar en la infancia “creando otro monstruo”. Asimismo asegura que el Trastorno Coercitivo Parafílico “expandiría el cúmulo de delincuentes sexuales susceptibles de castigo civil indefinido por tener un ‘trastorno mental’ que incluye casos de coerción sexual” lo que facilitaría una “alarmante tasa de falsos positivos con subsecuente castigo erróneo indefinido”. Del Trastorno de Hipersexualidad comenta que será “un regalo para los buscadores de excusas en los falsos positivos y un potencial desastre forense”. Finalmente, añadiría que las Adicciones conductuales serían incluidas en la sección de adicciones a sustancias aunque lo que se estaría medicando son elecciones de vida, erróneas o no, éticas o morales o no, mejorables o no, pero lo cierto es que cualquier persona podría ser considerada mentalmente enferma y medicada si es considerada simplemente adicta a las compras, al sexo, al trabajo, al fútbol, a la tarjeta de crédito o a los videojuegos.
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